En la noche de este domingo culminó la 33 edición del Festival Internacional Jazz Plaza 2018, con un concierto a cargo de los reconocidos músicos Roberto Fonseca y X Alfonso, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba.
Parte de las actividades del evento fue el encuentro teórico que tuvo lugar en la Fábrica de Arte Cubano, ocasión en que el destacado saxofonista y clarinetista Victor Goines ofreció una clase magistral sobre cómo ser un virtuoso de esos instrumentos.
Al improvisar —comentó Goines— lo más importante es ir despacio y poseer el control de los registros. En una demostración el además profesor y miembro del prestigioso centro Jazz at Lincoln Center interpretó varias piezas con total dominio de la técnica musical, prueba de que este arte requiere disciplina, entrega y dedicación.
La impronta de los maestros Argeliers León, Alfredo Diez Nieto y Harold Gramatges, así como los desafíos de orquestar para una jazz band y los distintos métodos de improvisación en el trombón, entre otros tópicos, centraron las ponencias del encuentro, que dejó pruebas suficientes para confiar en que el jazz cubano transita por certeros caminos.
Prueba de ello fueron los conciertos de relevantes exponentes de este género, los jóvenes Alejandro Falcón, Cucurucho Valdés, Daymé Arocena, Michel Herrera, Zule Guerra, Marcos Morales y la banda William Roblejo’s Trío. Los dos primeros presentaron sus más recientes fonogramas Mi monte espiritual y Con los pies en mi tierra, respectivamente, ambos en el teatro Mella.
Otro momento memorable dentro del programa del Festival lo protagonizó ese imprescindible de todos los tiempos, Chucho Valdés, quien se hizo acompañar de los músicos Yaroldy Abreu, Yelsy Heredia, Rodney Barreto y el saxofonista norteamericano Joe Lovano, igualmente en la sala Avellaneda, donde también tocaron sus hijos Leyanis y Jessie Valdés.
Chucho sorprende en el piano como el primer día. En aproximadamente dos horas, que transcurrieron como dos minutos, el público transitó por diferentes melodías, las cuales demuestran la belleza de la música para despertar emociones y llevar los sentidos hasta dimensiones desconocidas