Peloteritos cubanos ganan en mundial sub-15 de Japón

Peloteritos cubanos ganan en mundial sub-15 de Japón

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Los cubanos triunfaron en la Copa Mundial Sub-15, escenificada en el Iwaki Green Stadium de Japón, con la presencia de doce naciones.

 

Por Hassan Pérez Casabona

 

La pelota, lo sabemos todos, es pasión para los cubanos. Desde que a mediados de la década del 60 del siglo XIX los hermanos Nemesio y Ernesto Guilló introdujeron la  práctica  de esta disciplina en nuestros predios, (luego de concluir sus estudios en un colegio de  Alabama),  no es posible escribir nuestra historia sin colocar a las bolas y strikes en un sitio privilegiado dentro del imaginario del pueblo antillano.

Desde entonces, lo concerniente a su práctica ha marcado, de una u otra manera, buena parte de nuestro acontecer. Dicho de otra forma, de San Antonio a Maisí, el béisbol desborda lo relacionado a las disciplinas atléticas, para insertarse por completo en lo más hondo de la identidad nacional.

Solo así es posible entender por qué explotamos de alegría con los triunfos del elenco de preferencia en las Series Nacionales,  o con las victorias en la arena internacional, en la misma medida que sentimos el mundo se viene abajo cuando caemos en eventos extra fronteras y la escuadra de nuestra simpatía (Ciego de Ávila, Matanzas, Industriales, Pinar del Río, Santiago de Cuba, Villa Clara, etc.) es doblegada por otro conjunto.

Fue así siempre, tanto en la etapa de la Liga Cubana Profesional, (con Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao en el vórtice, además de las victorias en las Series Mundiales Amateurs), como desde la arrancada de las Series Nacionales, (cuya edición 56 comenzó en una horas) el 14 de enero de 1962.

Nunca podrán olvidarse, en esa línea, las coronas en Quisqueya 1969, con el matancero Gaspar el “Curro” Pérez como bujía; Cartagena 1970, con el espirituano José Antonio Huelga y el resto de títulos universales que sobrevino desde entonces, principalmente con una generación dorada de la que son estandarte, entre muchos, los pinareños Luis Giraldo Casanova, Alfonso Urquiola, Omar Linares, Julio Romero, Rogelio García y Pedro Luis Lazo; los matanceros Wilfredo y Fernando Sánchez y Jorge Luis Valdés, los capitalinos Pedro Medina,  Javier Méndez, Lázaro Vargas, Germán Mesa, Juan Padilla y Lázaro Valle;  los santiagueros Braudilio Vinent y Orestes Kindelán, los villareños Antonio Muñoz, Lourdes Gourriel y Víctor Mesa y el camagüeyano Luis Ulacia.

Ya en el siglo XXI sobresalen las coronas mundiales en Taipéi 2001, (último evento para Linares, Kindelán, Pacheco,  Germán y Ulacia, el más valioso de la justa), La Habana 2003 y Holanda 2005; unida a la diadema en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 –luego de los triunfos en Barcelona 1992 y Atlanta 1996- y la espectacular actuación en el I Clásico Mundial, en el 2006, con un subcampeonato que supo a gloria.

En los últimos años, sin embargo, las cosas no han sido iguales y, producto de múltiples causas-la pérdida de figuras talentosas en primer lugar- dejamos de estar en lo más alto. Incluso a nivel  panamericano, donde hilvanamos una seguidilla de medallas doradas desde la edición de Cali 1971 hasta Río de Janeiro en el 2007, no hemos llegado a la cumbre en las dos últimas justas, finalizando tanto en Guadalajara 2011 como en Toronto 2015, en el tercer escaño.

Es por ello que reconforta enormemente la victoria alcanzada este domingo 7 de agosto en la tercera Copa Mundial Sub-15, escenificada en el Iwaki Green Stadium de dicha ciudad japonesa, con la presencia de doce naciones.

La selección antillana, dirigida por el avileño Gerty Damián Febles Almanza, derrotó en la final a la escuadra local 9×4, verdadera hazaña si se tiene en cuenta que los nipones presentaron una formación altamente calificada, que nos venció en la ronda inicial 4×0.

El torneo, categoría AA de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol (WBSC), agrupó a novenas de China Taipéi, República Checa, Australia,  Venezuela, Panamá, Estados Unidos, Korea, Colombia, México y Nueva Zelanda, además de los  equipos finalistas.

La competencia comenzó el viernes 29 de julio y tuvo un calendario que incluyó  39 partidos. Se jugó una fase inicial en dos grupos de seis conjuntos, que dio paso a la “súper ronda” con media docena de concursantes.

En el choque crucial los nuestros tomaron la delantera en el segundo episodio, debido a cinco inatrapables; ventaja que ampliaron en el cuarto capítulo, suficiente para llevarse el éxito, más allá de que los locales se revelaron en las postrimerías ante el relevista Osdany Rodríguez, al que le conectaron 8 incogibles con tres carreras, si bien consiguió el out 27.

En la apertura, desde la lomita, el conjunto caribeño contó con una joya de Liván Chaviano, al que únicamente le conectaron 5 sencillos, y una carrea sucia, durante 7 entradas y un tercio de labor.

Desde el rectángulo de bateo los cubanitos cayeron con fuerza superior a los tifones que suelen recibir los de la tierra del Sol Naciente, despachando 18 inatrapables a todos los ángulos del diamante.

Comandaron la ofensiva el primera base Loidel Chapellí, de 5-5 y 3 impulsadas; Darián Palma y Franny Cobos, con 3 hits, y Víctor Mesa y Hansel Otamendi con dos.

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A lo largo del certamen Marcos Yaniel Núñez Villanueva se convirtió en sensación, debido a su bateo despiadado. El muchachito promedió 613  (19 hits en 31 turnos), con 7 anotadas, 6 impulsadas, dos dobles, OBP de 698, SLG de 677 y OPS de 1375, casilleros en que prácticamente no tuvo contrincantes en la justa. ¡Sencillamente fenomenal!

Sobresalieron igualmente Chapellí Zulueta, 444 de average, 10 impulsadas y 1028 de OPS;  Darién Castillo, 394, con 13 hits y Víctor Mesa  Ríos, con 375,  9 anotadas, 15 incogibles y 3 impulsadas.

En lo colectivo Cuba promedió 349, con 95 carreras producidas, 38 boletos recibidos,  apenas 27 ponches y11 extrabases; mientras que nuestros  serpentineros trabajaron para 2, 34 de PCL, en 77 entradas, recetando 87 ponches y regalando solo 20 boletos a los adversarios. A la defensa, pese a los errores en el partido final, jugamos para un excelente 988.

En el partido por el bronce Estados Unidos derrotó 8×3 a Panamá.

Esta es la segunda victoria consecutiva de los cubanos en estos eventos, ya que en el 2014, en Sinaloa, también nos impusimos por delante de estadounidenses (les ganamos 6×3 por el oro) y venezolanos. En el 2012, igualmente en predios mexicanos, esa vez en Chihuahua, los venezolanos marcaron la pauta, con Cuba y Taipéi de escoltas.

La veintena de jugadores cubanos contó en el cuerpo de dirección, además del mentor Febles, con Víctor Cuba Rodríguez, Michel Pino Feo, Orbe Luis Rodríguez, Heriberto Corbea y la doctora Eneida Ríos.

El mánager antillano agradeció el apoyo brindado por la representación diplomática antillana, especialmente el embajador Marcos Rodríguez Costa, así como del toletero granmense Alfredo Despaigne Rodríguez, estrella de los Marineros de Shiba dentro de la Liga Profesional, quien visitó a los compatriotas que sueñan desde ya con incluirse en nuestra selección mayor.

Quién sabe a cuántos de ellos veamos en el retorno de la pelota al concierto olímpico, precisamente en Tokio en el 2020, o en el V Clásico Mundial, que tendrá lugar un año después de la cita bajo los cinco aros.

Desde ya estos chicos lanzaron una fuerte clarinada: en el futuro habrá que contar con ellos.

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