Los avicultores tuneros alcanzaron en el 2016 una producción de huevos que sobrepasó en 2,4 millones el plan concebido para ese calendario, período en el que la eficiencia signó el desempeño colectivo y los ubicó entre los más destacados del país.
“En los últimos tres años hemos crecido de manera continua”, afirma el Msc Félix Daniel Gómez, director de la Empresa Avícola Las Tunas, adscripta al Grupo Empresarial Ganadero.
El directivo refiere que la cifra total de huevos en esa etapa ascendió a 59,3 millones, “todavía insuficientes para satisfacer la gran demanda de este alimento, pero una alentadora señal de recuperación”, enfatiza.
No obstante, es una realidad que de estos centros mensualmente salen con destino a la canasta básica 1,9 millones de huevos, 2,5 millones se venden liberados y son atendidas las necesidades del consumo social: hospitales, escuelas, círculos infantiles, cafeterías…
En el principio…
Las instalaciones de Llanos de Oriente se yerguen vistosas, totalmente reparadas sobre un agreste paraje, donde 43 trabajadores, 15 de ellos mujeres, vigilan cuidadosamente el inicio de las futuras ponedoras
“Aquí está la base. Es como un niño en cuna. Si no se trabaja bien no hay garantías de desarrollo. Las atenciones en estos primeros días son muy importantes, decisivas, diría yo, porque se prepara al pollito y se garantiza una buena ponedora”, comenta la navera María Josefa Torres Espinosa.
Y sus palabras tienen el aval de más de 40 años en actividades vinculadas con las tres etapas de estas producciones: inicio, desarrollo y ponedoras, “he trabajado en todos esos propósitos, pero este es el que me fascina”, afirma.
La doctora veterinaria Arelys Ortiz, jefa técnica de la unidad, certifica que las primeras 12 semanas de vida de estas crías son cruciales en su desarrollo esquelético y de esas aquí, entre nosotros, se pasan ocho, “eso ilustra la responsabilidad que asumimos en cada jornada”, sentencia.
Luis Enrique Sosa Aguilera, director de la UEB, confirma que en los dos últimos años han sobrecumplido todos los indicadores de eficiencia, que son el peso, la viabilidad, la talla, la uniformidad y la entrega, la cual sobrepasan en un dos por ciento.
Sosa Aguilera argumenta que en el año hacen cuatro crianzas con la misma intención y que la actual es la segunda de este 2017, en la que recibieron, procedentes de Villa Clara 124 mil 795 pollitos que preparan para su traslado hacia las unidades de desarrollo como parte del ciclo.
“En esta unidad recibimos los pollitos recién nacidos, hacemos la selección clasificándolos de acuerdo con el tamaño para lograr la uniformidad; los sometemos a calentamiento entre 10 o 12 días y hasta 20, si las condiciones climáticas lo exigen; les hacemos el corte del pico; los inmunizamos, teniendo en cuenta las indicaciones de la planta productora y los ubicamos en baterías”, expone Arelys.
La especialista comenta que todo el proceso tiene como objetivo llevarlos a los 640 gramos de peso y a los 83 milímetros de talla, que son las normas establecidas para declararlos aptos y llevarlos al siguiente estadio.
¿La higiene?
En el centro la higiene se ajusta a los planes de bioseguridad diseñados para proteger y garantizarle buena salud a la masa, pues es una especie proclive a contraer enfermedades diversas y sus excretas también son caldo de cultivo de vectores, por lo que en su manejo es vital no bajar la guardia.
“Nosotros cuidamos cada detalle”, afirma la jefa técnica, y destaca que constituyen amenazas potenciales la bronquitis, el gumboro y el newscaster.
Arelys asegura que contra esas enfermedades son inmunizados y que la protección incluye, además, la limpieza extrema, la cloración, el encalado y la fumigación, entre otras acciones.