Con 191 votos a favor y solo 2 en contra, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó este miércoles el proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Por vigésimo sexta ocasión consecutiva, la comunidad internacional rechazó la política hostil impulsada por el gobierno estadounidense y que constituye el mayor obstáculo para el desarrollo y bienestar del pueblo de la nación caribeña.
Durante su intervención ante la Asamblea, el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, recordó que el cerco constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos, y precisó que el documento presentado cobra particular relevancia frente al actual retroceso de la política norteamericana con respecto a la isla.
El pueblo cubano no renunciará a construir una nación soberana, democrática, próspera y sostenible, enfatizó el canciller.
“Cuba jamás aceptará condicionamientos ni imposiciones. Este enfoque nunca ha funcionado ni va a funcionar, será uno más en la cuenta de una política anclada en el pasado”, añadió.
No obstante, el titular acotó que el gobierno cubano tiene la voluntad de proseguir con el diálogo respetuoso y la cooperación en ámbitos de interés común, como expresó en julio pasado el presidente cubano, Raúl Castro Ruz.
Bruno agradeció a la comunidad internacional y a la amplia mayoría del pueblo estadounidense por su respaldo incondicional a Cuba, y manifestó su confianza en el compromiso de los cubanos más jóvenes con el legado de José Martí y Fidel Castro.
En su discurso, Rodríguez Parrilla calificó de irrespetuosas, ofensivas e injerencistas las declaraciones de la embajadora de EE.UU. ante la ONU y señaló que el país norteño no tiene “la más mínima autoridad moral para criticar a Cuba”.
No sorprende lo que han dicho aquí: que el presidente de los EE.UU. no toma en cuenta los reclamos internacionales. Al menos han reconocido su aislamiento, dijo, refiriéndose a la intervención de la representante norteamericana.
El año pasado la resolución también fue aprobada por una abrumadora mayoría de 191 votos a favor, 2 abstenciones (Estados Unidos e Israel) y ninguno en contra.