La normalidad ha vuelto a Cuba luego de las festividades de fin de año y la celebración del Primero de Enero. La familia fue el centro de todos, y cada quien, a su manera, buscó la forma de hacer algo especial. Lo cierto es —y no fue solo mi percepción— que los festejos de los cubanos, en su mayoría, fueron esta vez de manera más callada e íntima. Y es que definitivamente el pueblo respeta el dolor por la pérdida de su querido líder.
Aún con el rocío dejado por el festejo del aniversario 58 del triunfo de la Revolución, el 2 de enero los capitalinos hicieron suyas las calles durante la Revista Militar y Marcha del Pueblo Combatiente, para demostrar al mundo una de las virtudes más grandes que puede exponer una nación: la unidad del pueblo y sus Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Fidel estuvo en la Plaza de la Revolución; su presencia se hizo eterna en la voz de las miles de personas y una juventud comprometida que exclamó: ¡Yo soy Fidel! Ahí se reafirmó que su legado perdurará por los siglos de los siglos entre los cubanos.
Ahora la vida retornó a los centros laborales, espacio esencial para hacer patente el concepto de Revolución expresado por Fidel. Hoy más que nunca la economía y la sociedad lo reclaman.
Tan solo unos días antes de que acabara el 2016, el General de Ejército Raúl Castro Ruz, al clausurar la sesión plenaria del Octavo Período Ordinario de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, alertó que durante el 2017 “persistirán tensiones financieras y retos que pudieran incluso recrudecerse en determinadas circunstancias”.
No obstante, en ese escenario, la economía cubana prevé que el producto interno bruto crezca moderadamente en el entorno del 2 % ante un decrecimiento del 0,9 % en el 2016. ¿Cómo lograrlo? Solo será posible con directivos y trabajadores comprometidos en elevar la productividad y la eficiencia; creando más bienes y servicios, tanto para el mercado nacional como para el externo.
Raúl lo detalló: es preciso, entre otras cuestiones esenciales, “garantizar las exportaciones y su cobro oportuno; incrementar la producción nacional que sustituye importaciones; y no menos importante, reducir todo gasto no imprescindible y utilizar racional y eficientemente los recursos disponibles”.
La industria nacional, incluida la militar, tal como se afirmó en la sesión plenaria de la Asamblea Nacional, está llamada a una contribución especial en la fabricación de piezas de repuesto y otras producciones que hoy dependen de la importación y en lo cual es determinante erogar cifras nada despreciables. Todo lo que se haga con nuestros propios medios será un alivio para la economía. En ese sentido, también debe tenerse en cuenta la contribución que pueda realizar el movimiento de innovadores y racionalizadores. De su ingenio han salido las más increíbles soluciones.
Más de una vez se ha afirmado que en el ahorro el país tiene una fuente principal de divisas. Ahora que estamos empezando el año, esa debe ser la primera mirada en cada puesto laboral. La pregunta es: ¿qué más podemos pretender con lo que tenemos? ¿Cómo lograr un empleo más eficiente de máquinas, herramientas y equipos?
Grande puede ser el apoyo del movimiento sindical en el control y la exigencia hacia el uso eficiente de los portadores energéticos. Hay que evitar por todas las vías posibles el desvío y robo del combustible. El ministro de Economía y Planificación, Ricardo Cabrisas, al intervenir ante los diputados, abordó tan bochornoso asunto, el cual se “ratifica en las estadísticas y controles que se realizan periódicamente, donde se informan municipios que no reportan ventas de combustibles o en cantidades ínfimas en sus servicentros”.
Entre los meses de febrero y marzo, tendrá lugar, en cada uno de los colectivos laborales, la presentación del Plan y el Presupuesto una vez desglosadas las cifras. No puede ser este un proceso formal. Los trabajadores tienen que dominar, conocer, saber cuál es el plan de su entidad; y lo más importante, comprometerse con este. Eso solo es posible si se escuchan sus criterios e ideas y lo fundamental, que se tengan en cuenta.
Nadie podrá gastar más de lo que tiene; pero sí es posible hacer más con lo que cuenta. Será, pues, para los trabajadores cubanos, un año más de desafíos, en un escenario económico tenso, que implica de cada uno entrega y consagración en su puesto laboral.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.