Paulsen, quien encabeza, además, la octava sala del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF4), en la ciudad de Porto Alegre, consideró que el exgobernante actuó ‘por acción y omisión’ para favorecer la práctica de actividades corruptas y que fue beneficiario directo de ventajas indebidas.
Como su antecesor Gebran Neto, el togado se regodeó en conjeturas sobre la presunta propiedad de un apartamento en el litoral de Sao Paulo atribuida al exmandatario sin que exista ninguna prueba que lo corrobore y, al valorar el fallo dictado en primera instancia por el juez Sergio Moro, afirmó que este estuvo lejos de ser ‘excesivamente severo’.
En una nota publicada la víspera, el sitio web del Partido de los Trabajadores (PT) significó que Paulsen, a todas luces, tenía un ‘ojo biónico’.
Gebran Netor concluyó su voto 100 días después de la publicación de la sentencia en primera instancia, o sea, el 1 de diciembre pasado. Solo entonces Paulsen recibió el parecer de su colega y todo el contenido del proceso para leer (unas 250 mil páginas), señaló la publicación.
Mas, apenas una semana después de tener en sus manos el material, el magistrado anunció que ya tenía listo el voto, por lo que se presume pudo leer dos mil páginas por hora, sin dormir o parar para comer, durante seis días ininterrumpidos, ironizó.
En un artículo publicado la víspera en el diario New York Times y ampliamente difundido aquí por medios alternativos, el codirector del Centro de Investigación Económica y Política en Washington y presidente de Just Foreign Policy, Mark Weisbrot, alertó que la democracia brasileña estaba al borde del abismo.
Al referirse al juzgamiento de Lula en segunda instancia, puntualizó que ‘no parece que la corte (TRF4) vaya a ser imparcial’. El juez que preside el panel de apelación (Paulsen) alabó la sentencia en contra de Lula da Silva por corrupción y la calificó de técnicamente irreprochable. La jefa de personal del juez publicó en su página de Facebook una petición para que se encarcele al expresidente, observó.
Lula fue condenado por Moro por los supuestos delitos de corrupción pasiva y lavado de dinero sin que existiera ninguna prueba que confirmara su carácter de propietario de un apartamento en el litoral de Sao Paulo, supuestamente adquirido como ventaja indebida por beneficiar a la empresa OAS en la obtención de contratos con Petrobras.
Sin embargo, al referirse hoy a la ausencia de elementos probatorios, Gebran Neto (quien elevó de nueve años y seis meses a 12 años y un mes la pena) sostuvo que en este caso lo que da validez a la acusación es ‘la convergencia y coherencia de indicios’ de corrupción, por lo cual las pruebas indirectas adquieren igual valor que las directas. (Tomado de PL)