La inmigración china ha dejado una huella imperecedera en la historia y la cultura de la nación cubana. Las costumbres, las tradiciones, las creencias, que acompañaron a los chinos que, a lo largo del tiempo, llegaron a la isla contribuyeron decisivamente en el proceso de formación de la identidad de la mayor de Las Antillas.
No resulta sorprendente, por ello, el interés que ha despertado en numerosos investigadores el estudio, análisis, valoración, del alcance y trascendencia de los chinos en la vida económica, política y social de la isla desde el arribo a Cuba de los primeros hombres provenientes del lejano y milenario país.
Se incorpora ahora al amplio y variado catálogo editorial dedicado al tema, un nuevo libro, que devela un fascinante y siempre sorprendente universo: Los chinos en La Habana (Editorial Gente Nueva, Colección Conmemorativa 500 Años de La Habana, 2016, 216 pp), de Mercedes Crespo Villate
En veinticinco capítulos, varios anexos y fotografías, este libro, fruto de una acuciosa y documentada investigación, propone una enriquecedora mirada a la génesis y desarrollo del Barrio Chino de la capital cubana, así como a pasajes de la propia historia de la inmigración china en la isla.
A través de las páginas de esta obra, se conocerán, entre otros temas, del teatro, la radio, el cine, las escuelas y el deporte en el Barrio Chino habanero; del Casino Chung Wha y otras sociedades chinas; de las formas de entidades bancarias; de las tradiciones y las festividades; de la masonería, los cultos y las creencias chinas en la Isla.
De enorme interés resulta, por ejemplo, conocer del sincretismo religioso que se presenta entre los chinos de La Habana, como explica Crespo Villate en uno de los capítulos del libro, al referirse a Li Xuan.
Li Xuan, uno de los ocho inmortales, fue sincretizado con Babalú Ayé (para los africanos el padre del mundo) y San Lázaro. Las imágenes de este visten harapos de tela gruesa, son lisiados y llevan muletas; piden limosnas por las calles y gustan de los animales.
Dicen que Li Xuan era un maestro con fortuna que decidió que su alma viajara a las montañas de Huangshan a buscar la verdad. Dijo a sus discípulos que si no regresaba en siete días cremaran su cuerpo. Así sucedió y cuando su alma retornó no tuvo cuerpo, entonces inició la búsqueda hasta encontrar el cadáver de un limosnero, harapiento y lisiado. Pidió a los dioses que lo dejaran buscar otro cuerpo, pero estos le dijeron: «la apariencia exterior no influye, se puede ser celestial si se tienen méritos y virtudes», lo que aceptó.
(…)
Li Xuan es invocado por ancianos desvalidos, estudiantes pobres y padres olvidados. Este culto, aunque no practicado en la actualidad, aún es recordado por los más viejos del Barrio Chino.
Profunda investigadora de la historia y la cultura de varios países del continente asiático, Mercedes Crespo Villate (La Habana, 1943) es autora, entre otros títulos, de Culí, de esclavo a dueño de su destino, Chinos en la tierra del azúcar, Leyendas chinas, Los hijos del sol, Leyendas japonesas y 100 preguntas sobre Japón.
Con Los chinos en La Habana, Crespo Villate enriquece no solo su bibliografía, sino también los estudios que se realizan tanto sobre la inmigración que contribuyó a conformar la idiosincrasia nacional como acerca de la ciudad que, en unos años, celebrará jubilosa su medio milenio de vida.