Parafraseando al poeta de guitarra mayor a ella le gusta andar enamorada de la vida, y como todo el mundo algún día salió por la puerta del fondo de la casa, no pisa las flores y cruza la calle por las esquinas y saluda. Ella es Mavel Toirac Suárez.
Cuando se le conoce y conversa, es fácil comprobar el porqué se autodefine como una persona que asume sacrificios y retos, a los que este reportero le suma ternura y belleza.
Joven periodista de 26 años que labora en el telecentro Primada Visión de Baracoa, confiesa que “aunque desde mi experiencia profesional de poco más de 2 años y medio, había dado cobertura a lluvias intensas como las que ocurren en la Villa Primada, nada se compara con la experiencia vivida con el huracán Matthew, el pasado 4 de octubre, y la fuerza de ese monstruo estacionado sobre nuestras cabezas. Ese fue mi bautismo de fuego”.
Oriunda de Baracoa, cuál sería su sorpresa aquella tarde del 5 de octubre, cuando alrededor de las 4 de la tarde, al llegar al hogar de sus sueños de niña y adolescencia, había desaparecido de manera total, y aún sin tiempo para recuperarse de ese impacto tener que volver al telecentro desde donde reclamaban su presencia para hacer un pase telefónico al espacio de la Mesa Redonda. Por suerte su mami Nilvia, como muchos de sus coterráneos se encontraba refugiada en casa de unos vecinos.
La reportera, quien en la actualidad, cursa una maestría en desarrollo cultural comunitario, estudios que combina con el trabajo narrando las tareas de la Recuperación, confiesa que “lo más impresionante junto a la extraordinaria proeza de no lamentar la pérdida de vidas humanas, fue la labor de sus compañeros, damnificados también, y cómo su entregan al compromiso de informar al pueblo que espera nuestras informaciones. Yo como mujer y periodista no puedo hacer menos”.