Por Hassan Pérez Casabona*
“¿Cómo homenajear a la personalidad más trascedente del siglo XX en América Latina y el Caribe en su 90 cumpleaños? ¿Qué hacer para que las presentes y futuras generaciones profundicen en su pensamiento? ¿Cuál tema abordar de su extraordinaria trayectoria revolucionaria y su prolífera obra? ¿Cómo pudo vencer a un enemigo tan poderoso durante más de medio siglo? ¿Cómo pudo preservar la independencia de la Patria y liderar la construcción del Socialismo junto al pueblo cubano a solo 90 millas de Estados Unidos? ¿Por qué sus ideas han inspirado a millones de personas en el mundo? ¿Quién pudiera ser el autor de ese libro?”
Con esas interrogantes comienza Abel Enrique González Santamaría la introducción a Fidel Castro y los Estados Unidos. 90 discursos, intervenciones y reflexiones, texto presentado en la tarde del miércoles 3 de agosto en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
La obra, bajo el auspicio de la editorial Ocean Sur y en la que el joven intelectual funge como compilador, es “un decantado compendio de mil 546 discursos, intervenciones y reflexiones de Fidel”, que captan la esencia de su pensamiento con relación a Estados Unidos.
En la ceremonia —que hizo parecer pequeña la emblemática Sala Villena de la Uneac, abarrotada de prestigiosos investigadores, diplomáticos, intelectuales y representantes de diversas organizaciones sociales— participaron, entre otras personalidades, Abel Prieto Jiménez, ministro de Cultura; Ángel Arzuaga, vicejefe del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC; Miguel Barnet Lanza, presidente de la Uneac; Ana María Mari Machado, vicepresidenta de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Anpp); Fernando González Llort, Héroe de la República de Cuba y vicepresidente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap); Josefina Vidal Ferreiro y Gustavo Machín, directora y subdirector, respectivamente, de la Dirección General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex); Jennifer Bello Martínez, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria (Feu) y miembro del Consejo de Estado; altos jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (Far) y el Ministerio del Interior (Minint), así como el embajador de Rumanía en nuestro país.
David Deutschmann, presidente de Ocean Sur, confesó su admiración por la obra colosal del Comandante en Jefe, la que se ve reflejada desde varias temáticas en el texto concebido por González Santamaría.
“Este libro, declaró, es en buena medida continuación de la labor desplegada a lo largo de décadas. En los 26 años de Ocean Press, y los 10 de Ocean Sur, hemos divulgado numerosos trabajos sobre la Revolución Cubana. Es más, fuera de este archipiélago, somos la editorial que más hemos dado a conocer el pensamiento de Fidel, con la publicación hasta el presente de 19 libros, en verdad toda una colección sobre su ideario”.
En esa misma línea precisó: “Soy australiano y desde allá sentimos el deber de cumplir con la Revolución Cubana y Fidel. Eso para nosotros es una obligación”.
Sobre este volumen, segundo de González Santamaría que ve la luz con este sello, aclaró que se encuentra en preparación una tirada en inglés, dirigida a Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y otros países, al tiempo que felicitó a quienes trabajan en la oficina de La Habana, “pues prepararon el material en muy poco tiempo”.
Miguel Barnet, autor del prólogo del libro, reconoció la presencia de compañeros muy queridos en el público. “Hay aquí una representación pequeña pero significativa de la Cuba de hoy que ama Fidel”, expresó.
“Leí cuidadosamente el texto y me hizo pensar que pudo tener, en vez de 226 páginas, más de 2260 cuartillas, por la cantidad de valoraciones y análisis de Fidel sobre este tema. En una segunda lectura, sin embargo, me percaté que las que están recogidas son las que necesitaba el gran público. El autor, desde esa óptica, realizó una selección muy rigurosa”.
El poeta, etnólogo, antropólogo y escritor (autor de ese monumento mayúsculo de la denominada novela-testimonio que es Biografía de un cimarrón, cuyo cincuentenario se celebra este año) expresó en el prefacio, bellas palabras sobre nuestro máximo líder. (1)
“Fidel nos enseñó a crecer en ideales que se habían marchitado en décadas de decadencia y politiquería. Rescató para los cubanos la dignidad lacerada y el optimismo perdido en beneficio de actitudes perezosas y cómodas posturas. Fundó con su palabra la conciencia que vence al instinto. Esa gran legión de cubanos de hoy que hemos sido capaces de superar agresiones extranjeras, períodos especiales y lesiones al sentimiento nacional, nos debemos a su magisterio político”.
Específicamente sobre su mirada preclara hacia la nación norteña, Barnet apuntó: “Nadie ha interpretado el peligro de vivir junto a Estados Unidos como lo ha hecho Fidel Castro. Y siempre nos ha advertido de estar alertas ante las fauces del vecino que ahora se define como amigo. Lo hizo en Playa Girón, cuando se adelantó a la invasión; y en la Crisis de Octubre, cuando se opuso a que la Unión Soviética colocase en secreto los misiles nucleares en nuestro territorio. Ve venir siempre los comportamientos del poderoso vecino y de los avatares políticos internacionales.
“En sus intervenciones Fidel siempre respetó al pueblo norteamericano. Nunca predicó ningún género de odios. Basó su conducta en principios y en ideas, y educó al pueblo cubano a tratar con gran respeto a cada ciudadano norteamericano”, a lo que sumó “Fidel tiene en su poder la brújula que marca los acontecimientos y que señala el camino”.
El compilador del volumen, por su parte, recordó con emoción la reapertura de nuestra embajada en Washington, el 20 de julio del pasado año, ceremonia a la que asistieron varios compañeros presentes en la Sala Villena.
“Esa jornada me correspondió intervenir, a instancias del canciller Bruno Rodríguez Parrilla, en uno de los actos que se efectuaron al calor de la actividad principal, después de que lo hicieran Miguel Barnet y Eusebio Leal. Pensando que nos encontrábamos en el entorno de los Juegos Panamericanos de Toronto –como ahora de las olimpíadas de Río de Janeiro- expresé que estábamos en la capital estadounidense para recibir dos medallas de oro: las de Fidel y Raúl, que hicieron posible que anduviésemos hasta allí”.
Sobre la manera en que prepara sus libros, Abel Enrique confesó que “me atrevo a escribir y buscar códigos de comunicación para llegar a públicos diversos, especialmente a los jóvenes”.
Con relación al contexto en que tiene lugar su más reciente investigación aclaró: “Se trata de una etapa compleja que vamos a encarar con nuestro potencial educacional y científico, desde la cultura del diálogo, el debate y la reflexión”.
Refiriéndose al imperialismo yanqui planteó: “Aquel sistema político no ha cambiado en su esencia y naturaleza. Ese poder está concentrado en un 1 % que se alterna en el gobierno, las transnacionales, los tanques pensantes y otras instituciones. Algunos definen dicha manera de rotar el verdadero control de la sociedad, como un mecanismo de `puertas giratorias´”.
El analista relató que, en medio de las sesiones del VII Congreso del Partido, le solicitó a Barnet que redactara el prólogo de una obra que concluye precisamente con las palabras de Fidel en la clausura de dicho evento, el pasado 19 de abril.
“Me motivó el hecho de que el 30 de junio se cumpliría el 55 aniversario de `Palabras a los intelectuales´ y que este 22 de agosto la Uneac celebrará 55 años de fecundo quehacer. Me impactó además la valoración de Miguel de que `Fidel nos enseñó a ganar siempre y a perder solo el miedo´”.
Dijo también que: “Este libro es resultado de un equipo de trabajo. Quiero agradecer asimismo a los compañeros de `Estudios Revolución´ por las imágenes que facilitaron, incluyendo las que se emplearon en las portadillas que preceden las subdivisiones, con los textos del Comandante en las diferentes décadas”.
Hablando acerca de su propia formación, contó: “Crecí en un hogar fidelista, marxista, raulista y revolucionario donde aprendí a defender nuestro proyecto social”, a lo que añadió: “¿Cuánto encierra ser fidelista? Habría que remontarse, respondió, al proceso de formación de nuestra nacionalidad. Hay que meditar en las virtudes que se agrupan y sintetizan en su personalidad. No olvidemos que fue él quien afirmó que la Revolución arrancó el 10 de octubre de 1868”.
Sobre nuestro Héroe Nacional expuso: “Martí se percató de la importancia estratégica de alcanzar la unidad, mediante una organización de vanguardia, el Partido Revolucionario Cubano, que aglutinara los esfuerzos de los patriotas. Él vivió prácticamente durante 15 años en Estados Unidos y tuvo la sabiduría de ir a la génesis de esa sociedad, cuando otros se quedaban exclusivamente en el deslumbramiento”.
Retomando la tesis de que la Revolución tendió a través de los años múltiples puentes para que se produjera relaciones respetuosas entre Estados Unidos y Cuba, leyó un fragmento contenido en su libro, del discurso que pronunciara el Comandante en Jefe durante el almuerzo ofrecido por la Asociación de Editores de Periódicos, en el Hotel Statler, el 17 de abril de 1959, en ocasión de la visita a esa nación, apenas su segundo viaje al exterior luego del triunfo del 1ro. de enero.
“Cuando alguien me preguntó –expuso entonces Fidel- si no veníamos a buscar dinero, de qué manera podía Estados Unidos ayudarnos, contesté: únicamente con un trato justo en materias económicas. En segundo lugar, con una comprensión justa y cabal, porque una comprensión cabal es lo único que necesitamos”.
Resaltó también la significación de apreciar en los medios de comunicación, en los últimos meses, diversos trabajos sobre Fidel, “algo que debemos extender en el tiempo, pues es un demostración de que mantenemos vivo su pensamiento”.
Inspirado en diferentes planteamientos de dos reconocidos profesores de la Universidad de La Habana (los doctores Alberto Prieto Rozos y Thalía Fung Riverón, ambos en el auditorio) expresó: “Fidel le otorgó contenido ideológico a la Revolución y me atrevo a asegurar que, con su teoría y acción, es el padre de lo que hoy denominamos ciencia política revolucionaria con enfoque sur”.
“La Revolución se ha mantenido firme, concluyó, sin hacer concesiones a los principios, los amigos y la solidaridad. Fidel es el gigante que impidió que el `gigante de siete leguas´ tomara a América Latina y el Caribe. Ninguno de los 11 presidentes que ocuparon la Casa Blanca desde 1959 hasta hoy, de Eisenhower a Obama, pudo derrotarlo”.
Miguel Barnet, en el epílogo, dejó constancia que para los más veteranos reunidos allí era emociónate escuchar a un joven hablar con esas convicciones. “Nuestro enemigo histórico pretende confundirnos y llevarnos hacia el abismo. Ese es su delirio, pero no lo lograran jamás porque contamos con hombres como Fernando González, aquí entre nosotros, que jamás se rindió como no lo hará nuestro pueblo”.
González Santamaría (La Habana, 1972), es doctor en Ciencias Políticas, máster en Relaciones Internacionales y licenciado en Derecho. Ha publicado artículos en medios especializados sobre temas de política exterior y seguridad nacional, participando en eventos organizados en Latinoamérica, el Caribe y Estados Unidos.
El pasado 30 de julio, a propósito de la entrega de los Premios David, recibió el carnet que lo acredita como miembro de la Uneac. Es autor de los libros La gran estrategia: Estados Unidos vs América Latina; El destino común de Nuestra América (publicados por la Editorial Capitán San Luis) y Los desafíos de la integración en América Latina y el Caribe, dado a conocer en septiembre del 2015 por Ocean Sur.
*El autor es Licenciado en Historia; Especialista en Defensa y Seguridad Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
1.- Barnet ubica al inicio de sus comentarios (al que titula `En los 90 de Fidel´) un breve poema en el que plasma con fina sensibilidad su admiración por nuestro líder. En esos versos –que comienzan con la palabra Fidel y concluyen con M.B.- afirma “Es cierto que los poetas / atrapan instantes de la vida / y los fijan en la historia / Generalmente el pasado / vago y nostálgico / O el presente inmediato con sus fuegos sutiles / y sus reverberaciones / Pero que difícil atrapar el futuro / y colocarlo para siempre / en la vida de todos los poetas, / de todos los hombres”.