Mientras el presidente de Estados Unidos continúa de gira por Asia, sus funcionarios de los departamentos de Estado, Tesoro y Comercio han estado trabajando intensamente en la instrumentación de lo anunciado por Donald Trump el pasado 16 de junio con respecto a Cuba. Es así que este miércoles anunciaron una serie de regulaciones con las cuales pretenden normar, incluso, qué productos podrían consumir los ciudadanos de ese país que, finalmente, consigan llegar a la Mayor de las Antillas .
Tales disposiciones, que entrarán en vigor este jueves 9 de noviembre, prohíben, por ejemplo, a entidades y ciudadanos estadounidenses hacer transacciones con determinadas empresas y marcas de productos cubanos. Es decir, no podrán hospedarse, por ejemplo, en ninguno de los 84 hoteles proscritos, entre los cuales no se hallan, por cierto, el Santa Isabel o el Inglaterra, los cuales habían despertado el interés de compañías estadounidenses como la Marriott International, que aprovechó el resquicio abierto por Obama y accedió a una licencia para negociar con Cuba.
Con tal suerte no corrieron sus competidores estadounidenses en el sector turístico y ahora, ante las nuevas regulaciones, tienen vetado negociar con dos las más grandes y pujantes cadenas hoteleras cubanas (Gaviota y Habaguanex).
En declaraciones realizadas a la prensa nacional, Josefina Vidal, directora general de la Dirección de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, aclaró que las regulaciones y disposiciones anunciadas están contenidas en tres documentos: la Lista del Departamento de Estado sobre “Entidades Cubanas Restringidas”; las Regulaciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) y las de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), ambas del Departamento del Tesoro y relacionadas, específicamente, con las transacciones financieras y los viajes a Cuba.
En el caso las 179 empresas, hoteles, tiendas y marcas cubanas vetadas, la diplomática aseguró que se trata de “una lista arbitraria, integrada por una diversidad de entidades cubanas supuestamente vinculadas, de manera infundada, al sector de la defensa y la seguridad nacional”.
Llega al colmo de incluir a marcas comerciales de refrescos (como TuKola y Cachito) y de rones, entre ellos Caney y Varadero, aseguró.
Sobre los viajes de estadounidenses a Cuba alertó que “en lo adelante tendrán que viajar con el patrocinio de una organización estadounidense y acompañados por un representante de esta organización” y que además se “imponen condiciones a los viajes educacionales, que a partir de ahora tendrán que ser auspiciados por una organización estadounidense autorizada y hacerse acompañar por un representante de estas”.
“Se denota claramente la intención política de esta medida”, concluyó al referirse a los vínculos “pueblo a pueblo” que ahora deberán incluir programas para “apoyar a lo que ellos definen como sociedad civil y promover su independencia del Estado cubano”.
En resumen, argumentó, “las medidas confirman el serio retroceso que ha tenido lugar en las relaciones bilaterales, como resultado de las decisiones adoptadas por el gobierno del presidente Donald Trump. Implican un recrudecimiento del bloqueo y de la prohibición de viajar a Cuba de los estadounidenses. Algunas no ocultan su trasfondo subversivo”.