Cubanos y namibios celebraron este 4 de mayo en un acto político-cultural el aniversario 40 (1978-2018) de la masacre de Cassinga, uno de los crímenes más brutales cometidos por los racistas sudafricanos.
Namibia y Cuba están unidas por la historia y por el presente y la estarán en el futuro, subrayó en las palabras centrales de la actividad el miembro del Buró Político del Partido, General de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, viceministro Primero y jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
El acto —que tuvo lugar en la Sala Universal de las FAR, estuvo presidido también por el miembro del Buró Político y Primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Salvador Valdés Mesa, así como por Nangolo Mbumba, vicepresidente de Namibia.
Esta conmemoración se realiza en el marco de la jornada por el Día de África —expresó el viceministro Primero de las FAR— efemérides que cada año celebramos como muestra de la amistad y de las raíces que compartimos.
“No hay historia de Cuba sin África, sin su contribución en el crisol donde se forjó la nacionalidad cubana, sin la participación de sus descendientes en nuestras gestas independentistas, sin los aportes de su cultura y tradiciones”.
Resaltó, además, la participación de los cubanos en la lucha contra el colonialismo y, muy especialmente, el aporte de más de 300 mil soldados y oficiales internacionalistas que combatieron junto a sus hermanos por los mismos ideales de independencia y libertad contra el oprobioso régimen del apartheid y el racismo.
En la velada Nangolo Mbumba mostró el agradecimiento de su país, de su gobierno y pueblo por la participación de los cubanos en aquella gesta.
Los dolorosos recuerdos de Cassinga —explicó— deben inspirar a los dos países para fortalecer los lazos históricos forjados en la batalla.
El orador recordó cómo aquel fatídico día del 4 de mayo de 1978 namibios inocentes fueron víctima de uno de los momentos más oscuros de la historia, cuando los sudafricanos atacaron un campamento de la Swapo, matando a una gran mayoría de mujeres, niños y ancianos.
Comentó que la cantidad de bajas hubiera sido mayor si los combatientes internacionalistas cubanos, que tenían su base a 16 kilómetros de distancia, no hubieran acudido al rescate de sus compatriotas.
Con Cuba tendremos una deuda, pues la sangre de los mártires nunca podremos pagar, sentenció.
El vicepresidente de Namibia —acompañado en la ocasión por una delegación de su país— abogó por la eliminación del bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba y la devolución de la base naval de Guantánamo.
Atesoramos la solidaridad cubana —manifestó— bajo el visionario liderazgo de Fidel, quien cambió el curso de la historia en el sur de África.
Sentidas y emocionadas resultaron también las palabras del General de Brigada Pedro Horta Junco, combatiente de Cassinga, quien al recordar dicho genocidio hizo una síntesis de lo ocurrido.
“Mis primeras palabras —señaló— para mis compañeros cubanos caídos durante las acciones ese día y para todos aquellos hermanos namibios que perdieron la vida en aquel trágico suceso”.
Comentó que allí fueron asesinados y heridos más de mil personas, en su inmensa mayoría niños, mujeres, ancianos, y que casi 300, de los 600, escolares fueron masacrados por las bombas y otras decenas más perseguidos con saña y cazados como animales.
“Tuve el privilegio de estar entre aquellos combatientes y participar en el rescate de muchos de los sobrevivientes de aquella monstruosa masacre”.
Asistieron también a la actividad miembros del Secretariado del Comité Central del Partido, de las FAR, del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), combatientes internacionalistas cubanos y jóvenes namibios que cursan estudios en Cuba.