Hay que seguir con atención las peripecias de Ricardo III, porque el espectador pudiera perder el rumbo en una trama pletórica de intrigas, conspiraciones y puntos de giro.
El director Jazz Martínez-Gamboa, que vive y trabaja en Londres, ofrece una visión singular de esta tragedia de Shakespeare, desde la visualidad, la concepción escénica y el planteamiento dramatúrgico.
“Se trata de una de las más populares obras históricas de Shakespeare —afirma—; en nuestro montaje reflexionamos sobre la ambición y la lucha por el poder”.
Apostar por un elenco integrado exclusivamente por mujeres pudiera parecer arriesgado, teniendo en cuenta que en esta historia los hombres desempeñan un rol preponderante, comenzando por el mismísimo rey Ricardo III, un personaje complejo y lleno de matices.
“Todas los personajes están interpretados por mujeres, no es un capricho. En el teatro isabelino, todos los personajes los asumían los hombres, aquí proponemos lo inverso”.
Resulta, en definitiva, un demandante ejercicio para actrices muy jóvenes y para una de las grandes figuras del teatro cubano que las acompaña: la maestra Verónica Lynn.
“Hacer Shakespeare es un privilegio para una actriz; y esta puesta es muy atractiva por sus presupuestos. Es un experimento maravilloso. Me encanta trabajar con gente joven e inteligente, como el director, y estar rodeada de tan buenas y hermosas actrices”, dice Lynn.
La vida y la muerte del Ricardo III, según la visión de Jazz Martínez-Gamboa y su equipo de trabajo, se presentará en la sala Tito Junco todos los días hasta el próximo domingo 5 de agosto.