Por Fernando Rodríguez Sosa
«El hombre es un gran trasgresor de la realidad porque no se resigna a aceptarla cuando no satisface los deseos de su imaginación. El títere, portentoso instrumento expresivo, le ha servido para alcanzar y trascender su real dimensión. Portador y perturbador de la sociedad, el arte titiritero devuelve a la escena un pequeño soplo de ese fascinante misterio que es raíz, desde sus inicios, del teatro».
Con tan interesantes reflexiones, Armando Morales, en su conferencia titulada “El títere y el hombre americano”, se dirigía a los participantes del Fórum de Emancipación Cultural en América Latina y el Caribe. Un proyecto inacabado. Capítulo Cuba que, en julio del año 2009, se llevaba a cabo en el Museo de Bellas Artes, en la capital venezolana.
Conferencia que ahora el autor ha incluido en el volumen ingeniosamente titulado Titeriterías (Ediciones Matanzas, Colección Puentes, 2015, 144 pp), en que reúne una veintena de textos, nacidos a lo largo de cuatro décadas de ejercicio intelectual, expresión todos de su pasión, interés y entrega al mágico universo de los títeres.
Aparecen en estas páginas, además de conferencias, ensayos, artículos y reseñas, en que Armando Morales, con acertada e inteligente mirada, indaga, analiza, comenta, reflexiona, sobre figuras y agrupaciones, tendencias y estilos, pasado y presente del arte titiritero, ese que, desde hace varias décadas, le ha preocupado y ocupado.
En Titeriterías, el lector encontrará, entre otros comentarios, los relacionados con la huella de Konstantin Stanislavski en el arte de los títeres, la puesta en escena de El patico feo por el matancero Teatro de Las Estaciones, lo cubano en la poesía del títere Pelusín del Monte y el legado del maestro argentino Javier Villafañe a propósito del centenario de su natalicio.
Actor titiritero, diseñador, pintor, profesor e investigador, fundador y actual director artístico y general del Teatro Nacional de Guiñol, Armando Morales (La Habana, 1940) ha desarrollado, dentro y fuera de la isla, una intensa y fecunda labor creadora, que lo convierten en uno de los más prestigiosos maestros titiriteros de la escena contemporánea.
Es autor de prólogos, de textos en antologías y publicaciones periódicas y de los libros De Vidushaka a Pelusín: el fuego eterno (1998), El títere: el superactor (1998), En la luz o en la sombra: el títere (2002), Títeres: el arte en movimiento (2004), Historia de un muñeco (2009), Maravillas del retablo (2012) y Teatro mambí para niños (2013).
Ahora, con Titeriterías –escribe el dramaturgo Ulises Rodríguez Febles—, Armando Morales entrega «una brújula para desandar el mapa del universo titiritero. Él es el guía, el sacerdote que lo ha visto casi todo y nos enseña, iluminándonos con textos que son ensayos, teoría de una especialidad, testimonio de un arte que conoce, desde el estremecimiento de quien concede vida a lo inerte».
Titeriterías, quién puede dudarlo, es un libro no solo revelador, sino también comprometido. Revelador de esa sabiduría, ese conocimiento, esa experiencia, que Armando Morales ha logrado atesorar durante una espléndida carrera profesional de más de medio siglo. Y comprometido con el antiguo, pero siempre fresco, renovado y enriquecedor, arte titiriterro.