Miles de pinareños acudieron a las calles para saludar el paso de la caravana que recuerda la entrada a la provincia de la Caravana de La Libertad hace 59 años; ahora, con Fidel Castro en el corazón y sus ideas como estandarte en pos del futuro de la nación.
Jóvenes destacados en el estudio, el trabajo y la defensa de la Patria, acompañados por combatientes de la Revolución Cubana y artistas, recorrieron la ruta seguida por los barbudos en la ciudad cabecera aquel 17 de enero de 1959.
Con el júbilo que distingue a los nacidos en la tierra más occidental, hombres y mujeres homenajearon el paso de los caravanistas y ratificaron su compromiso con el socialismo; mientras 60 personas recibieron el carné de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Representantes de todos los sectores se dieron cita en las arterias para homenajear aquella noche en la que el líder cubano habló a los habitantes de esta provincia por más de dos horas, sobre la plancha de una rastra cual tribuna improvisada.
Daimarys Iglesias, una de las jóvenes que pese a las bajas temperaturas salió de su hogar para recordar la Caravana de la Libertad, dijo a la ACN que continuar la defensa de los principios en los cuales se cree, es el mejor tributo a Fidel y a los mártires.
“…No había venido a Pinar del Río porque tuve necesidad de permanecer en La Habana durante varios días. Tal era el fervor revolucionario de esta provincia, (…) que durante el trayecto entre Oriente y La Habana me llegaron las insinuaciones de numerosos compañeros, pidiéndome que antes de llegar a La Habana viniese a Pinar del Río…”, dijo entonces el líder.
Desde la intersección de las calles José Martí y Rafael Ferro, sitio en el que el Comandante en Jefe se dirigió a los vueltabajeros, Ana Leydis Iglesias Cruz, primera secretaria de la UJC, destacó la convicción de los lugareños de no fallarle a la dirección histórica de la Revolución.
Aquel luminoso enero no marcó el final de la lucha, sino el inicio de una nueva etapa que en lo adelante sería más difícil, acabó con la pobreza extrema de la otrora Cenicienta, pues Pinar del Río era la región más olvidada del país, precisó.
Agregó que el pueblo pinareño es digno de su historia y su tiempo, pues se ha desarrollado y mantenido una activa participación en cada tarea o proceso.
En la actualidad trabaja intensamente en la producción de alimentos, recuperación de las afectaciones provocadas por huracanes y en el cumplimiento de misiones internacionalistas.
Tomado de ACN