Cuando en el año 2007 crecían las necesidades de profesionales para dirigir en el periódico Adelante, y la joven Daicar tenía al menos un camino breve pero bien recorrido en su labor reporteril, las miradas apuntaron hacia ella como la mejor opción para ocupar la responsabilidad de Jefa de Información.
Entonces comenzaba una etapa difícil: conducir a los profes que en las muchas jornadas precedentes llegaron con el consejo oportuno, la enseñanza, la solidaridad… Como dice ella, de los que aprendió y todavía aprende. Pero el periodismo tiene entre sus magias las relaciones humanas, y en eso la camagüeyana Daicar Saladrigas González gana buena nota.
“Quizás sea porque cuando cursé la carrera entre 1999-2004, en la Universidad de Oriente, se mezclaron contenidos del periodismo y la comunicación social”, rememora, y añade: “También agradezco los años de reportera, el contacto con los campesinos, sus conflictos, su humildad, su patriotismo. Considero una verdadera recompensa de la profesión la posibilidad de conocer a fondo el país y su gente, contar las historias comunes que hacen grande a Cuba, ayudar a transformar para bien”.
Nuestra prensa hoy…
Tener la máxima responsabilidad en la editora Adelante —fue nombrada directora desde el año 2011— no es motivo para no escribir. Eso bien lo sabe Daicar, razón por la cual exprime las horas del día y logra materiales que significan realización. Tal proceder le ha reportado hasta premios como el de la Editorial de la Mujer en el Concurso Nacional de Periodismo 26 de Julio, en el 2014.
“Vivimos tiempos de debates, cuestionamientos —apunta la entrevistada—; siempre digo que si los lectores nos critican, nos exigen que nuestros periódicos y noticieros sean mejores es porque nos leen, nos oyen, nos ven, porque quieren verse reflejados en nuestros medios y no en otros. Y eso para nosotros debe ser el principal aliento en el empeño de hacer un periodismo más profundo, balanceado, creativo. Estamos en condiciones de hacerlo pues contamos con generaciones experimentadas y jóvenes bien preparados y deseosos de hacer”.
Maternidad y agradecimiento
Joven, mujer trabajadora, madre de dos niñas y un niño, directiva, colega…, esos fueron atributos que motivaron a este redactor a dialogar con Daicar, quien en los tres embarazos la salud le ha permitido trabajar hasta las 34 semanas, y reincorporarse más temprano que tarde a la estresante labor de dirección.
“A los tres les di pecho hasta los 16 meses; a Bety, la del medio, incluso más” —recuerda. “Eso es algo que siempre recomiendo: lactar todo el tiempo posible y disfrutar del año de licencia de maternidad. Las trabajadoras cubanas debemos aprovechar ese privilegio que tenemos, porque luego la vida demuestra que es un período y una relación insustituibles.
“Las personas nos preguntan a mí esposo y a mí cómo nos las arreglamos con los tres, y yo respondo: a veces no nos las arreglamos. Si bien vivimos independientes, ha sido indispensable el apoyo familiar, de los compañeros de trabajo y de los amigos; en primer lugar nuestras madres, mi hermana, mi cuñado, mis tías, la vecina Baby, Luisa, que es mucho más que una secretaria”.
Sobre las medidas de protección a la madre trabajadora hechas efectivas recientemente por el Estado cubano, opina:
“No veo estas decisiones aisladas sino como continuidad de otras que evidencian la voluntad estatal de apoyar a las familias, no solo a la madre trabajadora. Lamentablemente, la baja natalidad es un fenómeno multicausal y muchas de las variables económicas que lo marcan no tendrán solución definitiva a corto plazo. Por eso algunos intentan minimizar el valor de las actuales transformaciones, pero es innegable que impactan favorablemente en la economía familiar.
“En nuestro caso concreto —explica—, de 54 pesos que pagábamos por el pequeño Leandro en el círculo y por Claudia y Beatriz en el seminternado, bajamos a siete pesos, y ello nos significa, porque la diferencia la podemos emplear en otras necesidades.
“Lo más comentado han sido las tarifas, pero hay cambios muy importantes como la incorporación de los abuelos al régimen de licencias, o los nuevos incentivos para las trabajadoras del sector no estatal, entre otros”, manifiesta la directora del periódico.
La joven expresa que junto a estas normativas estatales, aún podemos hacer más como sociedad para incentivar los embarazos y la natalidad. “Los centros laborales, por ejemplo, deben apoyar a las mujeres embarazadas, no ya materialmente, sino desde el simple anuncio del hecho como algo valioso para el colectivo, la preocupación por los resultados de las consultas, la visita de directivos y compañeros de trabajo mientras se está de licencia, tiempo de responsabilidades con el bebé, que suele ser también de aislamiento del ritmo de labor cotidiana, y es muy importante saber que te tienen presente.
“Cuando me embaracé por tercera vez, varias personas nos decían que estábamos locos; era alentador escuchar a quienes se alegraban y ofrecían ayuda. Ahora cuando llegamos exhaustos a casa (el esposo, Leandro, es fotorreportero del periódico), y las risas y reclamos de los muchachos anuncian otra jornada de esfuerzos, sabemos que estamos viviendo la mejor de las locuras”.
Así va Daicar. Acompañada entre grandes pasiones. Adelante.