Discurso pronunciado por Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en el 73 Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, bajo el tema 43: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. Nueva York, 1ro. de noviembre de 2018. “Año 60 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Señora Presidenta:
Deseo expresar condolencias al pueblo y a las autoridades de la ciudad de Pittsburg, del estado de Pensilvania y de los Estados Unidos, por los hechos ocurridos en la sinagoga Tree of Life, donde fallecieron 11 personas.
Reciban también nuestras condolencias el pueblo y las autoridades de Indonesia, por el desastre aéreo sucedido el pasado 29 de octubre, en el que perdieron la vida 189 personas.
Señora Presidenta;
Excelentísimos Señores Representantes Permanentes;
Señoras y Señores Delegados:
El 25 de junio de 2018, el niño Adam López Macías, de 181 días de nacido, fue intervenido quirúrgicamente para corregir un defecto congénito de inversión de las grandes arterias del corazón, un problema anatómico, mediante el que se conectan de forma indebida dichas arterias, el cual amenazaba su vida. La cirugía duró 5 horas. Su delicada condición, una posterior hipotensión —o presión baja— y bradicardia —lentitud en el pulso— obligaron a mantenerlo con su pequeño esternón abierto hasta el día 29, es decir 96 horas.
El bloqueo impide que los niños cubanos que sufren de bajo gasto cardíaco postoperatorio, es decir, de insuficiente sangre bombeada por el corazón, que es la complicación más frecuente de la cirugía cardio-pediátrica, dispongan del mejor tratamiento, como es el “Sistema Avanzado de Apoyo Ventricular Pediátrico” que producen, y protegen con patentes, las compañías estadounidenses Heart Ware International Inc. de Massachusetts y Thoratec Corporation, de Pleasanton.
¿Cómo medir el dolor del pequeño niño y el de su familia?
Adam se recuperó gracias a la profesionalidad y la consagración del personal de salud cubano y al esfuerzo de un país entero.
El 13 de diciembre de 2017, fue operada Rosa Esther Navarro Ramírez, nacida a las 37 semanas de gestación. Tenía entonces 1 año y 2 meses y padecía de un Drenaje Anómalo (Total) de Venas Pulmonares, es decir, cuando se mezcla la sangre oxigenada con la no oxigenada.
Sufre, entonces, una fibrilación ventricular —latidos rápidos y desordenados—, y se le trata, durante 27 días de profunda angustia para sus padres, por hipertensión pulmonar, es decir, cuando aumenta la presión sanguínea en las pequeñas arterias pulmonares de la niña, sin poder contar con el fármaco ideal que es el óxido nítrico inhalado, que no puede ser conseguido de manera urgente y transportado en avión, por ser inflamable y explosivo, y requiere condiciones especiales para la transportación marítima. De no existir el bloqueo, se pudiera solicitar de manera expedita a una compañía estadounidense, productora del benéfico fármaco y también del sistema con que se administra este, como es Datex Ohmeda.
Rosita fue salvada pese a la crueldad de esta política.
Una niña guantanamera, de 13 años, con un tumor maligno de columna, y un niño habanero de 5 años, con una masa tumoral entre el tallo cerebral y el cerebelo (en la fosa craneal), cuyos nombres obviamente no debo revelar, no pudieron ser tratados con el fármaco óptimo, la Temozolamida que se produce en Estados Unidos, aunque felizmente han rebasado la enfermedad.
La compañía Illumina es líder mundial en la Secuenciación de Próxima Generación (NGS) que garantiza el diagnóstico más certero del cáncer y es la base para la medicina de precisión y el tratamiento personalizado de los pacientes. Los proveedores de medicamentos personalizados generalmente exigen ese tipo de diagnóstico para suministrarlos.
En el 2017, fallecieron en Cuba 224 personas por cada 100 mil habitantes sin disponer de esos tratamientos debido al bloqueo.
En el último año, más de 30 compañías estadounidenses como Agilent, Cook Medical y Thermo Fisher Scientific rehusaron vender a la compañía Medicuba, medicamentos, insumos y equipos imprescindibles para nuestro sistema de salud o no respondieron a su reiterada solicitud.
No podría una madre en esta sala o en este planeta dejar de conmoverse ante casos como los descritos.
Son incalculables los daños humanos ocasionados por el bloqueo, que califica como acto de genocidio a tenor de los incisos B) y C) del Artículo 2 de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948. Es, incluso, una violación del Derecho Internacional Humanitario, si hubiera un conflicto. No se puede contabilizar, señora Presidenta, el sufrimiento humano.
El objetivo del bloqueo, anclado en la Guerra Fría, no ha cambiado con el transcurso del tiempo.
El infame memorando clasificado del subsecretario de Estado, Lester Mallory, de 6 de abril de 1960, guía la política del gobierno actual de los Estados Unidos hacia Cuba cuando dice: “… no existe una oposición política efectiva (…) El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno (al gobierno) es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Como excepción, nos alegra la reciente firma, bajo licencia específica, existente desde el año 2016, de una compañía mixta por parte de la Agencia Comercializadora del Centro de Inmunología Molecular cubano (cimab) y de Rosewell Park Cancer Center que permitirá la comercialización en Estados Unidos de vacunas terapéuticas de tecnología cubana contra el cáncer de cabeza, cuello y pulmón.
También, la venta a Cuba, bajo una licencia específica (del año 2017), de 81 000 dosis del anticonceptivo hormonal Mesigyna por una sucursal estadounidense de la compañía Bayer.
Por otra parte, el bloqueo es el principal impedimento al flujo de información y al más amplio acceso a Internet y las tecnologías de la información por parte de los cubanos, al dificultar y encarecer la conectividad del archipiélago, condicionar el acceso a sus plataformas y tecnologías, y utilizar el ciberespacio para actos de “cambio de régimen”.
Igualmente, dificulta los vínculos culturales, académicos, científicos, deportivos y de la sociedad civil.
En ejercicio de esta política hostil, el gobierno estadounidense, con pretextos increíbles y motivaciones políticas reales, incumple la cantidad de visas de emigrantes para cubanos pactada en los acuerdos migratorios vigentes; encarece y dificulta la reunificación familiar, los viajes temporales de cubanos a su territorio y restringe los vínculos familiares.
El bloqueo constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de las cubanas y cubanos y ha sido y es un impedimento esencial a las aspiraciones de bienestar y prosperidad de varias generaciones.
Dichas políticas afectan asimismo a los cubanos que residen en los Estados Unidos.
El bloqueo es opresivo también para los ciudadanos estadounidenses a quienes limita, injusta y arbitrariamente, la libertad de viajar a Cuba, único destino prohibido para ellos en el planeta.
Señora Presidenta:
El Gobierno de los Estados Unidos manipula y politiza vulgarmente el deseo universal de garantizar los derechos humanos a todas las personas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible en las enmiendas que usted (refiriéndose a la Embajadora de los EE. UU.) ha presentado, con el único propósito de adulterar la naturaleza y el foco de la resolución contra el bloqueo, que ha aprobado esta Asamblea 26 veces, con el objetivo de fabricar un pretexto y obtener una suerte de endoso internacional para continuar endureciendo este que la Asamblea, señora embajadora, no le va a dar.
Un desvergonzado memorando, circulado a los diplomáticos acreditados la semana pasada por el Departamento de Estado (lo muestra), que tengo en mi poder, así lo reconoce: “Las enmiendas que hemos propuesto tienen la intención de abordar la razón subyacente del embargo”.
Más adelante, con gran cinismo, señala el Departamento de Estado: “El año pasado fue hecha en la Asamblea una referencia directa a que el embargo socava los esfuerzos colectivos para implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (SDG)”. Dice el memorando: “Los escuchamos a ustedes —a los delegados— perfectamente, loud and clear, alto y claro. Las acciones de Cuba amenazan claramente estos Objetivos y, para poder implementarlos totalmente, necesitamos el apoyo de ustedes a las enmiendas”. Es una verdadera burla a esta Asamblea.
Se conoce el poco respeto de la embajadora de los Estados Unidos y del Departamento de Estado a las Naciones Unidas, al multilateralismo y a esta Asamblea, a quien llamó el año pasado un teatro político.
El memorando acabado de circular es una verdadera burla al multilateralismo, a la decencia en la política internacional y a esta magna, universal y democrática Asamblea.
Llama la atención, además, que el memorando utiliza el engañoso recurso de presentar el texto de las enmiendas como lenguaje previamente acordado, para introducir disimuladamente contenidos referidos a otro tema, por otra instancia y sobre otro país. Es otra vez la práctica de la mentira, el engaño y la amoralidad en el discurso político.
Lo que fue el documento L.7, con una sola enmienda de 8 párrafos, fue luego convertido en 8 enmiendas separadas con el único propósito de crear confusión, abusar del tiempo y producir cansancio en la Asamblea, es una artimaña, señora embajadora, deshonesta.
Si el Gobierno de Estados Unidos quiere debatir y votar iniciativas sobre derechos humanos o los Objetivos de Desarrollo Sostenible, estamos prestos a hacerlo de inmediato, en cualquier órgano, en cualquier momento y bajo cualquier tema pertinente de la agenda.
Continuaremos alentando el diálogo y la cooperación como la única forma de favorecer el progreso en el ejercicio de los derechos humanos y mantendremos nuestra activa y constructiva participación en el Consejo de Derechos Humanos, en su ejercicio de Revisión Periódica Universal y en la cooperación con todos, absolutamente todos, sus mecanismos universales.
El Gobierno de los Estados Unidos no tiene la menor autoridad moral para criticar a Cuba ni a nadie en materia de derechos humanos. Rechazamos la reiterada manipulación de estos con fines políticos y los dobles raseros que le caracterizan.
Su Gobierno es responsable de crímenes contra la humanidad. Fue el que usó el arma nuclear contra la población civil. Es el que desarrolla armas de exterminio en masa, inicia ahora una nueva carrera armamentista, perfecciona las armas nucleares, las convencionales de gran letalidad, las autónomas y es el que militariza el ciberespacio y el espacio ultraterrestre.
Su Gobierno es el que estableció dictaduras militares y organizó sangrientos golpes de Estado. Con las guerras que su Gobierno ha lanzado en los últimos años ha ocasionado millones de muertes, muchas de ellas personas inocentes, y oleadas de refugiados con el consiguiente sufrimiento humano.
Su Gobierno ha utilizado las ejecuciones extrajudiciales, el secuestro y la tortura. Mantiene hoy presos indefinidamente en un limbo jurídico, sin defensa, tribunales, ni debido proceso en la prisión de la Base Naval de Guantánamo que usurpa ilegalmente nuestro territorio.
El Gobierno de los Estados Unidos es autor de violaciones de derechos humanos de sus propios ciudadanos, especialmente afroamericanos e hispanos, de las minorías, los refugiados y los migrantes.
En medio de la opulencia de ese país, 40 millones de estadounidenses viven en condiciones de pobreza y 52 millones en comunidades empobrecidas. Más de medio millón de sus ciudadanos duermen en las calles sin que usted los mencione. Carece de seguro médico el 12% de los estadounidenses (ciudadanos) y se privará de este, por su Gobierno a millones de personas de bajos ingresos. La educación de calidad no está al acceso de las mayorías que su Gobierno ni representa ni defiende. La igualdad de oportunidades en Estados Unidos es una quimera. El Gobierno que usted integra es un Gobierno de millonarios que impone políticas salvajes.
Las mujeres reciben, por igual trabajo, el 82% del salario de los hombres; si son afroamericanas, el 64%, y si son latinas el 62%. Las denuncias por acoso sexual son generalizadas.
La riqueza media de las familias blancas es siete veces mayor que la de las familias afro-descendientes. Muere el doble de niños afroamericanos menores de un año que los niños blancos. Las madres afroamericanas tienen entre tres y cuatro veces más la probabilidad de morir en el parto que las madres blancas, y la mitad de ellas podría salvarse con mejores atenciones que el Departamento de Estado jamás reclama.
Hay un patrón racial diferenciado en la población penitenciaria norteamericana, en la duración de las sanciones de privación de libertad, en la ejecución de la pena capital aplicable a menores y discapacitados mentales; y en las muertes atroces por disparos de la policía.
Su Gobierno construye muros, separa de sus padres emigrantes a menores, incluso, a niños pequeños que ha encerrado en jaulas.
Crecen juntos en este país la información falsa y el monopolio de las plataformas tecnológicas de la comunicación y de la generación de contenidos.
El Gobierno estadounidense interviene sin escrúpulos en los procesos electorales y en los asuntos internos de la mayoría de los Estados del planeta.
Trata de derrocar por la fuerza al Gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, utiliza contra ella una brutal campaña de difamación y la amenaza militar, mientras llama a la violencia y al golpe de Estado.
Interviene y trata de desestabilizar a la República de Nicaragua.
Realiza actos de injerencia en los asuntos internos del Estado Plurinacional de Bolivia.
El Gobierno de los Estados Unidos pretende ejercer dominación imperial en “Nuestra América” e invoca nuevamente la vetusta, agresiva y peligrosa Doctrina Monroe y la “diplomacia de las cañoneras”.
Redespliega su IV Flota y aumenta la cantidad y el poderío de sus bases militares en la región.
Estados Unidos es parte de solo el 30% de los instrumentos de derechos humanos y no reconoce el derecho a la vida, ni a la paz, ni al desarrollo, ni a la seguridad, ni a la alimentación, ni reconoce los derechos de las niñas y niños. Nadie puede sorprenderse de que ustedes hayan abandonado el Consejo de Derechos Humanos.
Los “intereses especiales”, corporativos, han secuestrado el sistema político, corrupto por definición, de los Estados Unidos.
Las palabras y el discurso político sí importan, ¡importan! Al demonizar y convertir en enemigos, mediante la propaganda, a oponentes políticos, instituciones, grupos sociales y naciones, se alimentan y enraízan la división, la violencia, los crímenes de odio y las guerras.
La impunidad del lobby de las armas es culpable del aumento de los homicidios, incluso de adolescentes.
Se exacerba la política sucia, la indecencia, la amoralidad, la mentira, el rediseño de los distritos electorales por conveniencia política y la manipulación de los electores. A seis millones de estadounidenses de bajos ingresos se les impidió votar en las últimas elecciones presidenciales y probablemente se les impedirá votar el próximo martes. En la Florida, el 21% de los electores afroamericanos son privados del sufragio.
Señora Presidenta:
Los daños cuantificables, acumulados por el bloqueo durante casi seis décadas de aplicación, alcanzan la cifra de 933 mil 678 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro. Calculados a precios corrientes, el bloqueo ha provocado perjuicios por más de 134 mil 499 millones 800 mil de dólares.
Solo en el último año, causó a Cuba pérdidas en el orden de los 4 mil 321 millones 200 mil dólares.
Con los ingresos dejados de percibir por exportaciones de bienes y servicios y los costos asociados a la reubicación geográfica del comercio, que nos impone disponer de muy altos inventarios, el Producto Interno Bruto de Cuba habría crecido, a precios corrientes, en el último decenio, alrededor de un 10% como tasa promedio anual.
Frente a las dificultades, Cuba ha conseguido avances en su economía y brinda amplia y solidaria cooperación internacional, que su Gobierno a veces dificulta, a pesar del bloqueo y la prohibición de créditos multilaterales, a la par que ha alcanzado niveles de desarrollo humano y justicia social universalmente reconocidos.
El bloqueo continúa siendo el obstáculo fundamental a la implementación tanto del Plan Nacional 2030 como de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Conculca el ejercicio del derecho a la libre determinación, a la paz, al desarrollo, a la seguridad y a la justicia del pueblo cubano.
El bloqueo constituye una violación de los Propósitos y Principios de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional. Es un acto de agresión y de guerra económica que quebranta la paz y el orden internacional.
Vulnera también las reglas universalmente reconocidas del comercio y la libertad de navegación.
Lesiona los principios de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz y se opone al consenso de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y del mundo.
Provoca aislamiento y descrédito al Gobierno de Estados Unidos y convoca al justo rechazo de la comunidad internacional.
Señora Presidenta:
Vivimos en una época de crecientes amenazas a la paz y la seguridad internacionales, de proliferación de guerras no convencionales, de groseras violaciones a la soberanía de los Estados, políticas de dominación mediante el uso de la fuerza, intentos de reimposición del orden unipolar, quebrantamientos del Derecho Internacional, ruptura amenazadora y arbitraria de tratados internacionales; multiplicación de sanciones unilaterales y guerras comerciales, esencialmente provocadas por la naturaleza depredadora y supremacista del imperialismo estadounidense, inclinado siempre al fundamentalismo neoliberal, a “la filosofía del despojo” y a la llamada “paz basada en la fuerza”.
Como consecuencia de este escenario, los graves problemas internacionales se agudizan, aumenta la pobreza y la desigualdad, se acentúan los patrones irracionales e insostenibles de producción y consumo del capitalismo, avanza inexorable el cambio climático con todas sus negativas consecuencias y se exacerba peligrosamente la amenaza nuclear.
También se ha intensificado ferozmente la aplicación extraterritorial del bloqueo, y especialmente la persecución a las transacciones financieras y a las operaciones bancarias y crediticias de Cuba a escala global.
Más de un centenar de bancos han solicitado el cierre de cuentas de nuestras Embajadas y de Representaciones de entidades cubanas en el exterior, han retenido fondos destinados a Cuba o se han negado a realizar transferencias desde o hacia nuestro país, incluso de carácter humanitario como las asociadas al impacto del huracán Irma en Cuba o los proyectos solidarios de cooperación cubanos en otras naciones.
El bloqueo es contrario a la Carta de las Naciones Unidas y al Derecho Internacional, y su aplicación, agresivamente extraterritorial, daña la soberanía de todos los Estados.
Señora Presidenta:
Desde la ocupación militar de Cuba, en 1898, por parte de Estados Unidos, para impedir nuestra independencia, ya ganada en prolongada epopeya, ha sido esta una relación marcada por el empeño de los gobiernos estadounidenses en controlar el destino de Cuba, frente a la inquebrantable determinación de los cubanos de defender su independencia y libre determinación.
Hoy, Cuba es una nación absolutamente independiente, dueña de su destino, que desarrolla relaciones de respeto y disfruta de vínculos de amistad y cooperación con todos los países del mundo. Es una conquista alcanzada con el sacrificio de varias generaciones, que defenderemos al precio que sea necesario.
Con los Estados Unidos tenemos relaciones diplomáticas, algunos episodios de diálogo oficial y desarrollamos cierta cooperación mutuamente ventajosa en un grupo limitado de áreas.
Pero el signo definitorio de la relación bilateral continúa siendo el bloqueo económico, comercial y financiero que castiga a todo el pueblo de Cuba, inspirado en sentimientos de dominación, intolerancia ideológica y venganza política.
Tenemos disposición para la convivencia pacífica, dentro de las profundas diferencias que existen con el Gobierno de los Estados Unidos, basada en el respeto mutuo, la igualdad soberana y el beneficio de ambos pueblos.
Los cubanos continuaremos decidiendo libremente nuestros asuntos internos en estrecha unidad, como hacemos en la discusión popular del proyecto de nueva Constitución y haremos en el próximo referendo para adoptarla. No hay ni habrá espacio para la intromisión de una potencia extranjera.
Debo denunciar que la escalada de pronunciamientos, actos y amenazas del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba no tienen otro objetivo que conducir a un clima de mayor tensión bilateral y que, en esa trama, son cada vez más visibles los personajes que cuentan con una larga historia de confabulación para provocar crisis bilaterales.
Como expresó en este mismo podio, el pasado 26 de septiembre, el presidente Miguel Díaz-Canel, y cito: “Cuba siempre estará dispuesta a dialogar y a cooperar desde el respeto y el trato entre iguales. Nunca realizaremos concesiones que afecten la soberanía e independencia nacional, no negociaremos nuestros principios, ni aceptaremos condicionamientos”.
Las cubanas y cubanos de todas las generaciones guardaremos invariable lealtad al ejemplo de José Martí para proclamar con igual convicción: “Antes que cejar en el empeño de hacer libre y próspera a la Patria, primero se unirá el mar del sur al mar del norte y nacerá una serpiente de un huevo de águila”.
Muchas gracias (Aplausos).