Raúl Abreu Martín, estudiante de Periodismo
La Roja está en octavos, y lo ha hecho como primera de grupo. Hasta aquí todo bien, pero si analizamos sus resultados y juego nos deja más dudas que certezas. Dos empates (Portugal y Marruecos) y una victoria por la mínima frente a Irán han llevado a los dirigidos por Fernando Hierro a superar la fase de grupos en Rusia.
Los lusos fueron su primera prueba. Un Cristiano Ronaldo impecable bastó para sacar un punto valioso frente a los campeones de 2010. Los goles de Portugal llegan por errores: un derribo de Nacho a CR7 en el área, un fallo infantil de David de Gea en un tiro fácil, y una falta de Piqué totalmente innecesaria.
Frente a Irán y Marruecos, más de lo mismo. El arquero sigue viéndose nervioso, y la línea defensiva no le da garantías. España ha permitido cinco goles en tres partidos, y en solo uno dejó el arco en cero. Y gracias al VAR, que anuló un gol a Irán por un fuera de juego que deja dudas.
El mediocampo ha asegurado una posesión que no se traduce en opciones de gol. Han perforado las redes contrarias seis veces, es cierto. Dos veces a balón parado, una de jugada personal, una tras un rebote fortuito, un zapatazo de fuera del área y una tras una buena combinación Isco-Iniesta.
En teoría, y dejando lugar a las sorpresas habituales en este Mundial, España no debe tener problemas para superar a los anfitriones, pero su nivel de juego y la capacidad defensiva dejan muchas dudas de cara a los octavos. Sin embargo, todavía no han perdido.