El Estado de Qatar aseguró que la causa palestina, que es la causa principal de toda la nación árabe y musulmana, ha experimentado una evolución grave, al tomar el presidente Donald Trump una decisión que reconoce a Jerusalén como la capital de Israel, y al trasladar a ella la embajada estadounidense, considerando ese gesto como grave, y una ofensa a millones de musulmanes y cristianos en todo el mundo, y que es una clara violación de las leyes y convenciones y legitimidad internacionales, principalmente las resoluciones del Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU, que prohíben cualquier decisión israelí que pretenda cambiar el estatus quo de Jerusalén.
Según un comunicado oficial por la embajada qatarí en La Habana, el paso estadounidense, considerado como una clara posición parcial al lado de la ocupación israelí, que es injusta con los derechos históricos y legítimos de los palestinos, ha creado una situación que requiere una posición firme para evitar unas consecuencias graves, y que todos tenemos que unirnos para apoyar al pueblo palestino, y para trabajar con los amigos de la comunidad internacional para tomar los pasos necesarios, utilizando todos los medios que nos permite el derecho internacional y los acuerdos de la ONU para hacer frente a esta decisión, para la defensa de Jerusalén y su posición histórica y religiosa, y su situación legal, avalada por el derecho internacional.
Asimismo, manifestó su máxima condena a esa decisión, y confirma su rechazo absoluto, y reitera su firme y continua posición en apoyo al pueblo hermano palestino y su resistencia, basado en las resoluciones internacionales legítimas, y en las soluciones de los dos estados, amparado por la comunidad internacional, que garantiza la creación de un Estado palestino independiente con fronteras del 1967, y su capital en Jerusalén Oriental.
Qatar enfatizó en la necesidad de ofrecer el apoyo necesario a los hermanos palestinos en cualquier iniciativa legal o diplomática que pueda paralizar esa decisión.
En ese sentido, instó a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU responder a sus responsabilidades según las resoluciones internacionales legítimas, de mantener el estatus quo legal y político de Jerusalén, y evitar mayores conflictos en la región, e insta a la administración americana a que revise su decisión, y que respete las resoluciones internacionales que consideran la ciudad de Jerusalén Oriental como parte indivisible del territorio palestino, ocupado desde 1967.