Cuando escuché la noticia, mi primer pensamiento fue para aquella maratónica jornada en que recorrí en busca de malta no pocas tiendas recaudadoras de divisas (TRD). Fue infructuoso mi esfuerzo, y al final, decepcionado, me convencí una vez más de que ese y otros muchos productos solo existían en paladares o cafeterías de los cuentapropistas, aunque a un precio significativamente superior.
Maldije a aquel que especulaba, pero concluí en que si quería la malta, o cerveza Cristal, la mayonesa u otros productos que harían prácticamente interminable la lista, tenía que comprarlos a ese precio.
La noticia de marras acaparó titulares en el país: el Ministerio del Comercio Interior (MINCIN) inauguraba en La Habana un primer mercado mayorista para productos alimenticios, unidad que apenas dos semanas después ya sumaba como clientes a 59 cooperativas no agropecuarias (CNA) de la capital.
Desde que en marzo del 2010 se impulsara en Cuba el trabajo por cuenta propia, uno de los mayores reclamos del creciente número de insertados en esa forma de gestión —y también de la población— fue la necesidad de un mercado mayorista capaz de cubrir la amplia demanda de cafeterías, paladares y otras unidades dedicadas a la comercialización de alimentos.
Así lo fijaban los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución: “Definir las formas de gestión mayorista que den respuesta a todos los actores de la economía de acuerdo con las posibilidades del país”.
Vanessa Perez, directora general de la Empresa Mayorista de Consumo Social de La Habana, entidad encargada de la nueva modalidad de abastecimiento y venta a las CNA, y a la que pertenece el nuevo mercado, subraya al respecto significativos elementos de su gestión comercializadora.
“Vendemos productos secos como el arroz, granos, azúcar y sal; refrescos, cervezas (Mayabe, Tínima y Cacique), ron; salchichas, perros calientes, confituras; cigarros, tabacos, café y otros, todos con un 20 % de descuento; también otros congelados y pollo —este con un 30 % de descuento—”.
En tal punto, para este redactor se impuso una pregunta: ¿entonces las cooperativas que aquí compren tienen algún tope en sus precios para la población? Mi interlocutora y Bárbara Mesa León, directora comercial de la Organización Superior de Dirección Empresarial (Osde) de Alimentos, también del MINCIN, respondieron mi pregunta. “Comercializamos con las CNA, aunque no sabemos si ellos tienen que topar precios cuando venden a la población. Poseen sus fichas de costo, y no podemos decirles si tienen que topar precios. Nos toca garantizarles la mercancía, pero de nosotros no dependen sus precios”.
En este punto radica uno de los lógicos propósitos de la apertura del mercado mayorista: venta al por mayor a las CNA y cuentapropistas, y que estos, a su vez, no ya que no suban, sino que bajen sus precios minoristas, dado el descuento por su compra mayorista, algo de evidente beneficio para los muchos ciudadanos que acceden a ese tipo de mercado. “Que no se afecte la población”, dijo Vanessa.
Cualquier ciudadano trata de comprar determinado producto y no lo encuentra, porque, sencillamente el existente lo adquirió una CNA o un cuentapropista —a los que se unen revendedores y especuladores natos—. ¿Se cumplirá con el propósito de evitar que las CNA y otras formas de gestión compren el producto alimenticio cuyo destino era ser adquirido por la población? “El objetivo es que la CNA no compre en el mismo lugar en que la población adquiere su librita de arroz”, refirió Bárbara. Es muy pronto para sacar conclusiones, pero hoy los precios se mantienen inalterables.
La directora de la empresa a cargo del mercado mayorista subrayó además que con Mercabal — su nombre comercial— se hace una prueba piloto a fin de ajustar todos los elementos necesarios y poder generalizar la experiencia.
“Por el momento somos el único mayorista del país con este encargo, y según las previsiones, posteriormente se incorporarán a nosotros, como clientes, trabajadores por cuenta propia vinculados con la gastronomía y que laboran en locales arrendados a esta”, precisó la directiva.
Subrayó que Mercabal está preparado para comercializar unos 10 millones de pesos mensualmente, aunque hasta hoy solo ha comercializado alrededor de 740 mil pesos a 17 cooperativas.
Nada de dinero en efectivo
En su calidad de directora comercial del Grupo de Alimentos, Bárbara Mesa precisó que el nuevo mercado asegura a las cooperativas lo que recibían cuando pertenecían a la gastronomía.
“En estos momentos La Habana cuenta con 79 cooperativas no agropecuarias y de estas, 59 ya son clientes nuestras. Las 20 restantes aún no prestan servicio a la población, pero a medida que se inicien tienen aquí su espacio seguro”, indicó.
“Para la CNA es una ventaja el hacer su contrato anual con una sola entidad, en este caso con la que se subordina Mercabal, a la vez que desglosa sus compras mensuales. Aquí no circula el dinero en efectivo, y la cooperativa, que puede ir al mercado una vez por semana, paga en CUP a través de su tarjeta magnética emitida por el Banco Central.
“Con anterioridad la gastronomía suministraba algunos productos a esta nueva forma de gestión, pero ahora es el Grupo de Alimentos el que garantiza a las empresas mayoristas”.
Se consigna además la obligación de que la CNA no tenga deudas con la entidad suministradora, y a que presente en Mercabal la relación de productos propios de su actividad.
Teresa de la Caridad Rodríguez Reyes es la jefa del mercado mayorista. “Nosotros recibimos el suministro y luego de la venta, en 72 horas y en camiones de la Base Nacional de Transporte del Comercio, lo llevamos hasta los locales de la cooperativa, pero si ellos traen su camión pueden trasladar su compra.
“Por ahora no se nos presentan muchos problemas, aunque las CNA quisieran un mayor plazo para pagar —piden hasta 30 días— pues tienen que saldar su cuenta al momento de comprar. También cuando se incorporen los cuentapropistas deberemos incrementar el número de suministradores”, opinó.
Hoy, conocimos, las cooperativas demandan mayor cantidad de cerveza, “pero no estamos en condiciones de complacerlos”, refirió Vanessa. “Tampoco ahora podemos ofertar más refrescos, y no podemos olvidar que el compromiso mayor es asegurar lo que la CNA recibía antes de la gastronomía”, dijo Bárbara.
Colectivo pequeño, pero sin sección sindical
El colectivo del mercado, enclavado en Avenida 26, en Nuevo Vedado, está compuesto por 23 trabajadores, acogidos todos al pago por resultados, sin embargo es de lamentar que aún no han creado su sección sindical. ¿Y si surge un conflicto cómo sería su solución?
“Como usted puede ver, el centro goza de magníficas condiciones. Contamos con todos los medios de protección, uniformes. Se aplica el pago por resultados, pero aún no hemos cobrado el primer salario”, puntualizó Andrés Villegas, uno de los estibadores.
Muy buena la opción del Mercabal,pero los TCP que tenemos como actividad la elaboración de alimentos (Cafeterias)tenemos la posibilidad dehacer contrataciones con el mercado Mercabal. Cuando se espera que llegue a las provincias.