Por: Ariel Pazos Ortiz
El antecedente más lejano que se conoce de la Feria Internacional del Libro en Cuba (FIL) se sitúa entre el 20 y el 27 de mayo de 1937. En esos días actividades similares a las que hoy se realizan en la FIL se desarrollaron en los terrenos de La Punta, parte del malecón habanero y en el Paseo del Prado. Con apoyo estatal, estuvieron involucradas editoriales entonces relevantes como Minerva, La Moderna Poesía, Martí, Económica y Divulgación Literaria. Por su parte, la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, la Revista Carteles, la Colonia Hebrea, entre otras instituciones, también tuvieron su propio stand.
Posteriormente destacaron otras exposiciones y ventas de libros a escala considerable, como las organizadas entre 1949 y 1950 por Raúl Roa y otras personalidades de la intelectualidad cubana.
Tras el triunfo de la Revolución de 1959 el ambiente fue propicio para el fomento de la lectura. La Campaña de Alfabetización y la creación de la Imprenta Nacional, por ejemplo, catalizaron el desarrollo del mercado de libros así como el interés del público por la literatura.
Para 1982 existían adecuadas condiciones desde los puntos de vista editorial y social para la organización de un evento literario de envergadura. La primera FIL fue celebrada entonces en el Palacio de Bellas Artes con presencia de varios países latinoamericanos en calidad de observadores. Ese año inicial estuvo dedicada a los cubanos José Martí y Nicolás Guillén y a Jorge Dimitrov.
Durante sus primeras ediciones era dedicada a algún tema en específico y el lema fue “El libro: fuente de amistad entre los pueblos”. Desde 1982 hasta 1998 la FIL fue efectuada cada dos años. A partir de 1998, siendo México el primer caso, se incluyó un país invitado. En el año 2000 se dedicó a un autor por primera vez, ocasión en que resultó homenajeado Cintio Vitier.
Desde sus inicios, la FIL ha sido un espacio de diálogo de la literatura cubana con la del mundo y entre estas y el público. Los programas del evento incluyen presentaciones de libros, premiaciones, coloquios, homenajes, mesas redondas, conferencias y lecturas, a lo que se suma un complemento artístico con presentaciones musicales, teatrales, danzarias, fotográficas, entre otras.