La Electroquímica: obra de muchos

La Electroquímica: obra de muchos

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La nueva planta de Cloro Sosa  que se construye en Sagua la Grande es una mole de hierro de complicadas tuberías y enormes bases de hormigón. Los hombres con sus grúas llegan casi hasta el cielo para descubrir el nuevo horizonte que se observa desde las alturas.

Guillermo puso la primera piedra, ha ejecutado la cimentación de múltiples objetos de obra de la Electroquímica.

 

Valorada a un costo superior a los 100 millones de pesos, es una de las más grandes y complejas inversiones que se acometen en el país. Su construcción ha requerido de la coordinación de varias empresas y la consumación del movimiento emulativo Por las Sendas del Triunfo.

Los hombres que allí construyen

Guillermo Hernández Torres se siente fundador. Confesó que está a punto de jubilarse, pero no lo hará hasta ver terminada la obra, que llama colosal.  “La he visto crecer, es casi mía, cerqué el área para hacer las facilidades temporales”, afirmó este constructor de cinco décadas de experiencia, uno de los elegidos para realizar el movimiento de tierra en mayo del 2015, de los que inició el montaje de las primeras estructuras metálicas en abril del 2016.

La Electroquímica: obra de muchos
Trabajadores de varias entidades del país colaboran en la obra villaclareña

 

“He estado en otras obras grandes: las primeras vaquerías, las escuelas en el campo, los nuevos pueblos y hasta en el molino de arroz… Pero, como esta, nada”, aseveró convencido.

Guillermo tiene razón, desde la década de los 90 del pasado siglo no se acometía una inversión industrial de tal magnitud en Villa Clara; no obstante, la práctica constructiva está viva en trabajadores como él.

Esta inversión comprende el montaje de alrededor de mil 200 toneladas de estructuras metálicas, la colocación de más de 20 mil metros de tuberías y la instalación de cerca de 267 equipos, tanto dinámicos como estáticos, todos de alta tecnología, además de la construcción civil que incluyó movimiento de tierra, cimentación, redes de drenaje, eléctricas, áreas de almacenamiento, techado, etc. De los 36 objetos de obras a ejecutar tres han sido concluidos, 25 están en el tiempo planificado, en cambio seis presentan atrasos, lo que ha exigido de la colaboración e integración entre distintos ministerios.

“Se considera una obra de muchos, porque intervienen entidades de varios territorios. Son más de 250 trabajadores de varias provincias, entre ellas Camagüey, Holguín, Cienfuegos, Sancti Spíritus, La Habana y, por supuesto, Villa Clara. Se ha organizado el trabajo en dos turnos, incluso, sábados y domingos”, expresó el ingeniero Luis Rodriguez González, coordinador del proceso constructivo.

Carlos Laurencio Nicot, obrero holguinero experto en la instalación de tuberías plásticas, señaló: “Traje hasta aquí la experiencia que acumulé en las obras de Moa, me llevo mucho reconocimiento y el  orgullo de aportar a una industria trascendente”. Mientras Magdul Reyes Ochoa, mecánico de termoeléctrica en Nuevitas, reflexionó: “Es una oportunidad, he aprendido en el montaje de estos equipos”.

La Electroquímica: obra de muchos
La reconversión de la planta Cloro Sosa de Sagua la Grande es una colosal obra industrial

 

Daila Manso Romero, secretaria general del sindicato provincial de la Construcción, reconoció que la emulación ha sido un eslabón decisivo. “Todos emulan, no importa de qué territorio sean. El movimiento Por las Sendas del Triunfo ha dado frutos. Emular aquí es decisivo para motivar y comprometer al obrero. Se implementó entre turnos, entre territorios e individualmente, en la medida en que se realizan los chequeos se comprometen más los colectivos”, concluyó.

Adiós a las celdas de mercurio 

Con cerca de ocho décadas de explotación, la Electroquímica de Sagua la Grande, ubicada en las márgenes del río que da nombre a la ciudad, conocida en sus inicios como la Electroquímica del Caribe y luego como Elquim, se considera una de las industrias más contaminantes del país.

Ha sido también una de las entidades cubanas que más ha sufrido las consecuencias del bloqueo estadounidense, su sostenimiento se debe en gran medida a la iniciativa del movimiento de innovadores y racionalizadores, razones por las que necesitaba una reconversión que la pusiese a tono con la más actual tecnología de la industria química en el ámbito internacional.

Sus producciones, únicas de su tipo en Cuba –cloro líquido, sosa cáustica, hipoclorito de sodio, ácido clorhídrico e hidrógeno–, son estratégicas para el desarrollo industrial de diferentes ramas, también en la elaboración de productos destinados a preservar la higiene, como, por ejemplo, detergente, desengrasante, lavavajillas, ambientador, útiles tanto en lo doméstico como para los servicios, entre ellos acueductos, piscinas, hospitales, escuelas y hoteles.

La inversión incluye una nueva planta para todo el proceso tecnológico centrado en la sustitución de las celdas de mercurio (metal altamente agresivo) por un proceso electrolítico de membranas amigable al medioambiente. Dicha transformación tiene como propósito estabilizar las producciones, reducir los gastos por concepto de mantenimiento, consumo energético y otras pérdidas, se evita la contaminación y la exposición de los obreros a la dañina sustancia.

Roberto: hombre Elquim

Roberto Moya Ruiz, inversionista principal, soñó por más de cuatro décadas con este cambio. Se ha convertido en el hombre Elquim, quien vigila por la perfección de lo que se hace, y aseveró que a pesar de los contratiempos, lógicos por la propia complejidad de la inversión, se llegará al final con calidad extrema y en tiempo.

“La instalación del equipamiento, la concreción de servicios especializados como la protección contra incendios, la climatización, calderas de vapor y bombas, el proceso de prueba de soldaduras, que requiere de equipos de radiografías, demandan de mucha concentración y precisión especial, de ahí que el control y la calidad tienen que tener supervisión diaria”, enfatizó.

Mantener el ritmo constructivo actual

La Electroquímica: obra de muchos
Con cerca de ocho décadas de explotación, la Electroquímica de Sagua la Grande, ubicada en las márgenes del río que da nombre a la ciudad, conocida en sus inicios como la Electroquímica del Caribe y luego como Elquim, se considera una de las industrias más contaminantes del país.

 

Aunque el cronograma constructivo ha sido ajustado por diversas causas, el compromiso es entregar la obra en tiempo y se aprecia un empuje decisivo en los últimos meses.

De forma simultánea se labora en tres frentes de trabajo: el primero encargado de la construcción civil, pintura, canalizaciones eléctricas, colocación de falso techo y tubería. Otro para la cubierta, base de equipos, impermeabilización y albañilería, y el tercero a estructuras metálicas, servicios de las empresas especializadas y el montaje de los sistemas de instrumentación y control.

El momento actual es decisivo; es considerado la ruta crítica porque  contempla la ejecución de la subestación de control, las áreas de tratamiento de salmuela y sosa cáustica, la torre de enfriamiento, área de licuación y compresión de cloro, entre otras. A lo anterior se suma que al proyecto inicial se le realizaron mejoras importantes como incluir la energía renovable y el uso de agua de lluvia a partir de aljibes, que posibilitarán perfeccionamientos ambientales y energéticos al ser instalados paneles fotovoltaicos capaces de generar 500 KW, lo que implica no consumir electricidad de la red nacional e incluso aportar a ella y el aprovechamiento del líquido después de tratado.

No obstante, a pesar de que existe un chequeo riguroso diariamente, optimismo y voluntad, quedan por hacer cuestiones medulares, lo que indica que es necesario tener bien ensamblados todos los eslabones, de lo contrario se pone en peligro el cumplimiento en tiempo.

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