Por Juan Dufflar Amel y Yimel Díaz Malmierca
Saeed Hassan Aljomae ha sido el embajador extraordinario y plenipotenciario del Reino de Arabia Saudita (RAS) en Cuba durante los últimos seis años. En breve culmina su misión con la certeza de que las relaciones existentes entre ambos países se encuentran en un lugar cimero.
En el tiempo transcurrido desde su llegada a La Habana inauguró la sede diplomática del país custodio de las dos mezquitas sagradas del Islam (en las ciudades de Meca y Medina); y también inició una colaboración económica y financiera sin precedentes a través del Fondo Saudita para el Desarrollo.
Esa última institución ejecuta cuatro proyectos de financiamiento por un monto de aproximadamente 122 millones de dólares, tres de ellos asociados a la rehabilitación de redes hidráulicas de las ciudades de La Habana (30 millones), Camagüey (40 millones) y Matanzas (29,1 millones), y otro con el sector de Salud Pública para el suministro de equipos médicos. Existe además un Acuerdo de Financiamiento para la Importación de Productos Sauditas por un valor aproximado de 50 millones de dólares.
Los préstamos pactados clasifican como blandos por sus bajas tasas de interés, generalmente se ejecutan en un lustro y tiene un plazo de pago aproximado de 20 años.
Entrevistado por Trabajadores, Aljomae recordó que la apertura de su embajada en La Habana tuvo lugar en el 2011, pero los vínculos bilaterales son anteriores y ellos han contribuido a fomentar “la cercanía y la colaboración con los hermanos cubanos a partir de la identificación de los intereses y necesidades de cada parte”.
Una delegación del Ministerios Saudí visitó recientemente a la Mayor de las Antillas, ocasión en la que se ratificó el propósito para continuar desplegando los vínculos en el sector donde, en noviembre del 2013, se había suscrito un acuerdo de cooperación interministerial.
Gracias a ese instrumento más de 200 profesionales cubanos están laborando hoy en diferentes centros hospitalarios del país, cifra que se seguirá incrementando, afirmó satisfecho.
El embajador manifestó su deseo de que una relación igualmente exitosa pudiera concretarse en el campo de la biotecnología y la industria farmacéutica, la cual permitiría llevar a su país medicamentos como la vacuna contra el cáncer de pulmón; la melagenina para tratar el vitiligo y el heberprot-p para las úlceras del pie diabético.
“En la esfera de la cultura hemos participado dos veces en la Feria Internacional del Libro, explicó el diplomático, y donamos a la Unión Árabe de Cuba, así como a sus filiales de Ciego de Ávila y Santiago de Cuba, modernos laboratorios y bibliotecas para el aprendizaje del idioma. Otro momento importante fue la visita de varios creadores de las artes plásticas de la isla al RAS y las exposiciones allí organizadas”, acotó.
Aljomae destacó que en febrero del 2017 se colocó la primera piedra de la futura mezquita del Rey Salman, la cual sustituirá las funciones religiosas que actualmente realiza el Salón de Rezos habilitado en un edificio cercano a la Casa de los Árabes, en los predios de la Oficina del Historiador de La Habana.
Quien también se ha desempeñado como decano del cuerpo diplomático árabe acreditado en la isla, enfatizó que al apoyo brindado a la recuperación y desarrollo de diversas obras hidráulicas en el país habría que sumar el más reciente crédito (unos 26 millones de dólares) para la restauración patrimonial en La Habana Vieja.
Pero lo más significativo es la naturaleza de las relaciones que hemos cultivado entre ambos Gobiernos a lo largo de estos seis años, expresadas también a nivel internacional, aseveró.
Nunca fui un extraño en Cuba, resaltó, gracias a la amabilidad y bondad del pueblo cubano. Hasta nos parecemos físicamente, dijo, pero las mayores semejanzas entre los pueblos árabes y los latinoamericanos son políticas y económicas, lo cual justifica profundizar en el acercamiento y el intercambio de experiencias.
El diplomático valoró altamente la etapa histórica que ha vivido en Cuba: el VI y VII Congresos del Partido, donde se tomaron decisiones importantes para la actualización del modelo económico cubano; y más recientemente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.
“Tuve la experiencia —añadió— de participar en los cumpleaños 80, 85 y 90 del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz, y de asistir a las honras fúnebres de su infausto deceso. Son recuerdos que no se olvidan”.
“Me llevo de Cuba la imagen del país más bonito y de la gente más amigable y generosa, —agregó, —son virtudes que no abundan en el mundo y que adornan al pueblo cubano, pero el final de mi misión diplomática no es una despedida, desde la distancia continuaremos impulsando las relaciones entre ambos países”.