Es difícil hablar de un solo hombre en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura (SNTC), por ser una institución que agrupa y representa a gran parte de la vanguardia artística del país, pero su nombre dice mucho: Jacinto Viamontes Rodríguez, fundador y primer secretario general de esta organización, quien recientemente abandonó este mundo con la satisfacción del deber cumplido.
Casi diez años estuvo al frente del SNTC, antiguamente Sindicato Nacional de Trabajadores de Artes y Espectáculos (SNTAE), desde su surgimiento en 1977. Tiempos de mucho rigor y dedicación; prácticamente había que comenzar de cero y reorganizar las esferas artísticas, sus representantes, principales escenarios, además de atender las necesidades e inquietudes de los afiliados. Viamontes tuvo paciencia, ahínco, esmero y supo cumplir las misiones asignadas, cualidades esenciales de un líder, porque saber dirigir también es un arte.
En sus inicios no conocía a profundidad los procesos culturales, tampoco era un creador, me cuenta José Manuel Bistel Somodevilla, segundo secretario del SNTC en aquella época, quien accedió al diálogo para honrar a su amigo.
Saltan a la mente preguntas inevitables. ¿Cómo pudo estar al frente de una asociación de este tipo, rodeado de intelectuales y realizar sus funciones con el decoro que lo distinguió? La respuesta es fácil, el buen tino y la destreza de sus acciones lo acompañaron siempre. También tuvo la astucia para aprender vorazmente sobre las particularidades del arte; prueba de ello fueron las labores realizadas junto al aparato directivo en la toma de decisiones relacionadas con la cultura, el reordenamiento de la nómina salarial, así como en instruir a los trabajadores del sector.
“Vivimos una de las etapas más lindas y masivas del movimiento sindical. Lo recuerdo sociable, riguroso y buen orador”, precisó Bistel Somodevilla.
Oriundo de la provincia de Camagüey, se formó en la escuela de Instructores de Arte de La Habana. Al finalizar sus labores en el SNTC, cumplió misión en Angola como soldado, prueba fehaciente de su compromiso con la Revolución. Con su ejemplo hizo fe al principio martiano de que “el deber de un hombre es estar allí, donde es más útil”.
Recibió varios reconocimientos como el de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y, días antes de dar su aliento final, la organización de la cual fue fundador, le entregó el sello Aniversario Cuarenta, el 7 de septiembre, justo cuando se celebró sus cuatro décadas de fundación. Viamontes, el SNTC te debe mucho.