“México ofrece y exige respeto, como la Nación plenamente soberana que somos”, escribió Enrique Peña Nieto, presidente del país centroamericano en la red social Twitter. Minutos después cancelaba el viaje que tenía previsto a Washington el venidero 31 de enero para entrevistarse con su homólogo, Donald Trump.
La relación entre los dos países, aliados hasta hace unos meses, ha vivido una escalada en sus niveles de confrontación luego que el nuevo inquilino de la Casa Blanca identificara al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN ) -vigente desde 1994 entre Estados Unidos, México y Canadá- como uno de los responsables de la falta de empleos en su país, e insistiera en la construcción de un muro antinmigrantes en la frontera sur, el cual debía ser financiado por el Gobierno de Peña Nieto.
“Si México no está dispuesto a pagar por la pared necesaria, sería mejor cancelar la próxima reunión”, tuiteó Trump el miércoles y explicó que “Estados Unidos tiene un déficit comercial de 60 mil millones de dólares con México. Ha sido un acuerdo unilateral desde el inicio del TLCAN con un número masivo de empresas y puestos de trabajo que se perdieron”.
Ese mismo día el presidente estadounidense firmó dos decretos sobre fortalecimiento de la vigilancia migratoria. El primero establece el inicio «inmediato» de los pasos necesarios para construir un «muro físico» en la frontera.
En declaraciones a TV ABC News, Trump insistió en que México pagará por la gigantesca obra, cuyo costo podría alcanzar hasta los 50 mil millones de dólares, según estimados de diversas fuentes.
Horas después Peña Nieto ofreció un mensaje a la nación: “Lamento y repruebo la construcción de un muro que, desde hace años, lejos de unirnos, nos divide”, afirmó. México no cree en los muros y no está dispuesto a pagarlos, enfatizó y ordenó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que reforzara las medidas de protección de los connacionales. “Los 50 consulados de México en los Estados Unidos se convertirán en auténticas defensorías de los derechos de los migrantes. Nuestras comunidades no están solas. El Gobierno de México les brindará la asesoría legal que les garantice la protección que requieran. Convoco a los legisladores y a organizaciones de la sociedad civil a que sumemos esfuerzos para respaldarlas y apoyarlas”, indicó.
“El flujo, sin precedentes, de inmigrantes ilegales de América Central perjudica a México y a Estados Unidos. Las medidas que adoptamos hoy mejorarán la seguridad en nuestros dos países”, dijo Trump durante el acto de juramentación del nuevo secretario de Estado, John Kelly. No obstante, el Centro de Investigaciones Pew ha sostenido que existe una tendencia a la disminución de la entrada de migrantes a Estados Unidos.
Según la fuente, en el 2014 había unos 11,1 millones de inmigrantes indocumentados viviendo en Estados Unidos, lo que representaba el 3.5 % de la población total. En el 2007 eran alrededor de 12,2 millones, lo cual representaba el 4 % de la población total.
El estudio de Pew refería además que en esas estadísticas el país más representado era México con 5 millones 850 mil inmigrantes ilegales. Le seguía El Salvador con 700 mil; Guatemala, 525 mil; India; 500 mil; Honduras, 350 mil; China, 325 mil; Filipinas, 180 mil; Corea del Sur, 160 mil y Republica Dominicana 170 mil.
Entre 1983 y el 2006, un promedio de 1,2 millones de personas al año fueron capturados tratando de entrar ilegalmente en Estados Unidos. En el 2016 la cifra quedó en algo más de 415 mil, mayormente centroamericanos, que huyen de la violencia y la pobreza de sus países de origen.
Los fondos destinados a la seguridad fronteriza aumentaron de 263 millones de dólares en 1990 a 3,800 millones de dólares en el 2015.