A Yamil le gusta la música, bailar, se siente enamorado y disfruta de Diago, su hijo, cuando empina papalote, pero confiesa que descubrió en la labor de gobierno una arista de satisfacción que no conocía.
Asegura también que como profesor de Historia ha crecido, pues desde que desempeña esta función puede explicar mucho mejor y con mayor convicción los contenidos del plan de estudio relacionados con la Revolución en el poder, específicamente los que versan sobre el sistema político cubano y su democracia.
“Siento que los estudiantes me entienden mejor, que puedo motivarlos con mayor efectividad, tengo más confianza al expresar los contenidos y lo hago con mayor claridad. Partir de la experiencia personal es muy convincente”, precisó quien no puede desprenderse de la profesión de pedagogo ni de su vocación por la historia.
Yamil es delegado en una zona campesina muy extensa de población envejecida, en la que las preocupaciones de su comunidad pudieran estar distantes de las suyas, pero considera que la labor es útil
“Es una tarea compleja, soy la voz de los electores. Es una gran responsabilidad porque tengo, además, el deber de explicar las políticas del país. Por suerte en la zona existe un excelente médico de familia, la Cooperativa de Crédito Servicio (CCS) ha ayudado en el mejoramiento de los viales y serán instalados módulos de paneles fotovoltaico a familias que no recibían el beneficio del servicio eléctrico por lo intrincado de sus viviendas, esas soluciones reconfortan”, expresó convencido que siempre puede hacerse más por los demás.
“Quisiera ayudar mucho más, soy un joven humilde, de origen campesino, que vive en una comunidad intrincada y tiene la posibilidad de representar al pueblo que me eligió de forma soberana, para formar parte del órganos de gobierno. Esa es la democracia cubana”.