Aseguran expertos que las insuficiencias identificadas en el proceso de negociación, concertación y firma de los contratos de suministros son las causas fundamentales de la existencia de inventarios de lento movimiento y ociosos en los almacenes, y no les falta razón, pero a ello se une, además, la no realización de un correcto estudio de mercado, la mala política en la formación de precios y el deficiente estado de algunas ofertas, entre otros aspectos.
El asunto constituye un serio escollo para el buen desempeño de la economía, mucho más porque no puede existir un comercio sustentable mientras en los almacenes duerman un sueño, quizás eterno, los altos inventarios de productos ociosos o inmovilizados.
Percibo en los últimos tiempos una toma de conciencia de la gravedad del tema, algo seguramente impulsado por la nefasta tendencia al crecimiento de artículos que pasaron a lento movimiento y luego a ociosos.
La Oficina Nacional de Estadística e Información reportó hasta octubre del 2016 un nivel de inventarios que superaba los 23 mil 400 millones de pesos, es decir, un incremento de más de 5 mil millones de pesos respecto a igual período que el 2015.
El crecimiento se concentraba fundamentalmente en mercancías para la venta, con más del 29 % del total y materias primas y materiales, con una participación superior al 19 por ciento.
A su vez existían otras partidas como partes y piezas de repuesto, y producción terminada y en proceso con gran incidencia en los valores totales, cuestión en la que es necesario profundizar —indicó Ricardo Cabrisas, ministro de Economía y Planificación— por cuanto debían ser fuentes de aseguramiento para los planes económicos del actual año y también para períodos venideros.
Entonces surge la interrogante de si tal realidad se tuvo en cuenta —y se tiene— para el plan 2017. Una respuesta objetiva requeriría un minucioso análisis, aunque entre los puntos a favor está el esfuerzo realizado en las más recientes ferias empresariales de negocios, donde uno de los propósitos era priorizar el tratamiento a sus inventarios de lento movimiento y ociosos, en condiciones de ser reorientados hacia otras actividades.
Sobresalen algunas ideas ya puestas en práctica, como la comercialización de inventarios de lento movimiento y ociosos, un servicio único de su tipo en Cuba, dirigido a facilitar la venta más rápida y eficaz de tales bienes, y que demuestra que las mayores dificultades para su adquisición están en las personas naturales.
Además está la aplicación de precios por acuerdo entre las partes para su venta mayorista, el establecimiento de una red minorista en tiendas de La Habana y en empresas comercializadoras de servicios de productos universales en el resto del país.
Quizás, entre los temas aún por materializarse se encuentra la penalización por aumento de inventarios de lento movimiento y ociosos respecto al año anterior, así como la estimulación a las entidades estatales y sociedades mercantiles que consigan disminuirlos.
¿No hay comentarios? El tema es importante e interesante y con el inconvenente de qeu al fin y al cabo ¡No pasa naaaaaaaaa! Seguimos en las mismas.