Roberto M. López de Vivigo
Laura no se reconocía frente al espejo. Una acné severa sobresalía en su rostro y aparecían vellos donde nunca antes. La voz le había cambiado y ahora sonaba más gruesa. La figura femenina que quiso mejorar en el gimnasio con ejercicios y consumiendo hormonas esteroideas, resultó todo lo contrario, pues estas tuvieron un efecto masculinizante.
El caso anterior ejemplifica un problema mundial que hoy ha llegado a todas las provincias de Cuba: el uso de sustancias para incrementar el tono muscular o bajar de peso, sobre todo en los jóvenes.
Esteroides anabólicos
Estos encabezan una de las listas prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje para el deporte de alto rendimiento, porque aumentan la masa muscular. “Constituyen una amenaza para la salud por los daños que producen a nivel sistémico: cánceres de hígado y próstata, disminución del tamaño de los testículos, depósito de grasas en las arterias, acné, muerte súbita, entre otros”, explica el MSc. Dr. Yamil Gutiérrez, Subdirector de Control Médico del Instituto de Medicina Deportiva.
La infiltración de aceite comestible o de maní en miembros superiores e inferiores es también frecuente. Si bien el volumen del músculo crece, inocularse grasa es muy peligroso. “Una gota que caiga en el torrente circulatorio desencadena mecanismos hematológicos que pueden producir un embolismo pulmonar, un infarto agudo o una discapacidad permanente, por citar algunos ejemplos”, refiere Gutiérrez.
Ambos aceites sustituyen al synthol, sustancia producida en el exterior y que por su alto costo, 300 dólares el frasco de 100ml, es inaccesible para los cubanos. Si bien se fabrica de forma industrial sus consecuencias son perjudiciales, ya que intoxica y el organismo solo desecha un 30% de ese ácido graso.
Diuréticos
Para bajar de peso en poco tiempo son muy populares. En realidad causan deshidratación por pérdidas hidroelectrolíticas que ocurren usualmente a través de vómitos. Además, se han registrado en cuerpos de guardia, adolescentes que llegan con calambres como consecuencia de su consumo.
Todos los diuréticos están controlados en el sistema médico de salud por el tarjetón y los más consumidos son la furosemida, la hidroclorotiazida y la clortalidona. En el deporte de alto rendimiento están prohibidos, porque enmascaran a otras sustancias ingeridas como los estimulantes.
Lucha de todos
El enfrentamiento al consumo de estas sustancias es tarea de varias instituciones y de la población en general. El primer paso deben ser evaluar periódicamente a los gimnasios por cuenta propia, más de 900 en todo el país, los cuales trabajan en muchas ocasiones sin personal especializado. También, se podrían hacer controles a los que se ejercitan allí para detectar el uso de sustancias perjudiciales para la salud.
Los esfuerzos conjuntos entre el Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación; el Ministerio de Salud Pública; el de Educación; Educación Superior; del Interior; de Justicia; la Aduana General de la República y el Órgano Nacional Antidopaje de la República, traerán beneficios a corto plazo.
La educación y prevención es también fundamental. El movimiento deportivo ya alerta sobre el consumo de sustancias prohibidas desde los de alto rendimiento hasta las Escuelas de Iniciación Deportiva Escolar. Pendiente aún que esta labor educativa llegue a los practicantes sistemáticos de actividad física.
Por último, queremos reiterar que lo único que mejora la salud es el ejercicio físico prescrito por un médico y seguido por un especialista de cultura física, junto a una correcta hidratación y alimentación balanceada.
Acerca del autor
Estudiante de Periodismo.