En Granma la no implementación de los resultados derivados de trabajos investigativos tiene hoy múltiples causas y consecuencias.
La calidad de los trabajos de investigación en esta provincia es reconocida a todos los niveles, sin embargo existen obstáculos que impiden la implementación de un alto por ciento de estos, lo cual desestimula a esa importante fuerza que es el colectivo de profesionales dedicados a la actividad.
Actualmente la Universidad de Granma es la principal cantera en cuanto a la actividad científica. Esto se corrobora al conocer la fuerza con la que cuenta: 139 Doctores en Ciencias, 715 Másters y Especialistas los que representan el 60 por ciento de los recursos humanos en la parte docente. Otra contribución importante la realiza el 70 por ciento de los estudiantes que cursan de tercer al quinto año de las diferentes carreras.
Las disciplinas con mayor beneficio en ese sentido son la pedagogía, la rama agropecuaria y las ciencias sociales, de manera que el número de investigaciones debería ser superior al que hoy ostenta.
Para este año se tiene previsto la generalización de 28 investigaciones, algunas con diversas salidas de impacto, que se concentran básicamente en la parte económica, social y medio ambiental.
La puesta en práctica de determinados implementos agrícola para el laboreo mínimo del suelo, la mejora de indicadores bioproductivos de aves y cerdos mediante la utilización de aditivos nutracéuticos, la introducción de técnicas quirúrgicas a los rebaños lecheros y el perfeccionamiento de semillas para incrementar la variedad y producción de ñame, son algunos de los ejemplos.
Pero teniendo en cuenta el potencial de la provincia para las acciones productivas así como sus principales fuentes de ingresos, no cabe dudas de que se precisa de un incremento acelerado del número de investigaciones con una mayor participación de los profesionales.
A ramas específicas como la agropecuaria y la agroindustria sería oportuno brindarles un fuerte impulso, máxime cuando la producción de más alimento y la sustitución de importaciones están establecidas como prioridades por las autoridades del territorio al igual que todas las actividades que definen ingresos.
En este aparte existen sin dudas oportunidades aún sin aprovechar y que pueden convertirse en importantes fuentes para la entrada de capital y el consiguiente desarrollo social.
Posturas paralelas
Según explica el Dr. C. Michael Tamayo Saborit, vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Granma, hasta el momento se ha logrado que un significativo número de asociados se identifiquen con las problemáticas que existen hoy en el territorio y a partir de ahí desarrollen la labor investigativa.
“Esto lo monitoreamos cada año durante las Convenciones Científicas que celebramos, las cuales tienen entre sus funciones recoger los resultados e impactos a partir del desarrollo de las diferentes temáticas relacionadas con la contabilidad, auditoría, desarrollo local y planificación, entre otras.
“Por lo general los trabajos investigativos que se presentan, tanto en la etapa de diseño como de implementación, contienen un alto valor; sin embargo no siempre logramos recoger los frutos y esto se atribuye a diferentes causas”.
El también profesor titular de la Universidad de Granma valoró que impera una necesidad recurrente de incentivar aún más el quehacer investigativo y una de las maneras es logrando la pertinente puesta en práctica de los trabajos.
Pasos sostenibles
Carlos Bruzón Viltres, Vicerrector de la Universidad de Granma para la atención a las investigaciones, posgrado y relaciones internacionales, asegura que se trabaja con los diferentes sectores para obtener resultados de productividad y eficiencia superiores, tal como lo precisa la provincia, lo cual forma parte esencial del componente de la institución. Al mismo tiempo reconoce frenos, flexibles, en la labor”.
¿Cuáles son las dificultades que se manifiestan en el proceso de implementación de las investigaciones?
“Lamentablemente existen diversas limitaciones que podemos relacionar. Algunas se atribuyen a la propia gestión de la Universidad y otras al contexto económico.
“Una parte considerable de las investigaciones no han logrado cerrar el ciclo y llevarlo hasta la producción y comercialización. Hoy tenemos serias restricciones que dependen, a veces, de la propia concepción con que se trabajan esos resultados. Consideramos en tal sentido que aunque hay experiencia y estamos trabajando con proyectos empresariales, todavía son escasos los que tenemos, como el número de los que se pueden realizar para captar divisas del exterior y, sobre todo, poder permitirnos importar tecnologías para desarrollar estas propias investigaciones.
“No se ha logrado lo suficiente en el sector empresarial y agropecuario en cuanto a una cultura de la necesidad de aplicar los resultados científicos para elevar los indicadores productivos y la gestión en sentido general. Eso nos da la medida de que la labor extensionista nuestra está de algún modo frenada, por lo que tenemos un gran reto por delante para revertirlo.
“No se explota el total de los escenarios, sobre todo en el sector no estatal donde pudiéramos hacer amplios aportes. No se cumplen las exigencias en la implementación de los denominados Proyectos de Iniciativas Municipales para el Desarrollo Local, en el cual existe un nicho importante, y casi inexplorado, para la aplicación de muchos estudios.
“En definitiva no se consigue llegar aún a estas formas de financiamiento y, reitero, son ineficiencias de los mecanismos nuestros para la comercialización de los productos científicos con un consecuente efecto negativo en cuanto a la inserción, tanto en el mercado interno como externo.
“Existen otras limitaciones, por lo que tenemos que seguir revisando la manera de hacer efectivo y eficaz esa gestión como institución y también sensibilizar, con trabajos que lo validen, al sector empresarial para la comprensión de que es clave la incorporación de esos resultados que hoy se generan a partir de las investigaciones”.
¿Inciden estas dificultades en las iniciativas para la labor de investigación?
“Es una consecuencia que muchos investigadores no sienten ese estímulo. De igual forma no siempre se logra que un grupo de trabajos relevantes tengan un respaldo económico que beneficie, no solo a la institución, sino también al investigador. Y en la medida que este obtiene resultados y no puede implementarlos, por determinadas barreras, pues evidentemente se desmotiva.
Yo creo que el fenómeno es multifactorial y que también corresponde al marco de la actualización de nuestro modelo económico y social atender a esta parte de las investigaciones, con mayor fuerza, con más intencionalidad y estimular tanto en el aspecto moral como material, porque de algún modo es una necesidad y un reclamo sentido en el colectivo de investigadores”.
¿Cree que existen fuerzas dormidas en este sentido?
“Sí existen, por eso debemos continuar trabajando e incluso desde el investigador que estamos preparando en su formación de pregrado. A veces descuidamos el hecho de que el estudiante, a quien le estamos dando una visión de ciencia, en su vida laboral va a estar, quizás, tomando decisiones en una empresa y, sin embargo, no lo tratamos con tal perspectiva. Después nos ocurre que quedan todas esas fuerzas potenciales dormidas, y luego ya no despiertan.
“No obstante, y aunque reconocemos que la Universidad no cuenta con una pirámide sólida asociada a las prioridades nacionales, vamos a continuar laborando en este terreno del conocimiento y su aplicación hasta lograr el estado deseado y, además, ineludible”.