El expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, envió hasta La Habana un mensaje para los asistentes al XXIV Encuentro del Foro de Sao Paulo, un espacio de concertación política para la izquierda de América Latina y el Caribe que ayudó a fundar junto al líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, a comienzos de los años 90 del siglo pasado.
Tras saludar al presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, la secretaria general del Foro, Mónica Valente, y a los delegados asistentes, Lula aseguró:
Agradezco el apoyo y solidaridad que ustedes han dado a mi persona, a mi partido PT y a otros compañeros perseguidos por la derecha en Brasil. Esta no sabe convivir con la democracia y, con el apoyo de los medios y del poder judicial, quiere impedirnos de regresar al gobierno o recuperar la dignidad, la libertad y los derechos del pueblo brasileño.
Cuando Fidel y yo, en 1990, propusimos que la izquierda latinoamericana y caribeña debería reunirse para evaluar las profundas transformaciones que el mundo había sufrido en aquel momento con el ascenso del neoliberalismo en la economía y en la política, con el fin de los regímenes del socialismo real en la Europa oriental y el fin de la bipolaridad del sistema internacional, teníamos claridad de la importancia de la iniciativa.
Lo que no preveíamos era que el Foro de Sao Paulo fuera a crecer como creció y que consiguiera mantenerse como el más importante a mantenerse como el más importante, amplio y duradero foro de debates con relación a la izquierda latinoamericana y caribeña a lo largo de estos 28 años.
Este hecho extraordinario contribuyó a que, en el inicio del siglo XXI, varios de nuestros países implementamos programas de combate a la pobreza, participación popular e integración de nuestros países.
Sin embargo, a pesar de implementar gobiernos gobiernos que buscaron rescatar los derechos de nuestra población, principalmente las parcelas más pobres y vulnerables, gobernando para todos y generando oportunidades para que todos se beneficiasen de nuestras políticas de desarrollo nacional y regional. nuestras élites no toleran la izquierda ni el acceso del pueblo excluído a sus derechos mínimos, como alimentos, salud, educación y vivienda.
Tal vez hayamos subestimado esta intolerancia y la disposición de las élites a enfrentarnos a cualquier costo y por cualquier medio, incluso los golpes de Estado, como asistimos en Honduras, Paraguay y Brasil.
Siempre dije que si quieren disputar con nosotros que disputen políticamente, que se postulen, y nos derroten democráticamente si es el caso. Porque no les tenemos miedo y sabremos afrontarlos y discutir con el pueblo cuál es el futuro que este quiere: si es el desarrollo soberano con justicia social o el entreguismo y la concentración de renta.
Repudiamos las sanciones aplicadas contra Venezuela y las amenazas de intervención armada hechas por el presidente de Estados Unidos, que lamentablemente la derecha en el continente no condena. Al contrario, en la práctica apoya al intentar excluir a Venezuela de los foros a los que tiene derecho a participar como la OEA o Mercosur.
Eso sin hablar de la continuidad del bloqueo criminal a Cuba y la manera como el imperialismo trata a Puerto Rico y otras islas en el Caribe.
Las dificultades que enfrentamos hoy más que nunca requieren la presencia, las posiciones y acciones del Foro de Sao Paulo. De la misma forma, la discusión sobre la coyuntura, la importancia de las propuestas de la izquierda para enfrentar sus dificultades ampliando el diálogo con el pueblo y su participación en la búsqueda de soluciones nacionales e internacionales.
Un elemento esencial que está puesto en este momento es la unidad de la izquierda en este enfrentamiento con las élites reaccionarias, entreguistas e intolerantes de América Latina y con el Imperialismo.
La defensa de la integración latinoamericana, no solo como una herencia de las ideas progresistas de varias épocas, es más necesaria que nunca como un factor desarrollo y de enfrentamiento a la crisis económica. Tenemos que resistir a los ataques contra los derechos sociales y laborales que ocurren en varios de nuestros países.
Nuestros partidos tienen que defender una política exterior con puntos comunes que privilegien nuestra soberanía nacional y regional, la reducción de los conflictos y una visión humanista sobre el tema de los migrantes y refugiados.
Cuando iniciamos esta tarea, nadie prometió que sería fácil, pero ya demostramos que podemos vencer e implementar cambios de suma importancia.
Sin embargo, un valor fundamental que los intereses económicos y las élites buscan reducir y someter es el Estado democrático y de derecho. Nuestro respuesta debe ser el fortalecimiento y perfeccionamiento de la democracia, para que la justicia, la libertad y la igualdad pueden prosperar plenamente.
Les deseo un buen encuentro a ustedes y quiero reafirmar mi inconformidad por estar aquí impedido de presentar este mensaje personalmente debido a la persecución política a la que estoy sometido por una condena absurda y kafkiana por un crimen que no existe.
Quieren impedirme disputar las elecciones este año, pero jamás me callarán ni me impedirán luchar por los derechos del pueblo brasileño, latinoamericano y caribeño.
Un gran abrazo de Lula.
(Tomado de Cubadebate)