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Organizada por el Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) y la Asociación Hermanos Saíz (AHS), próximamente el Pabellón Cuba será nuevamente sede de la Feria de la Cultura Cubana Arte en La Rampa (XVIII edición), dedicada a la trova, a los jóvenes y al XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que se celebrará en el venidero octubre en la ciudad rusa de Sochi, ocasión en que delegados de todo el mundo honrarán al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz.
La fiesta, pensada como un espacio integral de promoción cultural durante el período estival, estará conformada por valiosas obras de destacados artesanos y artistas, además de las presentaciones de prestigiosos exponentes de la música cubana, la danza, las artes plásticas, la literatura, el teatro, entre otros.
A propósito de este esperado y agradecido encuentro, visitado cada día por miles de personas en busca de disímiles artículos de uso personal y doméstico, especialmente los concebidos para el verano, acudimos al estudio de una de las artífices más reconocidas del país en los diseños y producción de textiles pensados con tal fin. Su presencia se ha hecho habitual, durante los últimos años, en las diferentes ferias convocadas por el FCBC, y que, tal vez, en esta ocasión encontremos en Arte en La Rampa. Me refiero a la joven Karen Santín, cuyos atavíos afines al criollo clima caribeño, se encuentran entre los preferidos por las féminas.
Su proyecto fue creado hace unos cinco años bajo el identificativo de Tanya, en recordación de su fallecida progenitora —de igual nombre— y en cuyo honor decidió dedicarse con esmero y amor a la confección de vestuarios que descollaran por su identificación con la cultura y la idiosincrasia de la mujer insular, en correspondencia con la exhortación hecha por el FCBC de promover artículos con diseños nacionales, amén de su altura profesional. En tal sentido se destacan los trajes de baño producidos por esta atractiva mujer, empeñada en demostrar, además, que una madre soltera es capaz de asumir grandes retos y, con sacrificio y pasión, trascender dentro del complejo universo de la moda.
En su amplia y confortable galería, situada a pocos metros del hotel Presidente, en la céntrica avenida G, número 155, entre Calzada y Novena, en la capitalina barriada del Vedado, puede disfrutarse de la innegable calidad de las trusas hechas por Santín para niñas, jóvenes y mujeres adultas, artículos exclusivos que atraen por sus cuidadosas elaboraciones, y propician el lucimiento de la figura femenina, en tanto constituyen indumentarias cómodas y seguras. Se agregan pareos y blusas con cierre cruzado para protegerse de los rayos ultravioletas.
También graduada de fotografía, moda y joyería, amén de su extenso currículo artístico en el que resalta su participación en las ferias internacionales del Libro, e Iberoarte, en Holguín, la Santín igualmente expone en ese acogedor lugar varios vestuarios para hombres, así como otros hermosos y originales atuendos. Entre ellos se destacan maxivestidos propios para una mañana especial y calurosa o para una noche de glamur; además de blusas, sayas, shorts, pantalonetas… pensados para todos los gustos individuales, con disímiles posibilidades de combinaciones. Sobresalen colores intensos y lisos, algunos escotados o caídas con sexis ajustes que preponderan la belleza femenina. Sus producciones están hechas con tejidos acordes a nuestro clima, especialmente de algodón y rayón.
Junto con Karen labora un equipo integrado por tres costureras e igual número de cortadoras con elevado nivel profesional. Ella igualmente interviene en el ejercicio de tales desempeños, con el fin de “no perder el hábito”, aunque siempre, aún en sus tiempos libres, está inmersa en las creaciones e innovaciones de los diseños, esencialmente ajustados a los intereses de las cubanas.
