Naciones Unidas.- La Misión Permanente de Cuba ante la ONU denunció este martes la vigencia del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la isla por Estados Unidos, pese a las nuevas medidas anunciadas por el presidente Barack Obama para modificarlo.
En una nota de prensa circulada aquí, la sede diplomática calificó de positivo el sexto paquete de acciones emitido por la Casa Blanca, pero insistió en su ‘muy limitada naturaleza’.
Se trata de una directiva que busca abrir transacciones ya autorizadas en anteriores paquetes, manteniendo la prohibición a las inversiones estadounidenses en Cuba -salvo en el sector de las telecomunicaciones-, la estrecha limitación de las exportaciones norteamericanas y la restricción a las importaciones desde la mayor de las Antillas, advirtió.
De acuerdo con la Misión Permanente, tampoco abarca la esfera financiera, al seguir sin cambios la imposibilidad para instituciones bancarias cubanas de abrir cuentas corresponsales en entidades estadounidenses.
‘En general, las nuevas medidas son más beneficiosas para Estados Unidos que para el pueblo cubano. La realidad es que el bloqueo persiste’, subrayó.
Obama anunció el viernes el paquete de acciones, en el contexto del acercamiento entre La Habana y Washington, un proceso activado en diciembre de 2014 que llevó a la reanudación el año pasado de las relaciones diplomáticas y a la firma de más de una decena de convenios en áreas de interés mutuo.
El Presidente, quien culmina en enero su segundo y último mandato, ha admitido el fracaso del cerco impuesto a la isla por más de medio siglo y demandado su levantamiento al Congreso, al cual corresponde ponerle fin, al convertirse en ley en 1996.
Cuba reconoce las decisiones ejecutivas de Obama para flexibilizarlo, pero llama la atención sobre su carácter limitado, a partir de los amplios poderes del mandatario para reducir significativamente el alcance de las unilaterales y extraterritoriales sanciones.
En la nota de prensa de hoy, la Misión Permanente del país caribeño ante la ONU consideró la directiva ‘un paso de avance significativo dentro del proceso de levantamiento del bloqueo y el mejoramiento de las relaciones bilaterales’, al reconocer al Gobierno de la isla como interlocutor legítimo y los beneficios de unos lazos de coexistencia civilizada.
Sin embargo, no oculta el propósito de promover cambios en el ordenamiento económico, político y social de Cuba, ni la intención de continuar desarrollando programas injerencistas, denunció.
El 26 de octubre, la Asamblea General de Naciones Unidas volverá a analizar un proyecto de resolución que reclama el cese del bloqueo.
Desde 1992, el principal órgano deliberativo de la ONU, donde están representados en igualdad de condiciones sus 193 países miembros, ha demandado de manera categórica el levantamiento del cerco, el año pasado con 191 de los 193 votos posibles (solo Estados Unidos y su aliado Israel se opusieron al proyecto).
Al igual que en 2015, el texto de la isla refleja el nuevo escenario bilateral imperante -los progresos en los vínculos La Habana-Washington- pero señala la vigencia de las sanciones de la Casa Blanca, una política contraria a los principios de la Carta de Naciones Unidas y del Derecho Internacional.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, y el canciller, Bruno Rodríguez, han afirmado que mientras exista el bloqueo, el tema seguirá presentándose en la Asamblea General. (Tomado de Prensa Latina)