La complicidad fue el secreto para que la Fábrica de Conservas La Conchita afrontara una de las mejores campañas de tomate de los últimos años, al punto de superar las 14 mil 400 toneladas procesadas a comienzos de esta semana, cifra que debió concretarse al cierre de abril.
Todos colaboraron con éxito, acotó Fara María Pérez Hernández, directora de la UEB, quien precisó que la molienda alcanzó ritmo de vértigo, con unas 230 toneladas (ton) diarias, como promedio. Incluso, en par de ocasiones se llegó a 320 ton.
Nadie quiere señalar un responsable absoluto en el buen paso de la famosa industria pinareña, que planea llegar a 16 mil ton, si el suministro continúa arribando del campo con la estabilidad mostrada hasta el momento.
Aunque en menor cantidad, aún queda materia prima en proceso de recolección para coadyuvar en ese empeño, señaló Ortelio Rodríguez Perugoría, subdelegado de la agricultura en la provincia.
Condiciones climatológicas normales; mayor escalonamiento de las siembras; organización superior del transporte; uso de variedades de semillas con rendimientos adecuados y mayor resistencia; así como la compenetración entre todos los factores responsables, son aspectos que apunta el directivo como claves del notable desempeño.
Al respecto, Fara María añade que recibieron los recursos en fecha para realizar un correcto mantenimiento previo, y se adquirió una caldera nueva, lo cual propició laborar casi sin interrupciones. Porque dentro de la entidad se desarrolla una batalla contra el tiempo y las previsibles roturas de máquinas con bastante uso.
El abastecimiento tempranero permitió a La Conchita moler en el mes de diciembre. En este escenario, impulsados por un sistema emulativo sindical denominado MI aporte a la campaña, se labora en dos turnos para cubrir las 24 horas y cumplir los planes de su materia prima fundamental, que representa un 50 por ciento de la producción total.
Esto demanda un esfuerzo superior de los integrantes de la unidad, avivados por dicha emulación, con el objetivo de alcanzar las metas y mantener en condiciones el equipamiento con varios años de explotación.
“Se estimula, material y moralmente, a los mejores en las distintas áreas- jefes de brigada, integrantes de cada turno, mecánicos, conductores de montacargas, personal de mantenimiento e indirectos- en chequeos cada 15 días. Los secretarios de secciones sindicales chequean constantemente la calidad y que se entreguen y usen los medios de protección”, explicó Idarba Ruiz, secretaria del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca en Vueltabajo.
Pero además del aspecto emulativo, la compenetración entre veteranos como Ramón Iglesias, jefe de línea de producción y menos experimentados como el jefe de los mecánicos Yoan Madera, definió el resultado.
“Los equipos trabajaron bien y se aprovechó al máximo las jornadas. Hubo mayor organización, disciplina y más limpieza que en otras ocasiones. Lo importante es que no perdimos tomate”, sentenció Ramón Iglesias.