Poco se habla se habla del legado de Samuel Feijóo en la cultura cubana. Parece olvidado con el tiempo, cuando el don de la desmemoria se instala y arrasa. Autor de los personajes Juan Quinquín y Wampampiro Timbereta, este polifacético escritor, nacido en Villa Clara, fue un revolucionario del arte. Los que lo conocieron decían que le asistía el fuego de un poeta, guiado por las inmensas ganas de crear y sentirse vivo.
Este año se conmemora el aniversario 25 de su fallecimiento y el Instituto Cubano del Libro organizó un coloquio en homenaje a esta fecha, efectuado en la tarde del martes, que tuvo como invitados al poeta Virgilio López Lemus y al cineasta y narrador Raydel Araoz.
“No tenía tiempo para los premios ––expresó López Lemus–– pues él estaba escribiendo”. De haberlo querido hubiera adquirido una fama y aceptación envidiable por quienes anhelan tales afanes. Pero no. El bardo prefería sentarse en los parques de la cuidad que lo vio nacer y conversar con la gente común, como si supiera que la cotidianidad es asidero para la inspiración y la sencillez.
No todos los hombres son iguales y cuando unos pocos se salen de la media, simplemente lo catalogan de loco, calificativo que utilizaban para referirse a Feijóo. Pero su sinrazón era especial, más bien una praxis diferente de la vida lo hizo desempeñarse como crítico literario, revistero, pintor, novelista y poeta.
El autor de Jiras guajiras buscó en sus versos saciar la pretensión de reflejar la realidad y la Cuba que tanto amó. Pero se sentía incompleto, la literatura no era suficiente y es cuando las artes visuales complementan el virtuosismo de este singular hombre.
López Lemus caracterizó su pintura como una meta creación. “No estuvo sujeto a normas demasiado rígidas, salvo las suyas propias”, puntualizó.
Tampoco es de extrañarse entonces su labor de fotógrafo. Tenía una mirada múltiple para captar esencias. En Santa Clara existen catálogos de imágenes hechas por Feijóo, además de una habilidad innata para el humor, ese que desarrolló en varios de sus personajes.
Para finalizar el encuentro se proyectó un fragmento de un documental realizado por Araoz, donde se muestra lo que fue Samuel Feijóo para Cuba: un hijo preclaro de la nación.