Si tuviera que calificar la conferencia de los sindicalistas de la industria alimentaria y la pesca en La Habana, última con carácter provincial en el país de cara al encuentro nacional en octubre próximo, diría que fue un debate “a camisa quitá”.
Llamó la atención el planteamiento de quienes laboran en Imsa (Industrial Molinera S.A.): “Trabajamos en una empresa mixta y estamos excluidos de los pagos por resultados; tenemos muchos trabajadores con salarios por debajo del promedio al cierre del año anterior en el país, y aunque es un derecho, no se nos aplican artículos de la Ley de Inversión Extranjera que nos beneficiarían”, dijo Amiris Herrera, secretaria general de la sección sindical.
Al respecto María del Carmen Concepción, ministra de la Industria Alimentaria y la Pesca (MINAL), explicó las gestiones realizadas por su organismo para solucionar esas dificultades y pidió a los presentes confianza en que se resolverán los problemas existentes.
El mejor control es el obrero
Y alguien se refirió a los vendedores callejeros, cuentapropistas o no, que venden una excelente galleta con sabor a mantequilla y ya ganaron la apuesta al pan o la galleta dura —o durísima, dirán muchos— que ofertan las unidades estatales. “ ¿De dónde sacan la harina y la grasa que hasta te embarra los dedos?”, se preguntaron.
La respuesta la dio Ángel Cisneros, de la Comercializadora Colmar. “Esas cosas salen de nuestras fábricas —dijo— y no tenemos que preguntar cuándo se va a resolver ese problema, sino qué vamos a hacer los colectivos de trabajadores para acabar con eso”.
Ulises Criollo, secretario general de la sección sindical en la fábrica de galletas Única, recalcó que en su centro tenían mucha galleta almacenada, “pero no se puede comercializar por falta de transporte y no podemos trabajar… Antes había escasez de harina, pero ahora no”. El tema sirvió para una nueva intervención de la titular del MINAL, quien refirió los muchos problemas en las fábricas de galletas de la capital. “Allí había un gran relajo, mucho robo, mala calidad, y por eso desde marzo decidimos que fueran atendidas por la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria, entidad encargada de darles solución a las dificultades que aún allí se manifiestan”, aseguró.
Por su parte, Olga Lidia Moreno, secretaria general del sindicato en la UEB Fernando Chenard Piña, productora de lácteos, explicó la difícil situación en su fábrica desde hace algún tiempo: “Somos un colectivo aguerrido, sin hora para trabajar. Pero recientemente allí ocurrió un hecho delictivo vergonzoso, donde prevalecieron falsos conceptos y muchos se hicieron los ciegos, sordos y mudos. Y las causas no se pueden achacar a bajos salarios, pues los directos a la producción ganan hasta 2 mil pesos mensuales. Hubo falta de moral. Todos los implicados pagaron, incluido el consejo de dirección… Ahora con prevención y control estamos en el camino de resolver”, afirmó.
Iris Quiñones, al frente del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria y la Pesca, señaló la importancia de lo ocurrido en Chenard, y recordó que casos similares han sucedido en varios lugares, “pero aún no hemos podido extirpar ese mal”, resaltó.
“La mejor cámara en una fábrica es el colectivo de trabajadores, el mejor control es el control obrero; hay que pensar más en lo nuestro que en lo mío y saber que quien robe no podrá permanecer, no ya en la fábrica, sino ni en este sector”, destacó al respecto Pedro Díaz Jovel, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Alimentaria y la Pesca.
Sobre la calidad del pan que recibe la población, María Victoria Ramos, directora de la Industria Molinera en el país, refirió que era posible mejorarlo. “Está demostrado que con la harina y el núcleo que reciben las panaderías, es factible mayor calidad”, aseveró.
Cuando defendemos salario, protegemos la economía
Luis Manuel Castanedo, secretario general de la CTC en La Habana, subrayó en la clausura que la esencia del salario está en la lucha por el trabajo. “Al salario la mayor atención, pero partiendo de más producción, productividad y calidad”, sostuvo y agregó que si se trata de riqueza creada hay que hablar de producción física y no de valores. “El pueblo no come valores”, enfatizó.