Este ha sido un año intenso para el Ballet de Camagüey, que concluyó con una extensa temporada con la que celebró su medio siglo de existencia. El primer día de diciembre de 1967 surgió una agrupación que con los años devendría uno de los principales referentes de la danza nacional.
“Esta compañía no es solo de Camagüey —asegura Regina Balaguer, la actual directora—; es una compañía de Cuba. Somos representantes de la cultura cubana. Somos producto del sistema de enseñanza artística que creó esta Revolución. Cuando salimos al extranjero no representamos solo a Camagüey, sino a toda la cultura cubana. Con mucho orgullo decimos que somos una compañía camagüeyana; pero también somos una institución de la cultura nacional”.
Regina Balaguer es la persona que más tiempo ha estado al frente del Ballet, pero se siente deudora de la labor de sus predecesores: “Primero del empeño de Vicentina de la Torre porque Camagüey tuviera su propia compañía de ballet. Trabajó mucho para eso. Después, los años de dirección del maestro Joaquín Banegas, maître del Ballet Nacional de Cuba. Y, por supuesto, la presencia y permanencia del maestro Fernando Alonso, desde 1975 hasta 1992, como director de la compañía. Fue una suerte, un privilegio. A partir de ahí el Ballet de Camagüey comenzó a ser más reconocido. Se empezó a hablar más de nuestro ballet en el país. Siempre se dice que Fernando logró la proyección nacional e internacional del Ballet de Camagüey; pero hizo mucho más que eso. Si hoy tenemos una compañía respetada, con tantos seguidores, es gracias en buena medida a su trabajo”.
En los salones de la agrupación, en todos los escenarios en que se presenta habitualmente, se respiran las ganas de honrar esta historia de medio siglo. “Trabajamos todos los días porque la compañía salga adelante, que cada vez sea mejor, por conservar la escuela cubana de ballet. Y todo lo hacemos sin quedarnos anquilosados, mirando lo que se hace en el ballet y la danza actual, porque somos una compañía de estos tiempos”.