Inversión que augura prosperidad

Inversión que augura prosperidad

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La inversión, después de su puesta en marcha, puede reportar una disminución del 50 % del tiempo empleado actualmente en la descarga de un barco. Foto: Agustín Borrego

 

Por Betty Beatón y María de las Nieves Galá

Antes era tan solo un amplio espacio de suelo árido, atrapado entre el mar y los ríos Yarayó y Gascón; ahora es terreno que augura prosperidad. Así lo denota el ir y venir de obreros y especialistas, esos que ya contornean lo que será la nueva terminal multipropósito del puerto Guillermón Moncada de Santiago de Cuba.

Trabajadores chinos y cubanos se unen en una inversión considerada de las más relevantes que se ejecutan actualmente en el país, sostenida con el financiamiento y la asesoría de la China Communications Construction Company Ltd, (CCCC).

El contrato, firmado en el año 2014, comenzó a ejecutarse en junio del 2015. Dicho proyecto está previsto realizarse en tres años, además de contar con dos para rectificar cualquier error o deficiencia durante su explotación.

Con la ejecución, el puerto de Santiago de Cuba podrá recibir buques de entre 20 mil y 40 mil toneladas de capacidad y contará con un equipamiento portuario de tecnología de avanzada. El cronograma de trabajo está previsto en 12 etapas y su terminación se pronostica para el 2018, luego del inicio de los estudios de suelo hace más de un año.

Según declaró el ingeniero Walter Niuvó Medina, director de la unidad básica inversionista, con estas acciones superarán las limitaciones operacionales y podrán contar con una logística que garantice altos rendimientos portuarios.

Superar obstáculos

El proyecto de la terminal portuaria multipropósito Yarayó, del puerto de Santiago de Cuba, se ha diseñado para una capacidad de servicio normal de 565 mil toneladas métricas para diferentes tipos de cargas, ello significa que los rate de descarga se incrementarán de 2 mil 550 a 5 mil.

Para el joven ingeniero Walter esta es una gran responsabilidad. Graduado en el 2008 en la Universidad de Oriente, considera que su paso por el polo turístico de Varadero, en el que se vinculó a trabajar con una empresa mixta francesa, le aportó una significativa experiencia y apreció otro punto de vista en los procesos constructivos.

“Aquí empecé en el 2013 y a principios de noviembre del pasado año se decidió que pasara a este cargo; anteriormente era jefe de Proyecto”, aseveró y añadió que la obra se encuentra en uno de los momentos complejos, pues se realiza la protección costera y el tratamiento de suelos, este último novedoso método de precarga con mechas drenantes por vez primera utilizado en Cuba.

La labor, que se extenderá hasta junio del presente año, tiene como fin mejorar la resistencia y el drenaje de esta zona, tanto en caso de inundaciones como por intensas lluvias o fuertes olas del mar. Para esto se utilizan más de 170 m3 de material de precarga, incluida la conformación de un espesor de 80 cm. Ello precisa de 50 mil m3 del referido árido, así como otros 32 mil para un colchón de grava.

Superar dificultades parece ser cuestión de orden en esta obra que se alza al noroeste de la bahía santiaguera. Más allá de las complejidades con el tratamiento del suelo fue necesario igualmente superar el obstáculo idiomático que significa comunicarse entre chinos y cubanos.

Pero tal barrera también se echó abajo, gracias a la presencia de un traductor nativo de esa nación; y por la disposición de todos de entenderse, de aprender, de dialogar, de intercambiar no solo de trabajo, sino incluso de la vida.

De eso sabe el ingeniero Xu Tiezheng, o mejor dicho, José, como él mismo decidió llamarse para reciprocar los afectos de un colega santiaguero. Natural de Beijing, José, como mismo sucede con algunos de sus coterráneos que por estos días han plantado su vida aquí, “machuca” nuestro idioma y se empeña en aprenderlo mejor con un diccionario en las manos.

Confiesa que le encanta el país, e insiste en decir al pie de la letra: “en Cuba todo muy bien, trabajo aquí bueno, y muchos amigos”.

Al escucharlo la ingeniera hidrotécnica Ileana García Castro, una de las pocas mujeres que a pie de obra impulsan la construcción de la nueva terminal portuaria, no puede menos que sonreír satisfecha. Ella es de las que, en estrecha cooperación con el chino José, laboran en asuntos tan complejos como el tratamiento del suelo o la protección costera en el muelle.

“Esta es una experiencia única en mis 34 años de graduada porque he tenido que enfrentarme a tecnología con la que no había trabajado nunca, son una veintena de objetos de obra que se convierten en un reto. Por suerte existe una excelente relación profesional con los chinos, hay comprensión, apoyo y aprendizaje mutuos”.

Primero el medio ambiente

El ingeniero civil José Antonio García, jefe de Proyecto, tiene a su favor haber permanecido durante dos años en la República Bolivariana de Venezuela y trabajar en Puerto Cabello con esta misma compañía china. Observa con gusto el movimiento que se mantiene en el terreno y está feliz porque “la bahía de Santiago necesita este impulso, así podemos operar con barcos más grandes”.

De acuerdo con sus palabras, los temas medioambiental y contra desastres no escaparon a las previsiones de la inversión. Con rigor se tuvieron en cuenta la alta sismicidad de Santiago de Cuba y el posible embate de fuertes vientos, y otras situaciones vinculadas con el paso de huracanes.

Asimismo se asumió la protección del entorno en el cual se enclava la nueva inversión. Para ese fin se tuvieron en cuenta los criterios de los especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).

“Por ejemplo, todo el material que se está dragando, el cual resulta inservible, se seca y luego se deposita en un área que el CITMA certificó para tal fin. Además tenemos la misión de reponer, en un sitio ya avalado, la línea de manglar costero que tuvimos que eliminar en la zona del muelle”.

En los proyectos de diseño se tuvieron en cuenta normas sísmicas y otras relacionadas con el medio ambiente. El material que se extrae del dragado es colocado en un área previamente autorizada por el CITMA, además, los manglares que tuvieron que eliminarse serán repuestos en otro espacio, según el ingeniero José Antonio.

Asegura él que el reto más grande es cumplir el cronograma establecido. “Los chinos tienen un eslogan: ‘el tiempo es oro’. Quisiera que también fuera un principio para nosotros”.

Para la sostenibilidad del suelo se colocarán 444 mil metros lineales de mechas plásticas para drenes. De igual forma serán hincados 142 pilotes de hormigón. Foto: Agustín Borrego.

 

El ingeniero Walter Niuvó Medina, director de la unidad básica inversionista. Foto: Agustín Borrego

 

Acerca del autor

Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.

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