No hubo tiempo para reponerse del pánico. Con el corazón apretado, la garganta hecha un nudo y la certeza de que solo unidos se saltan los obstáculos, los trabajadores villaclareños resarcen los daños ocasionados por el huracán Irma en el territorio.
Sobre las huellas del desastre se levanta un pueblo que el Comandante en Jefe Fidel Castro llamó vencedores de dificultades y obstáculos: unos talan árboles, otros detrás recogen los escombros, le siguen los linieros, los agricultores cosechan y resiembras, se limpian aulas… Los constructores comandan las acciones. Aquí y allá, Villa Clara se recompone.
El compromiso
La Plaza Comandante Ernesto Guevara es el sitio para comprometerse al huracán de la recuperación. Junto al Che se abanderan las fuerzas que intervienen en esta contienda entre ellas brigadas de jóvenes soldados de la FAR que desbrozan y eliminan obstáculos en las principales vías del territorio, es así que ya se transita por la mayoría de ellas y el transporte público ha recuperado su vitalidad.
Las empresas de la construcción también acuden al sitio. De tal manera lo hicieron brigadas compuestas por obreros y especialistas de entidades de construcción y montaje, de la Ecoi 25 y la industria de materiales de la construcción, quienes a su vez iniciaron las labores justo a la empresa de proyectos que inspeccionó el pedraplén Cayo Santa María, el puente de acceso a municipio de Santo Domingo, varios edificios de viviendas en Vueltas, Santa Clara, entre otras instalaciones y entidades afectadas.
“Esto está duro periodista, pero se llega al final y pronto, el hombre no se mide por las veces que se cae sino por las que se levanta”, expresó convencido, de que no hay obstáculo que no puedan vencer los villaclareños, un obrero de estas fuerzas constructivas.
Igual resulta el esfuerzo de los eléctricos que en menos de 24 horas dieron servicio a la mayor parte de los circuitos de Santa Clara y no descansan para tratar de dar vitalidad al territorio lo antes posible.
Asimismo, se han creado brigadas de techadores de diferentes empresas entre ellas Planta Mecánica y se recibe la solidaridad de otras provincias como Mayabeque.
Otra Irma, pescadores y agricultores prestos…
Hay una Irma que está siendo otro huracán en el campismo del Salto en Corralillo. Es Irma Ferraz Caballero, una mujer dulce que quiere cambiarse el nombre. Ella no descansa y confiesa que no lo hará hasta haber restablecido el servicio en el campismo y poner a disposición de los turistas la tienda, el restaurante y cuarenta cabañas. Para ello los trabajadores de la instalación recogieron los destrozos de árboles, acondicionaron los techos dañados, van habilitando locales, ubicando los insumos en sus estantes y esperan por tener los servicios de agua y electricidad para reabrir.
“Esa Irma que pasó por aquí no tiene nada que ver conmigo. Con la misma ferocidad con que ella se ensañó con mi campismo, en el que laboro hace más de veinte años, yo repongo lo que deshizo. Quiero que se sepan que hay otra Irma, que con fervor lo reconstruye todo”.
En la empresa agropecuaria Quemado de Güines han sido recuperadas 400 toneladas de plátanos, se recuperan las semillas y está listo el terreno para comenzar a sembrar más plátano así como boniato además de cosechar yuca, según aseguraron José Sigler y Miguel Rivero, dos obreros agrícolas que desde que las condiciones atmosféricas lo permitieron están junto al surco.
Rigoberto Román es un hombre de mar, de los que conoce el rumor de las olas y sabe la certeza de cada brisa, es el director de la empresa pesquera Pamar, pero se le conoce por tener palabra.
Para él los daños serán recuperados, a pesar de que las embarcaciones resguardadas en un refugio natural cercano están defectuosas. “Ellas ya se repararán en el más breve lapso, la fábrica de hielo no sufrió grandes averías y podrá funcionar en cuanto se cuente de electricidad, ya se arreglan embarcaciones, pronto estaremos en el mar y lo haremos con las corridas”.
El regreso, la escuela
Hay muchas historias que contar, se descubren a cada paso, no se necesita atiborrar a los pobladores de preguntas, van saliendo solas, en breves conversaciones, con solo decir una frase aparece la anécdota, muchas están llenas de altruismos, todas de agradecimientos.
Cuando los evacuados van retornando a sus hogares aparece el reencuentro con la realidad. Estos hombres y mujeres lo hacen con una mezcla se sentimientos encontrados porque muchos tendrán que vivir en condiciones difíciles en los próximos meses hasta que sus viviendas sean recuperadas, pero también es visible en ellos la confianza en la protección del Estado cubano, la ayuda urgente de las autoridades de la comunidad y de los vecinos más cercanos.
“No se lamentó la pérdida de vidas humanas, la atención en los centros de evacuación fue excelente y se lograron preservar los bienes”, aseguró una mujer del poblado La Panchita, en Corralillo, que con rostro sorprendido miraba que parte de su casa aún estaba en pie y allí podría acomodarse. “Lo importante es que los niños vuelvan a la escuela y que la labores pesqueras comiencen”, precisó.
Y auque la escuela Carlos Casanova de esta localidad quedó destruida de forma total la maestra Levia Hernández, triunfadora al fin, aunque con la mirada humedecida, ya piensa en cómo reorganizar las seis aulas y encontrar la solución para dar las clases. No obstante esta muchacha de sensibilidad exquisita tuvo el detalle de hacer una observación. “Irma fue destructora, pero no pudo con la historia, mire el busto de Martí y el asta de la bandera, están ahí firmes e intactos, la imagen da fuerzas”, y es cierto con la herencia de rebeldía y coraje de este pueblo Irma no pudo.