No hay talanquera que desconozca las huellas de Noel Morales Esquivel en los potreros de la isla de Turiguanó. Él es uno de los hombres que ha cogido la ganadería por los cuernos para darle riendas sueltas al mayor hato de Santa Gertrudis de Cuba y segundo de América Latina, el cual pasta al norte de la provincia de Ciego de Ávila.
El diestro vaquero no ha podido medir con una soga, pero sí con el bolsillo la gestión de la empresa pecuaria genética del lugar donde vive y trabaja hace más de 40 años. Comenzó con 96,00 pesos, subió a 106.00, a 211.00…hasta que se le empezaron a caer peldaños a la “escalera” salarial por el año 2010.
A lo cortico la ineficiencia
Ahora Noel reconoce que aquel fue un mal momento de tránsito por la Empresa Pecuaria Genética Turiguanó. Hace un lustro el renovado Consejo de dirección, junto con sus trabajadores como principales protagonistas, comenzó a amarrar a lo cortico la ineficiencia y a devolverle el legítimo color rojizo a las reses y el verdor a los pastos.
Tan grande, como los sementales vacunos allí, es la modestia del director general de la entidad, quien durante una jornada de recorrido por las instalaciones, prefirió omitir las causas de los gemidos de la economía. Mas, Trabajadores tiró el “lazo” indagador.
Resulta que, cuando Venancio Rodríguez Domínguez agarró las riendas de la entidad, había colapsado la salud financiera. El fondo de salario tenía disponibles solo 167.00 pesos, contra 212 mil a pagar a unos 600 trabajadores en un mes de labor.
Mucho tuvo que cabalgar el ingeniero y su tropa para saldar la deuda de 11 millones de pesos por concepto de crédito bancario vencido. Y en vez de llevar a la zanca pérdidas económicas, avanzan en la actualidad con más de 3 millones 900 mil pesos de utilidades.
“Aplicamos la tecnología ganadera lo más estricto posible”, declara Venancio y argumenta: “No hacemos nada con recuperar el inmueble socio administrativo de una unidad productora y no su baño de inmersión contra las garrapatas, el acuartonamiento, la protección de los pastos, la limpieza de las áreas forrajeras para utilizar las instalaciones con la masa y la carga funcional que llevan”.
Así el colectivo se adelanta al cumplimiento de objetivos del programa nacional de genética a alcanzarse en el 2030. “La edad de incorporación de la novilla aquí es de 19 meses, de un plan de 23, y el peso promedio supera los 345 kilogramos, de 330 previstos”, ejemplifica Rodríguez Domínguez.
Alega que materializan una rotación más ágil del rebaño y argumenta: “En esos potreros hay más de 20 millones de pesos, por lo que se requiere sacrificar los animales en edades tempranas, entre 20 y 22 meses, no en 60 como en etapas precedentes. Por otro lado, el rendimiento de la hembra es superior hoy en su vida útil, aprovechándola hasta el orden de los 11 años”.
Insiste en visitar una unidad vital. “Aquí a los terneros destetados se le hace la prueba de comportamiento, y cuentan con las condiciones idóneas para su desarrollo hasta convertirse en los sementales, que con una edad de 18 meses y unos 400 kilogramos, se venden para la producción de semen en los centros de inseminación artificial del país, pues son ejemplares ideales de la raza”.
Las crías entran a dicha prueba con buena salud. El índice de mortalidad total de la empresa en esta categoría, alcanza el 8 %, resultado acorde con el propósito nacional. Por eso, la gran mayoría de ellos engordan y crecen parejo.
“El ABC de este resultado radica en el acuartonamiento de los terneros separados en grupos, donde hay disponibilidad de pastos y eliminamos el ciclo de los parásitos”, argumenta el médico veterinario Daniel Rodríguez López.
“Si no fuera por estas estrategias, hoy la realidad fuese diferente porque hemos enfrentado una sequía atípica de casi 11 meses que nos obligó a cortar hierba a 82 kilómetros de distancia y elaborar heno en otros municipios, hoy no tenemos animales depauperados”.
Cabalgando hacia la excelencia
Una revolución constructiva tributó no solo al programa de recuperación ganadera, sino también al mejoramiento de las condiciones laborales, mediante labores de reparación y mantenimiento a más de 100 instalaciones pecuarias y de aseguramiento a esta rama, en homenaje a la celebración allí este 3 de octubre, del acto nacional por el Día del Trabajador Agropecuario.
El taller automotor fue totalmente remodelado. José González Teófilo, uno de sus integrantes, opina: “Creamos las condiciones para recibir próximamente tractores, empacadoras de heno y otros equipos nuevos. Quiero destacar que el empleo seguro y el salario motivan a mantener cubiertas las plazas en los diferentes oficios”.
Además, el combinado cárnico, insignia de los ganaderos turiguanenses por su condición de Vanguardia Nacional, viste mejores galas. Dainelis Soto Guerra, su directora, acota que le realizan 131 cortes especiales a la carne de res, la cual es demandada en tal sentido por los polos turísticos Jardines del Rey, Varadero y La Habana.
Dichos cortes le introducen un valor agregado notable a la economía de la empresa. Muy optimista está no solo Julio Chávez, deshuesador y dirigente sindical, pues el salario medio mensual por trabajador es de ¡4 mil 100 pesos! en esa industria.
También Morales Esquivel, quien en tiempo de “vacas flacas” confió en la reanimación de su centro laboral, anda eufórico porque el recinto en el que labora, acogió a los participantes en la VIII edición de la Feria Nacional de Ganado Santa Gertrudis.
Con estos dividendos, y otros datos reservados en la agenda para futuros reportajes, se demuestra que la genética Turiguanó cabalga hacia la excelencia ganadera, aunque Venancio considera que esta condición es aún como un potro cerrero.
“Todavía tenemos reservas de eficiencia en relación con el mejoramiento de los indicadores genéticos, en el empeño por garantizar el desarrollo del ganado Santa Gertrudis en Cuba, propósito que no corre riesgos, pues nuestra entidad muestra estabilidad financiera y recursos humanos muy consagrados”, concluye Venancio y concuerdo que Turiguanó muge feliz.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.