Sin dejar de cumplir con el mandamiento de casa de estudiar una profesión, supieron no dejar a un lado su pasión por las manualidades, por la costura. Un arte que cuando nace, hay que cultivarlo.
Eridania García Valverde y Ángela Rodríguez Risco son dos mujeres camagüeyanas que además del gentilicio, comparten esa pasión. Una estudió economía y la otra enfermería; pero mientras viajaban, trabajaban, comían o, incluso, en sueños, ellas cosían, bordaban, tejían.
Pasiones
Eridania cuenta que no fue hasta los 20 años que decidió “meterle cabeza” a las puntadas. “La costura siempre me ha apasionado. Cuando iba a los clases que me dio una amistad siempre me ponían a practicar bordando canastillas, y así le cogí tremendo gusto y hoy es lo que más hago.
“Es una pena que pueda perderse esta variante, porque ya no hay muchas personas que den clases, ni muchos jóvenes interesados en aprender. Por suerte la Federación de Mujeres Cubanas da cursitos a todo el que quiera y luego con el evento de mujeres creadoras se promociona y atraemos a más personas”.
Ángela está tan clara de la necesidad de no dejar morir ese arte que a cualquiera que vea medio embulladito le dice que vaya a su casa que “para bordar no hace falta mucho, porque hasta con hilo de saco se hacen cosas bellas”.
A ella la pasión por las agujetas le nació desde los nueve años y mientras practicaba ayudando a niños del barrio que no tenían medias le fue creciendo el enamoramiento.
De las manos de ambas, ya jubiladas del trabajo en la calle y cansadas por el tiempo, hoy surgen sábanas decoradas, vestidos, manteles, útiles para el hogar… arte.