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Amalia Ramos Ivisate y Yimel Díaz Malmierca
Este jueves, como cada 15 de junio, la nación multicultural azerbaiyana celebró el Día de Salvación Nacional en honor al nombramiento del líder nacional Heydar Aliyev como presidente del Consejo Supremo, actual parlamento. Detrás del festejo se encuentra un momento singular de la historia y la figura de una de las más grandes leyendas de la primera república democrática y secular del oriente musulmán.
Para comprender mejor el significado de la jornada y conocer las perspectivas de cooperación con la isla cuando se cumplen 25 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos gobiernos, Trabajadores conversó con Javanshir Salehov, Encargado de Negocios de esa república en Cuba.
Salehov, como buen historiador, comienza por los antecedentes, se centra en los hechos, aunque no puede evitar los recuerdos personales. Era 1992, tenía apenas 15 años y, a pesar de su juventud, percibía la gravedad del momento, marcado por el colapso de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y la declaración de independencia de algunas de las naciones que la habían integrado, entre ellas Azerbaiyán.
“La economía estaba en crisis, en todos los lugares había refugiados y colas para adquirir alimentos. Las fuerzas extranjeras querían dividirnos y la gobernanza era cada vez más difícil. Estábamos al borde de una guerra civil”, expone el diplomático.
En ese panorama tan complejo y sin liderazgo político, el pueblo exigió el retorno de Heydar Aliyev, quien en 1982 fuera elegido miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de la URSS. También ocupó el cargo de vicepresidente del Consejo de Ministros hasta su dimisión, hecho que tuvo lugar en 1987 por diferencias con el entonces presidente soviético Mijaíl Gorbachov.
Una vez alejado del poder, Heydar regresó a la vida rural y sencilla en su natal Najicheván, república autónoma de Azerbaiyán, hasta que a inicios de junio fue reclamado por las autoridades de Bakú para que mediara en la compleja situación política que atravesaba el país. Finalmente, el 15 de junio de 1993, con el voto de la mayoría de los diputados, fue nombrado presidente del Consejo Supremo.
“Ese día —asegura el funcionario— salvamos nuestra independencia, soberanía y el honor del pueblo. Hoy, gracias a él, somos un país libre, democrático y en desarrollo que ha conseguido estabilidad política en una región sacudida por las guerras”.
El Estado soberano más grande del Cáucaso, donde las mujeres alcanzaron el derecho al voto en 1918 y en el que conviven en armonía musulmanes, judíos y cristianos católicos y protestantes, sobresale como una zona de paz en una de los espacios más convulsos del planeta, golpeado por el terrorismo, y donde abundan los conflictos por el control de los recursos energéticos.
La nación desempeña un rol cada vez más activo en la política internacional. Actualmente es parte de la troica del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) al haber sido elegida como sede la XVIII cumbre que tendrá lugar en Bakú en el 2019, momento en el que recibirá la presidencia del organismo de manos de Venezuela.
La proeza de haber mantenido la unidad nacional —a pesar de tener el 20 % del territorio aún bajo la ocupación armenia— y de haber diseñado las bases de la actual prosperidad (el país se distingue hoy por su sistemático crecimiento económico) permiten entender la relevancia del Día de la Salvación Nacional y de Heydar Aliyev: “Nosotros decimos que líderes como él llegan a los pueblos una vez en 500 años”, afirma Salehov.
Azerbaiyán, como un amigo, un cuarto de siglo después
En abril de este año se cumplieron 25 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Cuba y el país euroasiático, aunque “los lazos entre nuestros pueblos comenzaron mucho antes, pues desde la década del 60 del siglo pasado llegaron miles de jóvenes de esta isla a estudiar a mi país”, recuerda Javanshir Salehov.
“En 1992, cuando se presentó en Naciones Unidas la primera resolución contra el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, nosotros la apoyamos. Me enorgullece decir que Azerbaiyán, como un amigo, siempre ha mantenido esa posición”.
Sin embargo, el representante reconoce que la cooperación en otras esferas debería ser ampliada. “Por ejemplo, las relaciones económico-comerciales necesitan desarrollarse aprovechando que tienen mucho potencial —explica—. Tenemos que continuar trabajando en esa dirección”.
“El mercado de Cuba es muy amplio y hay oportunidades de negocio en el sector del turismo, la agricultura, la biotecnología. Estos, y otros como la medicina deportiva y el área farmacéutica, son muy interesantes para los inversionistas y empresarios azerbaiyanos. También se podrían fomentar intercambios profesionales en el área energética”, añade.
Como parte de ese empeño recientemente llegó a La Habana una delegación de la Fundación para la Promoción de Exportaciones e Inversiones de Azerbaiyán (AZPROMO), la cual sostuvo reuniones con sus homólogos y empresarios cubanos: “Todavía no existe ningún proyecto en concreto, pero estamos considerando algunos”, concluyó.
