Con la presencia de Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, tuvo lugar este martes en La Habana la inauguración oficial del 37 período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), momento en el que Cuba recibió la presidencia pro témpore de la organización.
En la ceremonia, efectuada en el capitalino Palacio de Convenciones, también participaron Antonio Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU); y Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del mecanismo regional, así como representantes de los 45 estados miembros y los 13 asociados, académicos y miembros del cuerpo diplomático acreditado en el país sede.
La compañía de teatro infantil la Colmenita matizó la apertura de la reunión con un colorido homenaje dedicado al quehacer de la Comisión en sus 70 años de creada y puso a bailar a los asistentes con música cubana.
En su discurso inaugural, Bárcena reconoció que la colaboración con la que Cuba, su Gobierno y pueblo, han acogido este encuentro es algo histórico; una nación que “nos abrió su corazón, nos contagió sus ganas, y vimos con asombro y cariño con qué orgullo navega en su mapa”.
La funcionaria felicitó a México por la labor desempeñada en estos años al frente de la organización y por impulsar iniciativas tan relevantes como el Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Sostenible.
La Cepal es una voz auténticamente latinoamericana y caribeña, cuya misión ha sido y seguirá siendo brindar a los Gobiernos —con respeto a su soberanía— el apoyo pertinente para conseguir un proyecto de desarrollo inclusivo, igualar para crecer y crecer para igualar, destacó.
El caso de la cooperación con Cuba es singular. Este país que hoy nos acoge ensaya caminos propios a pesar de los costos humanos que supone la imposición por más de 50 años de un bloqueo injusto, que sabemos que le ha costado miles de millones de dólares a los cubanos, y que ha dejado una huella indeleble en su estructura económica, expuso la secretaria ejecutiva de la Cepal.
Bárcena se dirigió al máximo líder de la ONU para resaltar la importancia de esta cita, porque “aquí venimos a rendir cuentas ante usted… a recibir sus orientaciones y a que los países que presiden nuestros órganos subsidiarios presenten sus informes”.
Mencionó la integración regional como una tarea pendiente, no solo en el ámbito comercial, sino productivo, pues “nuestra región, sin ser la más pobre, sigue siendo la más desigual”.
En representación de la nación que entrega la dirección del mecanismo a Cuba, Francisco Guzmán Ortiz, jefe de la oficina de la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, mencionó los resultados alcanzados en el último período.
Trabajamos con la convicción de que juntos tendremos mayor capacidad para superar los problemas, dijo, y recordó que los retos aún son muchos, por lo que la Agenda 2030 se erige como la mejor ruta para superar los desafíos.
Guzmán Ortiz deseó éxito a la Mayor de las Antillas, que ocupará la presidencia pro témpore de la Cepal en el bienio 2018-2020. Se mostró seguro de que en ese tiempo Cuba aportará talento, compromiso y liderazgo para que nuestra región siga avanzando hacia un desarrollo inclusivo.
Al intervenir ante el plenario, Antonio Guterres felicitó a Díaz-Canel por su reciente elección como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba.
El líder mundial consideró que “decenio tras decenio la Cepal ha sido un paladín progresista y voz autorizada de la justicia social en la economía mundial. La Comisión ha desempeñado un papel precursor en la integración de las dimensiones sociales, ambientales y económicas del desarrollo”.
Guterres señaló como uno de los retos más difíciles de la actualidad, la capacidad de utilizar el potencial de la cuarta generación industrial y, al mismo tiempo, protegernos de los desafíos que esta plantea.
Necesitamos una economía mundial que beneficie a todos, una globalización equitativa, y para eso la agenda 2030 es nuestra contribución fundamental, nuestra hoja de ruta; y sus metas, los instrumentos para alcanzar el fin de erradicar la pobreza extrema, subrayó.
Las palabras del presidente cubano Díaz-Canel dieron cierre a las intervenciones de la sesión inaugural. El mandatario describió a la Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz como un documento esencial para alcanzar el crecimiento: “no habrá desarrollo sin paz, ni paz sin desarrollo”.
El Jefe de Estado explicó que el verdadero objetivo de nuestra lucha debe ser la búsqueda de igualdad de oportunidades. A pesar de las dificultades de la economía cubana debido al bloqueo, seguiremos enfocados en las metas de desarrollo fijadas, aseguró.
A la ceremonia de apertura también asistieron June Soomer, secretaria general de la Asociación de Estados del Caribe; Ricardo Cabrisas, vicepresidente del Consejo de Ministros y ministro de Economía y Planificación; Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores; y Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera; entre otros funcionarios.
Casi al término de la sesión inaugural, Bárcena entregó una medalla conmemorativa por el 70 aniversario de la institución a Díaz-Canel, Guterres y Guzmán Ortiz, quien la recibió en representación del presidente mexicano Enrique Peña Nieto.