Por Martha Isabel Andrés Román
Revertir las recientes políticas hacia Cuba traería para Estados Unidos afectaciones económicas, aislamiento y problemas de seguridad nacional, según advierten numerosos sectores que piden al presidente Donald Trump mantener el acercamiento a la isla.
Mientras reportes de prensa indican que en los próximos días el mandatario republicano dará marcha atrás a medidas implementadas por su antecesor, Barack Obama, con respecto al país caribeño, crecen los llamados a la nueva administración para continuar el rumbo iniciado hace más de dos años.
Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, anunciaron el 17 de diciembre de 2014 la decisión de restablecer los nexos diplomáticos, un hecho que se concretó en julio siguiente.
Desde entonces, ambas naciones firmaron decenas de acuerdos y memorandos de entendimiento en diversos sectores, como parte un proceso encaminado a la normalización de sus vínculos bilaterales. Las políticas de la anterior administración de disminuir las restricciones a las compañías norteamericanas interesadas en hacer negocios en Cuba contribuyeron a un crecimiento económico significativo y a la creación de empleo en todo el país, sostuvo recientemente la coalición Engage Cuba.
De acuerdo con un análisis difundido a principios de mes por esa organización, que promueve el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la isla hace más de medio siglo, una reversión de las medidas de Obama costaría a la economía estadounidense seis mil 600 millones de dólares.
Tal reporte estimó, además, que un cambio de dirección afectaría aquí a 12 mil 295 empleos durante los próximos cuatro años.
A ese informe, que tuvo gran repercusión en los medios de prensa, hicieron alusión los senadores republicanos John Boozman, por Arkansas; Mike Enzi, por Wyoming; y Jeff Flake, por Arizona, quienes resaltaron la semana pasada los beneficios que trajo para su país los cambios hacia el territorio caribeño.
Mediante una carta dirigida al secretario de Estado, Rex Tillerson, y al consejero de seguridad nacional de Trump, Herbert McMaster, destacaron que la apertura permitió a compañías como Google, Carnival, Verizon, Airbnb, AT&T, Marriot y Sprint, descubrir nuevas posibilidades de negocio.
Incrementar los lazos económicos es favorable también para los cubanos, agregaron los miembros de la Cámara alta, quienes remarcaron que la isla es un mercado natural para Estados Unidos e instaron encarecidamente a sopesar con cuidado cualquier reversión que ponga en peligro los beneficios alcanzados.
Además de esa misiva, se difundió otra dirigida directamente al jefe de Estado en la que siete congresistas de su propio partido dijeron estar profundamente preocupados por los informes de que la administración está inclinada a una regresión.
Los firmantes aseguraron que dar marcha atrás al proceso pondría en peligro esfuerzos para combatir la trata de personas, el tráfico ilícito de drogas, el cibercrimen y el fraude.
Ya el 20 de abril pasado más de una docena de militares retirados pidió a McMaster seguir en el camino hacia la normalización de los nexos como una forma de fortalecer los intereses de seguridad nacional y estabilidad en la región.
Entre las voces que se dirigieron recientemente al jefe de la Casa Blanca estuvieron las de más de 40 compañías y asociaciones que lo instaron a mantener y ampliar la expansión de viajes a Cuba.
La Sociedad Agentes de Viajes y la Asociación de Operadores de Viajes, entre otras entidades, le señalaron que un retroceso en ese sentido conduciría a una pérdida significativa de empleos en su país.
Alentamos a su administración a tomar nota de los amplios beneficios económicos y priorizar el crecimiento y la creación de puestos de trabajo en la revisión de la política hacia Cuba, manifestaron.
En medio de estas apelaciones a Trump, en el Congreso se presentaron dos importantes proyectos de ley que tienen apoyo bipartidista y buscan levantar las restricciones de viajes y comercio con el país vecino.
A finales de mayo el senador Flake reintrodujo la Ley de Libertad para Viajar a Cuba con el copatrocinio de otros 54 legisladores, la cual eliminaría las limitaciones que prohíben a los ciudadanos de esta nación ir la isla con fines turísticos.
En tanto, otros dos senadores del partido rojo e igual cantidad de demócratas presentaron la Ley de Libertad para Exportar a Cuba.
Mediante esa propuesta, se derogarían las actuales barreras a los negocios, incluyendo la autorización original de 1961 para establecer el cerco comercial y las legislaciones posteriores que exigían la aplicación de esa política.
Por su parte, el diario The New York Times lamentó que el acercamiento al Estado vecino podría unirse a la larga lista de las principales iniciativas de Obama que el actual mandatario está obsesionado con borrar.
El periódico consideró que ello aislaría aún más a Estados Unidos y perjudicaría sus intereses empresariales.
Según el Times, una vuelta atrás reflejaría un deseo cobarde de favorecer a republicanos conservadores de Florida visceralmente opuestos a la Revolución cubana.
Pero quizás la muestra más importante de respaldo al acercamiento a la mayor de las Antillas la dio un sondeo difundido por Engage Cuba el 12 de junio, el cual arrojó que el 65 por ciento de los votantes norteamericanos, entre ellos más de seis de cada 10 republicanos, apoyan ese camino.
La encuesta, conducida a nivel nacional entre mil 973 personas por la compañía Morning Consult, añadió que solo un 18 por ciento se opone a las políticas de Obama.
El estudio mostró que el 64 por ciento de los republicanos desea continuar la flexibilización de las restricciones de viaje y el comercio con la nación caribeña, mientras que un 22 por ciento la rechaza.
De acuerdo con el sondeo, una movida para endurecer esas barreras sería en gran medida impopular dentro de la base republicana de Trump.
El titular de la coalición, James Williams, expresó que el apoyo abrumador del pueblo estadounidense para continuar el acercamiento debe servir como una bandera de advertencia al presidente.
Diversas fuentes adelantan que será el viernes, en Miami, Florida, donde el gobernante dará a conocer el resultado de la revisión sobre Cuba, algo que la Casa Blanca aún no ha confirmado.
Cuando llegue el momento del esperado desenlace, se conocerá definitivamente si Trump escuchó los numerosos llamados o si, como indican algunas fuentes, ignoró la voz de la gran mayoría.
Tomado de Cubadebate