Por Yimel Díaz Malmierca y Amalia Ramos Ivisate
La Asociación de Estados del Caribe (AEC) es un importante mecanismo en torno a un mismo espacio geográfico de notables asimetrías económicas, que podría beneficiarse del desarrollo compartido y las alianzas estratégicas. En esto coincidieron los directivos del Ministerio de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (MINCEX) en conferencia de prensa ofrecida este jueves como parte del encuentro de altos funcionarios de la organización regional, efectuado en La Habana.
La AEC agrupa más de 300 millones de personas y recibe más de 40 millones de visitantes anuales. Existen intereses comunes como el desarrollo de la minería, la producción manufacturera, los recursos energéticos y los servicios logísticos integrados. La principal vulnerabilidad es el impacto ambiental de la industria, el turismo y el cambio climático.
Todo esto propicia la participación de Cuba en una organización que se ha propuesto potenciar la consulta, la cooperación y la acción concertada en la esfera del comercio, el transporte, el turismo sostenible y los desastres naturales en el Gran Caribe, expuso Débora Rivas Saavedra, directora general de inversión extranjera en el MINCEX.
Particular importancia ha concedido la AEC a la cooperación en los últimos tiempos, por lo que este será uno de los principales temas a discutir durante la XXII Reunión Ordinaria de su Consejo de Ministros que tendrá lugar mañana en el Hotel Tryp Habana Libre.
Acerca de este asunto, Jorge Chaple Hernández, director de política comercial para América Latina y el Caribe del MINCEX, explicó que los países miembros y asociados de la AEC son el principal destino de toda la colaboración cubana hacia el mundo.
Actualmente, la Mayor de las Antillas tiene en la región más de 31 mil profesionales que laboran en diferentes sectores, el 86 % de ellos en la salud. Otros lo hacen en la construcción, la agricultura, la educación y en la asistencia deportiva y cultural. Uno de los resultados más recientes de este quehacer fue la inauguración el pasado 14 de febrero del Aeropuerto Internacional de Argyle, en San Vicente y las Granadinas.
Asimismo, más de 21 mil estudiantes del entorno AEC se han graduado en Cuba y actualmente se preparan otros tres mil en diferentes especialidades. Haití ha recibido siempre una especial atención debido a los vínculos históricos entre las dos islas y a los eventos naturales que la han afectado en los últimos años.
El intercambio de bienes y servicios en la zona ha crecido con el tiempo. Al cierre del 2016, el 70 % del comercio con América Latina es con naciones que integran la Asociación, con un monto estimado en dos mil 500 millones, afirmó Chaple.
El directivo precisó que entre los 10 primeros socios comerciales se encuentran Venezuela y México, y destacó que más recientemente, Trinidad y Tobago ha crecido en este sentido.
Cuba exporta a la región mercancías de la biotecnología y la medicina, palanquillas de acero, tabaco, ron, entre otros, y recibe combustibles, herbicidas, alimentos y productos para la industria. Todo esto se sostiene sobre acuerdos firmados con el Caricom, así como otros bilaterales con casi todos los países del territorio. En la actualidad se avanza en pactos similares con República Dominicana y Honduras.
Rivas Saavedra, por su parte, explicó que el evento celebrado en La Habana (la I Conferencia de Cooperación de la AEC) y la revitalización que vive la organización permiten pensar en alianzas de beneficios compartidos. Un ejemplo de ello sería el turismo multidestino frente a otros modelos que refuerzan la rivalidad de esa industria en el área.
Oscar Pérez-Oliva Fraga, director de evaluación de negocios de la Oficina de la Zona Especial de Desarrollo (ZED) Mariel, destacó que de los 24 usuarios aprobados para la inversión en el sector A (el único explotado hasta el momento), tres pertenecen a países miembros de la Asociación caribeña.
Reiteró que la ZED está concebida a largo plazo, cuenta con un puerto de aguas profundas y 465 km2 de territorio, en su mayoría carentes de infraestructuras. El Estado cubano invierte 300 millones de dólares anuales en el desarrollo de esta área, donde podrían hospedarse algunos de los proyectos económicos soñados por la AEC.