Este 4 de enero era tal la algarabía que parecía que otra vez era 1959, que otra vez Fidel nos traía esperanza y la caravana de la libertad transitaba por Camagüey con aquel mensaje de cambios y esperanza que todos esperaban.
Habían pasado 59 años y la Plaza de la Libertad era otra vez un mar de pueblo que abría los brazos, esta vez, a esa nueva generación que reeditaba el recorrido de la caravana y reafirmaba las esencias de la Revolución. Allí la esperaban combatientes de la Lucha clandestina, la Sierra, jóvenes, pioneros… cientos de agramontinos que querían patentizar su apoyo.
Por eso fue momento oportuno para que un grupo de jóvenes y estudiantes recibieran, de manos de las máximas autoridades partidistas y gubernamentales del territorio, el carné que los acredita como militantes de la UJC.
Lisván Ramentol Cabrera, miembro del Buró Provincial de la UJC, ratificó el compromiso juvenil con la continuidad del modelo socialista cubano, y exhortó a las nuevas generaciones a mantener vivo el legado del Comandante en Jefe.
“Eso lo hemos comprobado en los últimos meses, donde los jóvenes nos hemos comprometido junto al resto de la sociedad, en las tareas de la recuperación de las comunidades más dañadas, sin descuidar otros programas del desarrollo económico y social del territorio”.
La ceremonia que aglutinó varias generaciones y que revivió un suceso histórico, que aún muchos recuerdan, fue presidida por Jorge Luis Tapia Fonseca e Isabel González Cárdenas, máximos dirigentes del Partido y del Gobierno en la provincia.