Por Hassan Pérez Casabona

Sancti Spíritus, pueblo noble inmerso en múltiples batallas socioeconómicas, no deja de evocar con cierta nostalgia la etapa en que contó con un trabuco de béisbol, y sin embargo, no pudo alzarse con la corona en nuestra principal justa doméstica. Nadie olvida allí aquel partido rompecorazones, en el que los Cachorros de Holguín los derrotaron en la finalísima de la Serie Nacional del 2002, con cierre espectacular del Oscar Gil propinándole ponche al temido Frederich Cepeda.

Por estos días, no obstante, la afición yayabera está de plácemes con el desempeño de sus gladiadores durante la arrancada del Campeonato Nacional de Lucha, que tiene por sede el bello Ateneo Armando Mestre, de Santiago de Cuba.

Es cierto que en la modalidad clásica, por donde comenzó el torneo, hubo notables ausencias de algunas de nuestras principales figuras, pero ello no empequeñece de ningún modo la faena desplegada por los espirituanos.

En los 59 kg, Javier Duménigo cumplió con lo previsto y se llevó la corona, al vencer en el pleito conclusivo al local Javier Almenares. En bronce quedaron el agramontino  Kevin de Armas y el vueltabajero Carlos de la Guardia. El colectivo de entrenadores  decidió de manera previa que el santiaguero Ismael Borrero, quien se impuso sensacionalmente bajo los cinco aros en Río de Janeiro y en el Campeonato Mundial de Las Vegas, en el 2015,  intervenga en la lid en los 66 kg.

En lo 98 kg,  otro hijo de la tierra del mayor General Serafín Sánchez Valdivia se trepó a lo más alto. Reinier Días, tuvo la mejor competencia de su carrera, relegando al subtítulo al pinareño Juan Conde. Confirmando que el trabajo de los preparadores de la central provincia va en serio, el también espirituano Reinier Monteagudo, ancló tercero, al igual que  el camagüeyano Lesyán Cousin.

En esta división mucho queríamos observar a Yasmany Lugo, quien en los pasados juegos olímpicos impresionó a todos con su presea de plata. Lesiones en los tobillos impidieron que el pinareño saliera esta vez al ruedo.

Miguel Martínez deleitó a sus coterráneos en los 71 kg (otro de los atletas subidos de peso como parte de la estrategia de preparación actual) por delante de Yosvany Peña, de la más occidental de las provincias cubanas. Leandro Almagro, de Villa Clara, y Henry Cuello, de La Habana, retornaron a sus hogares con el metal bronceado.

Antonio Durán desbancó en  los 80 kg a Yurisandy Hernández, en el cierre de la velada. El avileño Héctor Hernández y el yayabero Carlos Rodríguez resultaron terceros.

El certamen, que se extenderá por varias jornadas, es una cita de extraordinaria calidad, habida cuenta de las actuaciones históricas de los gladiadores antillanos en las principales justas del orbe. Téngase en cuenta, por mencionar apenas un dato, que desde Barcelona en 1992 hasta Río de Janeiro, los luchadores de ambos estilos han conseguido, invariablemente, al menos una diadema en cada una de esas convocatorias.

En la Ciudad Condal subieron a lo más alto del podio Alejandro Puerto y Héctor Milián. En Atlanta 1996 y Sídney 2000  Filiberto Azcuy brilló con luz propia. En Atenas 2004 Yandro Quintan se mostró imbatible, mientras que en Beijing 2008,  Londres 2012 y Río 2016 Mijaín López alcanzó la dimensión de extraclase planetario en la disciplina. Borrero, como ya apuntamos, se sumó al alegrón en predios del Corcovado.