Cargando...
Ramón Barreras Ferrán y Rodny Alcolea Olivares
Cuando pasó el huracán Matthew y llegó la calma, Wilmer Samón Romero dejó momentáneamente el sitio donde estaba evacuado y subió por el mismo trillo de todos los días, loma arriba. No quería creer lo que encontró. Su casa había desaparecido. Solo quedó una pared que había hecho con bloques y mucho esfuerzo personal.
El secretario general de la CTC en el municipio guantanamero de Imías regresó con una carga enorme de desconsuelo y tristeza. “¿Qué me haré ahora?, se preguntó una y otra vez. No encontraba la respuesta.
“El 30 de septiembre por la noche tuvimos aquí un temblor de tierra que se sintió bastante. Parece que de alguna manera promovió la casa y eso facilitó que los fuertes vientos, al pasar el huracán el 4 de octubre, se la llevaran.
“Pero al otro día llegaron compañeros de la dirección provincial de la CTC, quienes junto con los que laboran conmigo, comenzaron de inmediato a apoyarme, y en tres jornadas creamos una facilidad temporal donde mismo estuvo mi casa. Perdimos muchas cosas, pero estamos vivos y eso es lo más importante.
“A pesar de lo que me sucedió nunca me desvinculé de mi trabajo. Me he mantenido atendiendo las tareas que me corresponden, visitando los centros, fundamentalmente los que brindan servicios básicos a la población; conversando con los trabajadores, apoyándolos, dándoles ánimo…, haciendo lo que me corresponde en la etapa de recuperación.
“El municipio tiene alrededor de 4 mil 169 afectaciones en las viviendas. Es muy duro perder la casa, pero también es muy duro pensar en los daños que ocasionó el ciclón en la agricultura y en otros sectores. Este es un municipio eminentemente agrícola y afectó mucho las plantaciones cafetaleras, de cultivos varios y los frutales, los que ni siquiera pudieron cosecharse porque se interrumpieron los caminos de acceso.
“La recuperación marcha con disciplina, exigencia y control, como debe ser. Hoy se respira un ambiente positivo en la población, sobre todo porque se han asignado materiales y ya muchos pusieron el techo o crearon facilidades temporales para vivir. También funcionan centros de trabajo, escuelas, consultorios médicos… El camino será largo, pero ya lo comenzamos.
“Fíjense que en mi ‘nueva casita’ ya tengo electricidad y teléfono. Solo estuvimos incomunicados tres días. Eso es muestra de que avanzamos”.
