En su primera presentación en los Juegos Olímpicos, el cubano Leinier Peró (+91 kg) se impuso por votación unánime ante el italiano Guido Vianello.
Sobre el cuadrilátero de la instalación Riocentro-Pabellón 6, el camagüeyano Peró llevó todo el tiempo el hilo de las acciones, garantizando de esa manera continuar dentro del organigrama de competencias.
En la división superpesada, Cuba exhibe una historia de lujo, con los tres títulos consecutivos del inolvidable Teófilo Stevenson en Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, así como la corona del desaparecido Roberto Balado en Barcelona 1992.
El éxito de Peró es el onceno de los pugilistas antillanos, con solo dos derrotas; las de Joahnys Argilagos, que aseguró bronce, y la de Roniel Iglesias, que se fue sin preseas.