Inconsecuencias

Inconsecuencias

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Foto: www.cubadebate.cu
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Que un ciudadano estadounidense haya sido amenazado en fecha reciente por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (Ofac) con ser sometido a un proceso judicial y estar expuesto a pagar una multa de 100 mil dólares por haber viajado a nuestro país acompañado de otras personas, fue una noticia que, según declaró el canciller cubano Bruno Rodríguez, le causó sorpresa por considerar esa práctica “paradójica con lo que está ocurriendo entre Estados Unidos y Cuba”.

Lamentablemente es uno entre muchos hechos producidos desde diciembre del 2014, cuando se anunció el comienzo del proceso de normalización de las relaciones bilaterales, demostrativos de la discordancia entre la práctica y los discursos por la parte norteamericana.

¿Acaso no es inconsecuente que un Estado cuyo jefe declaró la intención de avanzar hacia el futuro “juntos como amigos, familia, vecinos” haya renovado por un año más la famosa Ley de Comercio con el Enemigo, de 1917, que sustenta el genocida bloqueo a Cuba?

En apenas un año, comprendido entre abril del 2015 —cuatro meses antes de la apertura de la embajada de EE. UU. en La Habana— hasta marzo del 2016, el perjuicio de esta guerra económica, comercial y financiera ascendió a no menos de 4 mil 680 millones de dólares, por no mencionar los colosales daños acumulados durante casi seis décadas de su puesta en vigor.

Esperemos que esa pretendida “buena vecindad” de que habló Obama no esté inspirada en la practicada por el imperio en la isla en los años 30 del pasado siglo, que fue utilizada para subvertir el proceso revolucionario que vivía entonces la Mayor de las Antillas. Pero si así fuese, la Cuba de hoy es muy distinta a la de antaño y la Revolución ha resistido a pie firme los embates del Norte durante más de medio siglo. No obstante, conviene recordar que si bien el imperio ha reconocido el fracaso de su política de aislamiento hacia nuestra patria, no ha renunciado a sus pretensiones históricas de retrotraernos al pasado. Solo ha decidido cambiar los métodos.

La persecución contra los que se vinculan a Cuba no ha cesado. Al presentar ante la prensa el informe sobre el bloqueo, el Ministro de Relaciones Exteriores cubano se refirió al pesado efecto intimidatorio de los 14 mil millones de dólares aplicados como multas, que calificó de récord mundial, durante el período del presidente Obama, fundamentalmente contra bancos europeos y asiáticos.

Las represalias llegan a afectar hasta el ámbito humanitario. Así ocurrió con los Pastores por la Paz. Recientemente les fue comunicado que no podrán seguir operando sin pagar impuestos, como lo hacen otras organizaciones estadounidenses de su tipo, con el argumento de que enviaban mercancías no declaradas a nuestro país, lo cual constituía una violación del mal llamado embargo.

Cuba ha reconocido que las medidas adoptadas por el presidente norteamericano son positivas y van en la dirección correcta, pero resultan limitadas en su alcance y profundidad, por lo que el bloqueo se mantiene en vigor y continúan aplicándose las restricciones que este impone.

Para nadie es un secreto que algunas de esas decisiones apuntan hacia el cambio de táctica a que hemos hecho referencia. No por casualidad se ha enfatizado el ámbito de las telecomunicaciones, en torno al cual, según han declarado desembozadamente los propios voceros del Gobierno estadounidense, la apertura se realiza con fines políticos para cambiar a Cuba.

Algo similar sucede con las intenciones de financiar al sector no estatal de la economía cubana, que fue objeto de especial atención por Obama durante su visita a nuestro país. En él se considera que puede existir un factor de cambio, pasando por alto que su presencia en el escenario laboral del país no ocurre de manera caprichosa, sino está contemplada dentro de la actualización del modelo económico que nos hemos propuesto impulsar.

Ante tales desafíos no nos hemos dejado intimidar.

La disonancia entre el discurso y los hechos se revela también en anuncios que se han quedado únicamente en el pronunciamiento, como el de la autorización para que Cuba pueda utilizar el dólar en sus transacciones internacionales.

El presidente de Estados Unidos posee amplias facultades ejecutivas que le permitirían desmantelar esta criminal política de forma sustantiva, aunque a ella solo puede ponerle fin definitivamente una decisión del Congreso.

La votación casi unánime de la comunidad internacional contra el bloqueo, que tendrá lugar en Naciones Unidas el próximo mes de octubre, será un contundente reclamo a Obama para que haga coincidir su discurso con medidas efectivas para levantarlo.

Acerca del autor

Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …

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