No hay una fórmula exclusiva para la longevidad saludable —al menos no la he encontrado escrita por ningún sabio—, pero muchas de las personas que han logrado sobrevivir a los 100 años tienen estilos de vida que marcan un derrotero hacia esa suerte de llegar con lucidez e independencia. Las mujeres llevan la vanguardia.
Hilda María Gómez, quien el 21 de diciembre pasado arribó a su centenario, y se mantuvo por unos 75 años trabajando (hasta los 97 que tuvo su única enfermedad: una crisis gástrica) dice que nunca fumó ni tomó bebidas alcohólicas, ni se ha teñido el pelo; no sabe lo que es enemistarse con alguien; se acuesta temprano, se levanta a las cinco de la mañana, y tiene una vida social muy activa, ya sea con tantos amigos y familiares que la visitan o por teléfono.
Es muy presumida y su memoria es prodigiosa, lo que le sirve no solo para llevar su existencia, sino para ayudar a muchos que vienen a preguntarle el nombre o la fecha de nacimiento de otro, de algún suceso o lo que dijeron en el noticiero, y hasta para contribuir con un amigo que escribe un libro de los sobrenombres lugareños.
Siempre se ha alimentado sanamente, pero sin exigencias de dietas “de viejos”: desayuna, almuerza y come —lo mismo que el resto de sus convivientes— y entre cada uno de esos turnos alimentarios, una merienda. “La magia de mis 100 años es tomar un vaso de leche a las tres de la tarde, eso nunca me ha podido faltar”.
Su vida ha transcurrido en el batey del antiguo ingenio San Antonio, hoy Boris Luis Santa Coloma, de Madruga, en Mayabeque, y de joven era quien inyectaba a todos los enfermos de la comunidad a falta de una enfermera. Hizo labores domésticas, luego pasó a trabajar en esa industria lavando las toallas del laboratorio y desde antes del triunfo de la Revolución, se desempeñó en la casa de visita del central hasta su retiro.
Tiene una familia unida, que la cuida, pero ella sigue siendo quien pone el punto a las íes cuando alguno anda con lamentaciones. “Ya he visto ‘irse’ a muchos seres queridos, pero tenemos que seguir en el puesto que nos corresponde. Hay que enfrentar todos los días la suerte de vivir.
“Sí, me siento feliz. He recibido muchos reconocimientos por mi labor: fui de las primeras cincuentenarias del azúcar. Cuando hicieron las actividades para entregarme la distinción, había 72 hombres y yo era la única mujer. También tengo la Jesús Suárez Gayol, por mis 25 años en el sector, y las medallas de la alfabetización, de fundadora de la FMC, los CDR y las MTT”. La edad tampoco le ha impedido algún viajecito por el extranjero. Tiene una sobrina de 94 años; dos hijos, cinco nietos, una tataranieta y otro en camino.
Las mujeres viven más
Algunas fuentes reportan que desde los primeros registros de población aparecidos allá por el año 1500, ya se contaba con una mayor sobrevida de la mujer respecto a los hombres. Esa tendencia continúa mundialmente y hay algunos países donde es más marcada que en otros.
Las japonesas son las más longevas en todo el mundo, seguidas por las chinas y las españolas. En nuestra área geográfica las únicas que superan a las cubanas son las costarricenses.
Cuba, con un alto nivel de envejecimiento y con programas que se encaminan a brindar más salud y calidad de vida, no escapa a esa dinámica: cuando la esperanza de vida promedio al nacer para el común de los cubanos es de 78,45 años, para las mujeres lo es de 80,45, con un diferencial de 3,95 respecto a los varones.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), las tuneras, holguineras, villaclareñas y guantanameras tienen la mayor expectativa de vida al nacer, al superar los 81 años.
De quién es la culpa
Parece que no está probada científicamente la causa que justifique la más larga vida para las del mal llamado sexo débil, aunque disímiles teorías corren por publicaciones investigativas, medios de prensa y redes sociales.
Un estudio presentado en la revista Inmunity & Ageing, sugiere que se debe a que el sistema inmune de las féminas envejece más despacio, mientras otras fuentes advierten que estas tienen vínculos sociales más fuertes, que la menopausia las protege, que su corazón envejese menos pues el de los hombres tiene un descenso considerable de su capacidad entre los 18 y 70 años.
También se atribuye a que las mujeres se cuidan más, y son disciplinadas a la hora de enfrentar cualquier tratamiento para controlar los males de la edad o del cuerpo.
Otra investigación divulgada por el mismo medio detalla que la cantidad de estrógenos las protege de enfermedades cardiovasculares hasta la menopausia, y además su organismo produce más anticuerpos que el de los hombres. Otra de las aristas promocionadas le da mucho valor al hecho de que los hombres fueron educados para realizar trabajos rudos y ser propensos a la violencia, por lo que asumen mayores riesgos laborales y sufren de accidentes en ese ámbito.
Una investigación de la Universidad de Harvard asegura que el apoyo social alarga la esperanza de vida, y en eso las mujeres llevan la voz cantante, pues casi siempre se convierten en sostén de sus propias familias, de colaborar con los vecinos y amigos, y hasta de participar más en labores comunitarias.
Cromosoma X, cromosoma Y
Otra colega ha publicado en un medio digital una razón muy curiosa: “…mientras las mujeres tienen dos cromosomas X, los hombres poseen un cromosoma X y otro Y, lo que quiere decir que si uno de ellos sufre algún tipo de daño, los varones carecen de capacidad para sustituir sus funciones. Esto les convierte en más vulnerables a varias enfermedades”; esta tesis cobró fuerza a partir de 1985 cuando se descubrió la existencia de un gen fundamental para la reparación de errores genéticos en el cromosoma X.
Una de las teorías más recientes, divulgada por científicos de la Universidad John Moores, en Liverpool (Reino Unido), sostiene que el corazón de un hombre de 70 años representa esa edad, pero que en el caso de las mujeres su órgano cardiaco se parece al de una chica de 20 años.
Es extraño que un varón lo reconozca, pero Robert Hummer, director del Centro de Investigación Poblacional de la Universidad de Texas (EE. UU.), asume que las mujeres viven más porque tienen comportamientos más saludables: “Tienden menos a fumar y beber, tomar menos drogas, conducen de forma más cuidadosa y son más apacibles que los hombres”.
En fin, aunque se supone que las causas que hacen a la mujer más longeva son multifactoriales, sería aconsejable valorar el estilo de vida de la centenaria Hilda Gómez, porque muchas de las teorías que sustentan las investigaciones científicas coinciden con su experiencia, con la que ha sido feliz y mantiene una lucidez a prueba del más acucioso de los interrogadores