Hassan Pérez Casabona

En honor a la verdad el público estaba ansioso por arropar otra vez, en esa instalación majestuosa que es el Coliseo de la Ciudad Deportiva, a los actuales representantes de la Escuela Cubana de Boxeo.

Los Domadores, bajo la tutela de un prestigioso colectivo técnico que encabeza Rolando Acebal, cumplieron con creces las expectativas generadas y debutaron por todo lo alto en la VII Serie Mundial de Boxeo  (WSB), arrollando literalmente a los Caciques de Venezuela.

Si bien todos los especialistas daban como favoritos a los antillanos antes del gong inicial, ello no le restó emoción al duelo pactado con los morochos, especialmente por dos razones: apreciar el estado de los pugilistas consagrados  y calibrar la forma de otros atletas que cambiaron de división o batallan por establecerse como primeras figuras en su peso.

La prueba vencida con notas sobresalientes en esta ocasión se enmarcó en el formato C1, que incluye los 49, 56, 64, 75 y 91 kilogramos.  Más allá de que los oponentes no están en la delantera planetaria ni mucho menos, ello no demerita el hecho inusual de que los jueces no vieron perder a los de casa ni un solo asalto, actuación que ratifica, en última instancia, el ritmo trepidante de pelea mostrado por todos y la excelente preparación física de quienes se adiestran en el Centro Orbeín Quesada del Wajay.

Entre los más pequeños el jovencito camagüeyano Joahnys Argilagos irrumpió con su tradicional estilo fogoso,  y confirmó el potencial que lo acompaña. Su victoria en el Campeonato Mundial de Doha en el 2015, no es un hecho fortuito y tiene que convertirse en acicate para que escale el sitial más alto en Tokio 2020, superando así el bronce de Río de Janeiro en el verano pasado.

La Atenas de Cuba –identificada en el presente por sus Cocodrilos,  pero tierra de boxeadores extraclases como Andrés  Aldama y Gilberto Carrillo-  descolló en la velada, pues dos de sus hijos complacieron con su desempeño.

Javier Ibáñez, uno de ellos, se mostró seguro de campana a campana en los 56 Kg, una categoría en la que varios hombres aspiran a quitarle la titularidad al cienfueguero Robeisy Ramírez, doble monarca olímpico, y quien por cierto se reincorporó hace algunas jornadas a los entrenamientos.

Andy Cruz, el otro yumurino que se presentó en el recinto de Vía Blanca y Boyeros, pretende ser el rey de los 64 kg, división en la que también sobresale Kevin  Brown. No olvidemos que Cruz nos dio un alegrón con su título en los 56 kg durante los Juegos Panamericanos de Toronto en el 2015, aunque los preparadores se inclinaron después por Robeisy en el plantel a Río, confianza que el chico de la Central Electronuclear de Juraguá reciprocó por todo lo alto con su segunda corona bajo los cinco aros.

El guantanamero Arlen López se es un cinchete desde que venció en la cita del orbe de la capital catarí. En predios cariocas se mostró también intratable y regresó como héroe.  Hoy día, entre otras razones por su pegada demoledora  y la posibilidad real de terminar antes de tiempo, es uno de los muchachos más seguidos por la conocedora afición de casa.

En el  cierre otro guantanamero, este de apellido ilustre, hizo las delicias de los presentes.  Erislandy Savón, en los 91 kg,  se vio superior a Ronald González  desde la arrancada  (no hablo solo de su estatura)  aunque el golpe con el que puso fuera de combate a su rival no parecía con tal potencia. Savón elevó a 22 su cadena de victorias dentro de estas competiciones, evidencia del rigor con que encara cada uno de sus compromisos.

En resumen, los Domadores, actuales campeones de la WSB, lanzaron desde ya su candidatura para la presente campaña. Veremos si los integrantes del C2 exhiben el mismo paso el próximo 17 de febrero, cuando recibamos a los Cóndores de Argentina. Desde ya me atrevo a asegurarlo.